Nos cuenta el Evangelio de hoy:
“Salió Jesús de la casa y se sentó junto al mar. Y acudió a Él tanta gente, que se tuvo que subir a una barca y toda la gente se quedaba en la orilla”
(Mt 13, 1-2).
Ahí te sentaste Señor, toda la gente -la muchedumbre- se quedó de pie en la orilla para escucharte.
Y pensaba en esta iniciativa del Señor, de Jesús, ante la necesidad de la gente (que quizá por poco te aplastaba…) como en otras ocasiones, Señor.
Y tenés esta iniciativa de ponerte un poco más lejos, sentado en una barca, para que todos puedan escucharte. Para mejorar las condiciones de la predicación. Desde ahí te pusiste a hablarles muchas cosas en parábolas.
Quizás ya le había pasado a Jesús en otras ocasiones, que ni siquiera le había podido hablar a la gente porque se amontonaban y le empezaban a pedir curaciones… (me imagino yo).
PLANES FRUSTADOS
Se le pueden haber frustrado un poco los planes de predicación al Señor, a causa de la multitud o por otras causas…
Y, ahora, vemos que improvisa esta solución el Señor “Desde la barca”. Y la gente de pie… Muchos estarían escuchando. Y también podemos fijarnos en este público, que te está buscando a Vos, que está buscando a Dios.
Y, hacen su sacrificio también, se quedaron de pie, probablemente un poco amontonados. Quizá los de más atrás no escuchaban bien. Otros, puede ser que no entendieran las parábolas y se quedaran un poco perplejos.
Y todo esto, nos puede hacer pensar ahora que queremos hacer estos 10 minutos con Jesús, que queremos rezar…
En que también nosotros:
• Que te damos gracias, Señor
• Que tenemos y te pedimos tener, una buena disposición para seguirte
• Para acercarnos a Vos
• Para escuchar Tu palabra
• Para crecer en nuestra vida de hijos de Dios
DIFICULTADES INESPERADAS
Nos podemos encontrar con dificultades un poco inesperadas:
• Que no está todo ahí servido
• Que no hay un programa detallado, exacto, que vaya diciendo qué tengo que hacer a cada momento
• Cuáles son las elecciones correctas que me hacen seguir a Jesús como Él quiere
Nos puede pasar como te pasó a Vos, Señor, en esa ocasión, que hay que improvisar, poner creatividad, hacer lo mejor que se puede hacer. Porque corremos quizá el peligro de ser un poco como perfeccionistas. No sé… Esperar que todo tiene que ser de la manera ideal…
Y entonces, nosotros pondremos ahí nuestros talentos, nuestras capacidades y todo saldrá bien… ¡Y la realidad no es así!
QUERÍAMOS TENER UN PERRITO
Me acuerdo cuando era chico… nosotros, mis hermanas y yo, queríamos tener un perro y mi papá nos decía: – Bueno, habrá que pensar bien, a ver qué raza y a ver de dónde lo sacamos y qué pedigrí y que no sé cuánto… ¡Y nunca teníamos un perro! ¡Terminamos en la calle! Pues… porque la circunstancia esa “perfecta” ¡nunca se daba!
Y en nuestra vida de santidad, en nuestra lucha por ser buenos hijos de Dios, es muy bueno que nos demos cuenta que, en nuestra circunstancia actual, el Señor nos está pidiendo que pongamos todo en juego, -nuestros talentos-:
– Aunque no sea todo perfecto…
– Aunque haya cosas que he intentado y no me salen…
– Aunque ahora estoy con poco tiempo…
– Aunque tengo esta circunstancia de trabajo…
– Circunstancias familiares…
– Circunstancias de pandemia…
¡No hemos de esperar a una situación perfecta para buscar la santidad! Quizá, cómo hacemos también en otros ámbitos, que si uno tiene algo que le apasiona: un deporte o su trabajo mismo… Busca hacer lo mejor, en las circunstancias actuales, reales, a veces acomodándose.
¡HOY! ¡AHORA!
Y es lo mismo en la vida interior. Podemos pensar, ¡Hoy!, ¡Ahora! ¿Me querés, Señor, poniendo todo de mi parte para acercarme a Vos?
– Para que procure buscar la santidad y ver la caridad
– Que no me frene por esas dificultades
– O por el hecho de que no sea todo perfecto, quizá que ya no me gusta -no sé- la misa a la que voy
– No le entiendo, las homilías al sacerdote
– O circunstancias que nos podrían quitar esas ganas de ser santos; porque pensamos que no es todo tan perfecto como debería ser.
Y tenemos que empezar por cada uno poniendo nuestro grano de arena y dar todo, sin esperar la situación perfecta.
A veces decimos: Voy a dedicar tiempo a la oración, voy a poner atención en mi relación con Cristo, en mi santidad, en mi apostolado… Pero en otras circunstancias…. ¡No, Ahora!
¡Ahora! el Señor nos da todo para que podamos corresponder a su amor.
EL EXTREMO OPUESTO
Y, por otro lado, además de “no ser perfeccionistas” ¡No caer en el extremo opuesto! Y, decir:
– Ya que todos tienen defectos…
– Ya que nunca se dan las cosas de manera perfecta…
– Yo tampoco voy a ser perfecto…
– Y voy tirando, así nomás…
– Así nomás en mi caridad…
– Así nomás en mi trato con Dios…
– Así nomás en el cumplimiento de mis obligaciones…
– Así nomás en mi trabajo…
– Así nomás en mi familia…
– Si todo el mundo es imperfecto…
Bueno, que todo el mundo sea imperfecto, no nos tiene que llevar a “hacer chanta” (como se dice aquí en Argentina), “hacer las cosas así nomás”. Acá se dice también: “lo atamos con alambre”, total, funciona.
¡Dentro de nuestras limitaciones, podemos poner lo mejor!
UNA NUEVA CONVERSIÓN
Hoy estaba leyendo un mensaje del prelado del Opus Dei, que escribió el día 17. Habla de la fiesta de mañana (espero no estar haciendo un spoiler de los 10 minutos con Jesús de mañana), la fiesta de María Magdalena.
Pero dice ahí el Padre, que: “Jesús nos invita siempre a una nueva conversión”.
¡Claro! No podemos conformarnos, no ir tirando nomás… Y aunque ya sabemos que no somos perfectos, podemos aspirar a dar lo mejor, ¡A convertirnos!
A hacer un poquito mejor lo pequeño, esas cosas que ya sabemos que no somos tan buenos, sin embargo, no conformarnos, ¡Ahí está el secreto del amor!
Ahí podremos poner en juego todos nuestros talentos, sabiendo que al final lo más importante es nuestro corazón. Que estemos siempre saliendo de uno mismo, procurando amar a Dios y a los demás. No hay mucho más secreto.
PODEMOS DAR MÁS
Pero con ese “sano inconformismo”, que tiene la vida interior. Pues Dios nos conoce, nos da Su gracia y Él sabe que podemos dar más.
Ayúdanos Jesús, a aprovechar las circunstancias presentes, a superar los obstáculos, a no conformarnos. Y aunque no sea todo perfecto, ¡A dar lo mejor que podamos dar, para Vos y para los que nos rodean!
Pidámosle a nuestra Madre, la Virgen, que fue quien hizo rendir sus talentos más que ninguna otra criatura, en unas circunstancias muy normales, donde había a veces imprevistos, donde había dificultades, pero se superaban con fe, con la gracia de Dios.
Excelentes reflexiones, hoy la hice viendo el blog y es de doble impacto. Gracias 10min con Jesús.
Excelentes reflexiones, hoy la hice viendo el blog y es de doble impacto. Gracias 10min con Jesús.