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P. Juan

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UN CAMINITO HACIA LA UNIÓN CON JESÚS Y LA FECUNDIDAD APOSTÓLICA

La semilla de mostaza y la levadura que pasan desapercibidas terminan haciendo la diferencia. Así es el Reino de los Cielos.

UN CAMINO CON HISTORIAS DE ÉXITO

Pienso que a todos nos entusiasma cuando escuchamos contar alguna historia de un proyecto que sale muy bien, que es fecundo. Por ejemplo, de empresas que habitualmente comienzan pequeñas, con alguna idea, con un grupo de amigos, alguien que ve una oportunidad.

Y en muchas ocasiones van adelante y terminan siendo muy exitosas vendiendo sus productos incluso por todo el mundo.

Me acuerdo ahora de la historia del libro de Harry Potter, parece que la autora antes de convertirse en el éxito impresionante que fueron todos sus libros, rebotó con distintos editores que no le aceptaron la idea.

Y finalmente, alguien sí que le dio esa oportunidad y es ahora uno de los libros que más se ha leído.

También pienso en familias, ¡qué alegría! por lo menos en mi experiencia, y cuando uno conoce una familia grande, numerosa en la que hay un ambiente muy bueno y luego que varios chicos van agrandando la familia… y partió de un matrimonio.

Hay como un ambiente especial, cuando Dios bendice la familia con muchos hijos, especialmente una familia cristiana, al menos así lo he vivido yo.

No sé qué te pasará, si tendrás grandes aspiraciones en tu vida, ya sea en lo profesional, social, en las amistades o en la familia. Pero Vos, Jesús, nos decís que el Padre se gloría en que demos mucho fruto.

CAMINO DE FECUNDIDAD APOSTÓLICA

Y hoy, el Evangelio compara al Reino con una semillita de mostaza que es muy chiquita, pero que da lugar a un árbol, en el que anidan muchos pájaros. O un poco de levadura, que se mezcla con la masa y hace que todo eso se fermente y de un pan bueno.

A mí, esa semillita me hace pensar en la vida de los santos; en cómo abren un camino y después mucha gente puede beneficiarse de su experiencia, de su ejemplo.

Ellos inspiran, abren camino, y los que venimos detrás nos podemos refugiar.

Pienso en san Josemaría. Él decía:

«Qué hermoso es plantar árboles que darán sombra a otros que vendrán después». 

Y se refería a materialmente porque también tiene ese sentido espiritual, como sus escritos, su obra y su vida de oración.

El camino de la santidad de lo ordinario fue algo de lo que dio como sombra o albergue a muchas almas después.

Y el ejemplo de la levadura, podemos pensar en los cristianos en el mundo si vivimos nuestra fe, si llevamos paz, podemos contribuir a la convivencia, a que haya un sentido sobrenatural, que no sea todo solo materialista.

Esto es como convertir el engrudo en un pan bueno, que no sea solo agua y harina, sino que esté la levadura y que se convierta en un pan después de cocerlo.

Lo característico de estos ejemplos que nos pone Jesús, tanto la semilla de mostaza como la levadura, es que son pequeños, pasan desapercibidos, nadie daría nada a simple vista por ellos.

Y sin embargo, el fruto que darán después será enorme…
UN CAMINITO HACIA LA UNIÓN CON JESÚS Y LA FECUNDIDAD APOSTÓLICA

SANTA TERESITA DEL NIÑO JESÚS

Esto en particular, nos puede recordar a santa Teresita del Niño Jesús, de quien el Papa escribió hace poco una exhortación apostólica: C´est la confiance.

Esta exhortación es sobre la confianza en el amor misericordioso de Dios. Y ella, que tenía grandes aspiraciones de fecundidad, de santidad, de llevar el amor de Dios a lugares lejanos, donde todavía no se conoce a Jesús; lo hizo por un camino de la pequeñez.

No se apoyaba tanto en sus cualidades personales para tener aspiraciones tan altas. No se apoyaba en sus fuerzas, sino justamente en que pensaba que ella no las tenía, pero confiaba en que Dios podía ser quien suplirá todas esas faltas, todo lo que a ella le faltaba.

Y la puerta para acceder a todos esos dones de Dios, era la confianza en Él, la confianza en su misericordia.

En la Historia de un Alma y se cuenta su caminito de infancia, donde explica que para llegar muy alto, hay un ascensor que son los brazos de Jesús. Y su secreto para ser grande es que hay que permanecer pequeño.

Pequeño en cuanto ser necesitado de Dios. Con mucha confianza en él. No tanto en los propios méritos.

El Papa, en esa exhortación, cita a santa Teresita y dice:

«No necesito crecer, al contrario, tengo que seguir siendo pequeña porque tengo que empequeñecerme más y más. Y así, siendo pequeña, con su confianza audaz, se apoya cada vez más en Dios». 

CAMINO A LA SANTIDAD

Y podemos preguntarnos ahora, “Señor, yo, ¿qué aspiraciones tengo? ¿Tengo aspiraciones grandes que coinciden con las que tenés Vos en el fondo? (…) Que sea cada vez más santo, que me acerque a Vos”.

Piensa en la santidad y también en la fecundidad de ayudar a otras almas, de llevar el Reino de los Cielos. Y, ¿no será soberbia pensar esto? No. Si confiamos en que lo hará el Señor, no. Además, es lo que Vos, Jesús, querés para cada uno de nosotros.

Y podemos pensar también, que si además de tener esas aspiraciones grandes, que coinciden con las que tiene Jesús en su corazón para cada uno de nosotros, si tenemos también esa sencillez de un niño que pide.

Hace poquito me pasó en el colegio, que un chiquito, tendría siete años, y estábamos en un campamento donde había cajas de comida.

Y nos preguntó: —Esto, ¿me pueden dar a mí? Quería chocolates, y más cosas. Y un profe le dijo en chiste: —Bueno, si me das $500. Y le responde el chico: —¿No me pueden dar gratis? Claro, no tenía plata, le tenían que dar.

Y si además de proponernos nosotros la santidad, si lo hacemos apoyándonos en la misericordia de Dios, pensando que somos así de necesitados.

La vida de Santa Teresita transcurrió en condiciones normales. No era alguien que llamara la atención. Después se sorprenderian muchas de sus hermanas en la evocación de sus escritos, de su gran vida interior.

Pero ella murió joven, con veinticuatro años.Y aún así, llegó a ser una gran santa en esa vida ordinaria, en esa vida breve. Y su vida sigue dando frutos. Sigue floreciendo en la Tierra.
UN CAMINITO HACIA LA UNIÓN CON JESÚS Y LA FECUNDIDAD APOSTÓLICA

UNIRNOS CON JESÚS

Y es lo que ella quería, lo que le pedía a Dios, que su Cielo fuera seguir trabajando por las almas en la Tierra, pues tenía un afán tan grande de acercar muchas almas a Dios.

Vamos a pedirle que nos ayude también a nosotros, que en nuestras luchas personales, que podamos ser más niños, más audaces y más confiados en esa misericordia de Dios, que Él nos ayude.

Ayúdanos Madre nuestra, que siempre nos cuidas. Vos que nos facilitas hacernos niños delante de Dios, a que también nosotros aprovechemos este camino recto, este ascensor, éste como atajo para llegar a la santidad.


Citas Utilizadas

Rm 8, 12-17

Sal 67

Lc 13, 10-17

Reflexiones

Señor, ayúdame a confiar plenamente en Tí y en tus caminos. Que viva una infancia espiritual para llegar al Cielo.

Predicado por:

P. Juan

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