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P. Juan Pablo

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FREEDOM

Así como Jesús libró a unas mujeres de espíritus malignos, también nos puede librar a nosotros del egoísmo para vivir una vida de amor al prójimo y así ser felices porque amamos siempre lo que hacemos y viceversa.

Hoy Jesús, estoy especialmente feliz porque no hay trabajo… día festivo en mi país. Celebramos la independencia y, al celebrar esta fiesta, podemos pensar en el tema de la libertad, que es un tema bastante importante.

Podemos pensar en tantas personas que han muerto por la libertad.  Me acordaba de William Wallace, aquel libertador de Escocia, que murió precisamente gritando: “FREEDOM” y así entregó su vida.

Me acuerdo hace varios años que coincidí con el Padre Federico, vivimos juntos algunos años y él que es un gran artista y actor, recitaba uno de los discursos de William Wallace ante el ejército de campesinos que iban a luchar contra los opresores; donde había frases como:

“Puede que nos quiten la vida, pero jamás nos quitarán la libertad”.

San Juan Pablo II

Morir por la libertad es un valor tan grande.  La libertad que uno puede incluso morir por ella, sobre todo para liberar a los demás.

“Al fin de cuentas es lo que Tú Jesús, hiciste: moriste para liberarnos”.

Nos explicas con tu vida cómo la libertad está hecha para el amor.  Dice San Juan Pablo II:

La expresión perfecta de la libertad es la comunión en el verdadero amor.” 

La libertad está hecha para el amor.  Sin amor la libertad no se entiende; sin libertad el amor no puede existir. Es necesaria la libertad para poder amar.

El amor es la perfección de la libertad, su mejor realización y su alimento: cuando más amo, más libre soy.

“Jesús, ayúdame a ser libre de verdad para poder amar. Ayúdame a amar para ser libre.

Al hacerte esta petición podemos pensar: ¿Qué es lo que nos impide ser libres? ¿Cuáles son los obstáculos de la libertad?
En el Evangelio de hoy aparece un obstáculo:

“En aquel tiempo, Jesús comenzó a recorrer ciudades y poblados predicando la buena nueva del Reino de Dios. Lo acompañaban los Doce y algunas mujeres que habían sido libradas de espíritus malignos y curadas de varias enfermedades”

(Lc 8, 1-3).

Ahí está un obstáculo de la libertad: son esos espíritus malignos que son demonios; Satanás y sus espíritus malignos que van por el mundo para la perdición de las almas, que nos tientan, que nos engañan.

El demonio es el príncipe de la mentira.  Las tentaciones siempre nos prometen algo que después no nos dan.  El demonio es un gran mentiroso y, obviamente, la mentira se opone a la libertad.

SI NO HAY VERDAD NO HAY LIBERTAD

Si no hay verdad no puede haber libertad. El demonio nos quiere engañar, muchas veces nos engaña y así nos esclaviza.

Otro obstáculo para la libertad son las pasiones desordenadas, los vicios.  San Juan Pablo II continúa diciendo:

«La expresión perfecta de la libertad es la comunión en el verdadero amor. Ante cada una de las personas humanas, después de esta llamada, se ha abierto el espacio de una decisiva y dramática alternativa: la opción entre una (pseudo) libertad de auto-afirmación, personal o colectiva, contra Dios y contra los demás y una libertad de auto-donación a Dios y a los demás. Quien escoge la auto-afirmación, permanece bajo la esclavitud de la carne, extraño a Dios; quien opta por la auto-donación, vive ya la vida eterna”

 (Juan Pablo II, audiencia 10 de agosto de 1983).

“Que yo Señor elija el amor, no el egoísmo, no la auto-afirmación”.  Uno sí tiene que auto-determinarse pero hacia el amor, hacia la donación y el servicio a los demás.

Estas mujeres que fueron libradas de espíritus malignos por ¿cuál opción optaron? ¿Por la auto-afirmación o por la auto-donación?

El Evangelio continúa:

“… y algunas mujeres que habían sido libradas de espíritus malignos y curadas de varias enfermedades: entre ellas iban María, llamada Magdalena, de la que habían salido siete demonios; Juana, mujer de Cusa, el administrador de Herodes; Susana y otras muchas, que los ayudaban con sus propios bienes”

(Lc 8, 2-3).

Las mujeres que los acompañaban y los ayudaban con sus propios bienes, habían sido liberadas y lo que hacían con esa libertad era: ayudar, servir…

EL SECRETO DE LA FELICIDAD

Amar el trabajo

Hace tiempo oía a alguien decir: «El Secreto de la felicidad consiste en hacer lo que amas y amar lo que haces; o sea vivir en una atmósfera de libertad.

Sin libertad no podemos ser felices.  Si queremos ser felices debemos amar lo que hacemos. ¡Qué padre poder hacer lo que uno ama!

Me gustó la frase. “Hacer lo que amas…”  Es fácil cuando te toca hacer algo que te gusta. Pero a veces no se puede y uno tiene que dedicarse a algo menos agradable.

¿Cómo amar esa actividad? ¿Cómo ser libre haciendo algo que no nos agrada? Mientras eso que hacemos no sea algo malo, es posible aplicar la inteligencia para descubrir el bien que hay detrás, el servicio que se presta a los demás y, por lo tanto, el amor.

Hay trabajos que es fácil darnos cuenta del servicio que prestamos a los demás: un chofer, un cocinero, un maestro, un doctor… que constantemente están atendiendo personas; hay un servicio y está constantemente procurando un bien a los demás.

Pues esas profesiones es muy fácil amarlas porque hay un gran bien que se está haciendo directamente a las personas.

Sin embargo, en otras profesiones también podemos razonar cómo a fin de cuentas las personas se benefician y estamos prestando un servicio a los demás.

“Por eso hoy Jesús quiero que me ayudes a descubrir cómo puedo amar a los demás y qué relación existe entre mi trabajo y el amor; cómo realmente sirvo a los demás y el trabajo que es bueno puedo amarlo, por tanto hacerlo con más gusto.

Amar lo que hago y hacer lo que amo.

Y así haremos mejor nuestro trabajo y estaremos más contentos porque estamos siendo libres en lo que hacemos.

De tal forma que seremos felices cuando hay asueto, cuando no haya trabajo, pero también cuando nos toque trabajar, que es lo habitual.  Rectificando y haciendo oración descubro que mi trabajo es muy bueno y que a través de él puedo encontrar oportunidad de amar y servir a los demás.

Acudimos a nuestra Madre la Virgen para que nos ayude a ser libres en todo lo que hacemos, amar lo que estamos haciendo al descubrir el gran bien que hay detrás.

El encuentro que podemos tener siempre con su Hijo Jesús al servir a los demás.

El amor el buscar el bien del otro.


Citas Utilizadas

1Cor 12, 12-20

Sal 16

Lc 8, 1-3

Juan Pablo II, audiencia 10 de agosto de 1983

Reflexiones

Señor Jesús, ayúdame a ser libre de verdad para poder amar. Ayúdame a amar para ser libre.

 

Predicado por:

P. Juan Pablo

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