CONVERSIÓN
Comenzamos este primer domingo de Adviento, este tiempo de preparación especial para la llegada de Nuestro Señor Jesucristo.
Es un tiempo duro, es un tiempo en que la Iglesia nos ayuda para que reflexionemos de cómo está nuestra vida, de cómo tenemos que mejorar.
UN ANTES Y UN DESPUÉS
Y te invito a que en este instante en que estamos hablando con Jesús, tomes esa decisión de hacer de este Adviento del 2021, un momento especial, que sea para todos los que escuchamos 10 minutos con Jesús; un momento de conversión, un momento en el que se note un antes y un después.
CONVERTIR NUESTRA ALMA
Porque la conversión está ahí, aunque sea algo pequeño pero vamos a convertirnos y
¿De qué nos tenemos que convertir?
Pues no es que tenemos que convertirnos en millonarios o tenemos que convertirnos en reyes o en sapos. ¡No!, nada que ver.
Tenemos que convertir nuestra alma, porque la Navidad es la llegada de Nuestro Señor Jesucristo.
Y este tiempo de Adviento es nuestra preparación para la Navidad.
Por eso el tiempo litúrgico nos habla de esas dos venidas y de hecho este primer domingo de Adviento; la primera lectura es un libro de Jeremías, antes de que nazca Jesús.
Dice el texto:
“Llegarán los días -oráculo del Señor- en que yo cumpliré la promesa que pronuncié acerca de la casa de Israel y la casa de Judá.
En aquellos días y en aquel tiempo, haré brotar para David, un germen justo y él practicará la justicia y el derecho en el país.
En aquellos días estará a salvo Judá y Jerusalén habitará segura.
Y la llamarán así: “Señor es nuestra justicia”
(Libro de Jeremías 33, 14-16)
Ese es el texto profético de Isaías que Jesucristo hará realidad en su visita a la Tierra cuando nace en Belén y luego especialmente en esos tres años de vida predicando y de vida activa.
Hará realidad estas palabras, «El Señor es nuestra justicia».
NOS CONVIERTEN LAS PALABRAS DE VIDA ETERNA
La gente que vivió en esa época y que conoció a Jesucristo se sintió tocada por Él.
Y todos los que hemos nacido a continuación nos hemos visto también tocados por el Evangelio, por el poder de su doctrina, por esas palabras de vida eterna que a todos nos han ido llegando de una u otra forma.
A través de la Eucaristía, de la misa dominical a la que asistimos, a través de la palabra que escuchamos, ya sea en en estos audios, o que hemos leído o de tantas manifestaciones de nuestra fe en donde la palabra de Cristo bulle.
NUEVA JERUSALÉN, LA JERUSALÉN CELESTIAL
En la que es activa, es importante por lo tanto que tenga cada vez más eficacia en nosotros.
Que nos demos cuenta que la palabra del Señor se ha cumplido, la palabra de Dios, de esa profecía de que aparecería un germen justo, que haría brillar Jerusalén se ha cumplido y la nueva Jerusalén es la Jerusalén celestial.
Y por eso tiene sentido el tema de la conversión, porque tenemos que prepararnos para esa Jerusalén, tenemos que prepararnos para dar ese salto.
GANARNOS LA VIDA ETERNA
Por lo tanto, no es lo más importante lo que sucede en esta vida.
A veces conversando sale esta idea, de que a fulano y mengana les va bien o les va mal en esta vida.
Y la verdad es que es bastante relativo que te vaya bien o que te vaya mal, porque en realidad lo único importante es ganarse la vida eterna.
Ya puede el hombre ganar todo en esta vida que si pierde la vida eterna, perderá realmente todo, lo que realmente importa.
Por eso Señor Jesús, ahora que estamos conversando, queremos aprovechar este adviento para prepararnos de buena forma, para dar ese salto de calidad.
Para dejar las cosas que nos separan de Ti.
Donde sea: si tengo mal carácter, evitar tener explosiones o decir cosas hirientes a los demás; si soy pusilánime, intentando pedirte fuerzas para hacer las cosas con decisión; si soy un poco perezoso, pues metiendo un poco más de ganas y de actividad; si soy un poco que tiendo a la impureza, cortando radicalmente esas cosas, quitando tal vez Instagram, Facebook de mi de mi teléfono.
TIEMPO PARA PREPARARSE
Cada uno tiene que ir buscando estas formas de que haya una real conversión, porque sin conversión nos quedamos dónde estamos.
Por eso la Iglesia nos propone estos tiempos, igual que el de Cuaresma.
El tiempo de Adviento es un tiempo fuerte en dónde nos llama la atención, en donde nos dice:
¡Conviértanse!
Está preparándose el Salvador y este tiempo de Adviento, estos primeros días, hasta 17 diciembre, de lo que se nos habla es de la segunda venida del Señor.
Por eso el Evangelio de San Lucas, que es lo que leeremos en la misa de hoy, habla de que
“Habrá señales en el sol, en la luna, en las estrellas; y en la tierra, los pueblos serán presa de la angustia ante el rugido del mar y la violencia de las olas. Los hombres desfallecerán de miedo por lo que sobrevendrá al mundo, porque los astros se conmoverán. Entonces se verá al Hijo del Hombre venir sobre las nubes lleno de poder y de gloria.
Cuando comience a suceder esto, tengan ánimo y levanten la cabeza, porque está por llegarles la liberación”.
NOS LLEVAMOS LOS MÉRITOS QUE HAGAMOS EN LA TIERRA
Señor Jesús, hoy escuchamos este texto que tú dijiste nos removemos y te pedimos que tengamos esta convicción de que el mundo se va acabar y de que empezara el Reino de los Cielos.
Y realmente lo que tengamos nosotros acumulado en mérito de buenas acciones, de lucha contra los defectos, de esfuerzos por ser mejores personas, de darte gloria aquí Señor en la tierra, eso será lo que cosecharemos en el Cielo, lo único que nos llevaremos.
LO QUE ME DEBE IMPORTAR ES GANARME EL CIELO
A veces nos da la impresión de que tenemos que hacer muchos esfuerzos en esta vida por vivir con salud, por tener medios, por tener como asegurado el futuro, cuando lo que nos debería realmente importar es tener asegurado el más allá, el Reino de los Cielos.
Y justamente estas son las cosas que nos mueven a pedirle a Dios que nos cambie este chip que a veces podemos tener en la cabeza.
SAN ANTONIO DE PADUA
Hay un santo, San Antonio de Padua, que escribe un libro.
Él es del 1225 o 1230 más o menos y que escribe un libro que se llama: “Sermones sobre el domingo y las fiestas de los santos” y habla justamente sobre las dos venidas del Señor. te leo un texto de ese de ese libro, porque me parece muy interesante:
«De la primera venida, Isaías habla en estos términos, «¡Despierta, despierta, revístete de poderío, oh brazo del Señor! ¡Despierta como en los días de antaño, en las generaciones pasadas! ¿No eres tú el que partió a Rahab, el que atravesó al Dragón? ¿No eres tú el que secó la Mar, las aguas del gran Océano, el que trocó las honduras del mar en camino para que pasasen los rescatados?»
(Is 51, 9-10).
El brazo del Señor es Jesucristo, Hijo de Dios por quien y en quien Dios ha hecho todas las cosas… Oh brazo del Señor, oh Hijo de David, despierta; ven a nosotros desde la gloria de tu Padre, tomando nuestra carne. Revístete de la fuerza divina para luchar contra «el príncipe de este mundo»
(Jn 12,31)
y para «echar fuera al fuerte», tú que eres «más fuerte que él» (Lc 11,21-22).
Despierta para rescatar al género humano, tal como en los días antiguos liberaste al pueblo de Israel de la servidumbre de Egipto… Tú secaste el mar Rojo; lo que hiciste, lo harás ahora…, tal como has marcado en el fondo del abismo el camino por donde pasan los rescatados.
NOSOTROS TAMBIÉN SOMOS RESCATADOS
Señor Jesús, sabemos que somos también nosotros los rescatados.
Queremos pasar por ese mar rojo y sabemos que es difícil – a veces nos da miedo. Por eso, te pedimos con el corazón que nos ayudes a tomar esas decisiones claves.
De apartarnos del pecado, de permitir el perdón en nuestros corazones, de estar dispuestos a quitar esas cosas que sabemos que nos apartan de Ti, que no te son gratas: el hablar mal de los demás, el tener resentimientos en el corazón, el tener distanciamientos con los que deberíamos estar más pegados.
SAQUEMOS PROPÓSITOS
Eso le pedimos al Señor que nos ayude a quitar, hoy que empezamos esta temporada de adviento.
Te pedimos Señor Jesús que nos ayudes a profundizar en nuestras vidas, a pensar ahora cuando termine este audio.
Piensa a ver qué tienes que cambiar, qué le vas a ofrecer al Señor, algo, no puedes salir de esta meditación, sin ofrecer algo que yo no sé, sólo tú lo sabes.
Sólo Jesús lo sabe y te va a ir diciendo en tu interior, pero eso por favor, ¡Vívelo!
PREPARARNOS COMO LA VIRGEN
Y para que lo puedas sacar adelante, pide ayuda a la Virgen, Ella también se estuvo preparando.
El Adviento de la Virgen fue especial porque ella estuvo esperando a Jesucristo desde que supo de su llegada a través del ángel San Gabriel.
Estuvo esperándolo y seguramente preparándose también interiormente, leyendo más las Escrituras, sabiendo cómo iba a hacer el papel del Mesías. A Ella acudimos hoy para que nos ayude a vivir especialmente este Adviento.
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