LO QUE DESPIERTAS A TU ALREDEDOR
«Un profeta no es estimado en su propia patria»
Hoy el Evangelio de san Juan nos dice esto al comienzo:
«En aquel tiempo, salió Jesús de Samaría para Galilea. Jesús mismo había atestiguado: «Un profeta no es estimado en su propia patria».
Después de esta introducción,
Había un funcionario real que tenía un hijo enfermo en Cafarnaúm.
«Señor, baja antes de que se muera mi niño».
Jesús le contesta: «Anda, tu hijo vive»”
(Jn 4, 43-54).
Yo me quería quedar con ese trocito del Evangelio, solamente con el comienzo: “un profeta no es estimado en su propia patria”.Recordarás que hace una semana más o menos, nos contaba san Lucas que a Jesús lo habían echado fuera de su pueblo, Nazaret. Lo habían llevado hasta un precipicio del monte para despeñarlo.
Jesús, mirándote sorprendí como Tú, que eres el Hijo de Dios, despertaste alrededor odio, tanto odio, envidia ¡te querían matar!
Y dándole vueltas, llevándolo a la oración, quizá el motivo fue que a pesar de lo que esperaban los judíos del Mesías o las expectativas que tenían de Ti.
Tus parientes, las personas de Nazaret, Tú nunca obedeciste a nada más o a nadie más que a tu Padre. Ese seguramente sería el problema.
LA MISMA FÓRMULA
Seguir a Cristo, seguirte a Ti Señor, supone renunciar muchas veces hasta a tener contentos a los hombres. Ignorar las expectativas de las criaturas y no buscar sino solamente la voluntad de Dios. Jesús vino a este mundo a cumplir la voluntad de Dios.
Dice el Evangelio:
“Cuando llegó a Galilea, los galileos lo recibieron bien, porque habían visto todo lo que había hecho en Jerusalén durante la fiesta, pues también ellos habían ido a la fiesta”
Lo recibieron bien, había hecho muchos milagros y había habido muchos signos, se había hablado bien de Jesús pero en algunos lugares no te recibían bien, te recibían con prevención.
Entonces mirando a Jesús, Señor haciendo oración, yo me pongo a pensar, ¿será que cuando Tú llegabas a un lugar ibas prevenido, llegabas prevenido o preguntabas cómo era la gente de ese lugar? ¿a cada lugar llegabas con fórmulas diferentes, dependiendo para ver cómo llegar y causar más impacto y ser más atractivo?
No, Jesús siempre utilizaba la misma fórmula:
“Yo no he venido a que me sirvan sino a servir”
A servir y así manifestaba su amor. Aunque es verdad que se puede servir sin amor, con una actitud meramente altruista.
En cada pueblo, en cada ciudad o aldea a la que llegaba Jesús, Jesús lo daba todo. Y algunas veces ocasionaba envidias, odios, celos, te querían matar, despeñar. Pero Jesús a donde llegaba lo daba todo, todo.
DARLO TODO
Estos días leía una entrevista a uno de los tenistas más veteranos del circuito, Andy Murray, británico. Le preguntan ¿usted juega por algún título, tiene alguna expectativa, quiere llegar al top 10 del ranking, usted se está preparando para algún torneo especial…? Y entonces decía: No, mi única expectativa es llegar a cada partido y darlo todo.
Jesús, Tú no ibas calculando si gustabas, si agradabas a la gente, a los demás, simplemente te dabas todo. Eso, Jesús, es lo que mas atrae a las personas, la autenticidad.
Hace poco mire un documental que se titula: “También vosotros daréis testimonio” (Está en Youtube, lo puedes buscar gratis). Empieza gradualmente el documental, en algún momento aparece un personaje traumatizado en el que le preguntan: “¿Eres cristiano? Sí claro, mira tengo una Cruz. ¿y vas a misa? Sí, sí claro, a misa los domingos. ¿y tú ya hablas a los demás de Dios? Entonces piensa, no, no lo hago ¿y qué estás esperando, cómo lo vas a hacer?”.
Entonces aparecen unas imágenes (un poquito chistosas, divertidas, todo es dramatizado) en donde aparece con una Cruz y se presenta delante de sus amigos con una Cruz y los amigos no le hacen ni caso. Luego dibuja un papel que dice: “Dios te ama” y se lo presenta a los amigos y no le hacen caso.
Al final termina persiguiéndolos: “ yo quiero hablarles de Cristo”. Hay una escena donde aparecen ya sus dos amigos, una pareja, poniéndole atención y la cámara se voltea y es que los tiene amordazados y amarrados y está hablándoles de Cristo, mostrándoles la Cruz.
VIVIR LO ORDINARIO CON AMOR Y AUTENTICIDAD
¿Cuál es el testimonio que quieren los jóvenes ahora? Le van preguntando una serie de personas jóvenes y me parece muy bonito porque van a decir: “yo el testimonio realmente que más aprecio es el de mis papás”; y no porque los papás hagan cosas diferentes o tengan estrategias diferentes de evangelización sino porque siempre están ahí y son auténticos.
Otro joven decía: “ a mí me impresiona mucho el testimonio del sacerdote de mi parroquia ¿y has hablado con él? No. ¿Entonces qué es lo que más te atrae de él, por qué es un buen testimonio? Porque es piadoso, quiere a todo el mundo”.
Nada extraordinario. Cuando lo ordinario se vive con amor y autenticidad, sin postureo ni visajes, la gente que es inteligente, sobre todo los jóvenes, se dan cuenta. Señor, y no hay mucho tiempo, pero las velas que tú enciendes si es tu voluntad, también tú las apagas.
Muchas veces los jóvenes acuden a movimientos religiosos o a retiros, a situaciones que pueden estar un poco en la cresta de la ola, que están de moda. A veces estos jóvenes que atraviesan momentos difíciles, buscan estos movimientos que sí que sirven de impulso, que pueden ser un empujón para sus afectos y sus sentimientos, un retiro, una vela al Santísimo con buena música…
¿Y después qué? Hay que formarse y hay que seguir trabajando, hay que seguir valorando la vida normal, ahí es donde nos espera Jesús y ahí es donde tienen que estar los cristianos, tenemos que estar los cristianos.
EL SERVICIO, VERDADERO TESTIMONIO CRISTIANO
Yo que soy capellán en un colegio de niñas, hay algunas niñas que realmente aparece un poquito por la capellanía o por el oratorio; pero si son inteligentes se darán cuenta de la autenticidad del espíritu cristiano, de la formación que le dan sus profesoras, sus papás, las familias, ahí donde están.
Cómo me gustan, Señor, esos apóstoles que salen poco en el Evangelio, que no fueron tan famosos pero que cumplieron su misión calladitos. Después nos daremos cuenta de quiénes han transformado nuestra vida por un simple acto de servicio, de amor, de sonrisa.
Señor, terminamos este rato de oración. Hace poco leí también en el Breviario: “Brilla ahora para nosotros, como enviado desde lo alto, un tiempo propicio, en el que sanar la tibieza del mundo, con el remedio de la sobriedad”.
Con esa vida vamos a ir cambiando el mundo, la vida normal, ordinaria. Y siendo auténticos testimonios, no porque hagamos cosas que fascinen a los demás o porque tengamos estrategias de comunicación espectaculares o porque seamos unos influencers en medios de comunicación y en redes sociales.
Sino porque demos el auténtico testimonio cristiano que es el servicio, el cariño, la caridad, la atención a todos. Y hay que estar siempre presente.
Señor, agrándanos el corazón para que te podamos encontrar en todas esas personas que son tu imagen. Que seamos allí otro Cristo, el mismo Cristo.