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¿Cómo acercarnos a la Virgen? Unámonos a María en mayo.

MEDALLA MILAGROSA

Tomarse un tiempito para Dios

No es fácil, como madre, esposa, trabajadora, estudiante, con todos los sombreros que una se puede poner en el día, poner a Dios siempre en la meta final. Y es que a veces, con el trajín diario, se nos puede pasar recordar todo lo que debemos hacer para agradar a Dios. Podemos hacerlo todo con cariño, pero se nos pasa ofrecer las obras; o cocinas delicioso para la familia, pero no bendecimos los alimentos antes de consumirlos… inclusive puede ser que llegue un domingo, y que por cualquier motivo, ir a misa se nos olvide, o se nos haga imposible…

Pero, yo pensaba que tener a María presente, a nuestra hermosa y buena madre, puede ser más fácil. Y si tenemos a la Virgen, de cajón viene, como en menú de combo, el Hijo también.

El mes de mayo

Y ahora, en este mes de mayo, en el que en muchas partes del mundo celebramos a las mamás y a nuestra Madre del Cielo, podemos proponernos acercarnos a María, para que ella solita, con su cariño y su insistencia, nos acerque Jesús.

Y bueno, lo primero que se me ocurre es encomendarme. Repito una oración que en su momento me la enseñó mi bisabuela, que en paz descanse, y que cada vez que la repito siento que la decimos juntas. Me encomiendo a la Virgen a diario, y es una linda costumbre católica, pero también, es una forma de decirle nuestra Made: “te quiero, acompáname hoy”. Lo he dicho antes, y la verdad que cada vez que salgo de mi casa digo esta oración, en voz alta,e invito a quien esté conmigo a unirse. Mis hijos, de 1 y 3 años ya se la saben y la repiten conmigo. Es esta:

Contigo voy Virgen pura, y en tu poder voy confiado. Pues siendo de ti amparada, mi alma viajará segura, dulce Madre no te alejes. Tu vista de mi no apartes, ven conmigo a todas partes y nunca sola me dejes. Ya que me quieres tanto, como verdadera Madre, haz que me bendigan el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Amén.

Consagración

Un sacerdote que me confiesa regularmente y que me jala las orejas de vez en cuando, me dijo que para comenzar el día en oración no es necesario rezar el Rosario, o tomarse un tiempo en silencio (que como mamá de niños pequeños se me complica mucho), sino que podemos saludar a la Virgen y dedicarle el día.

Entonces, cuando despertamos en casa, en lugar de tomarnos mucho tiempo en silencio o en oración, que se vuelve complicado con todos los quehaceres que tenemos… hacemos una oración corta y bonita que sirve como consagración diaria a nuestra Señora. Es esta:

Oh Señora mía, oh Madre mía. Hoy me ofrezco toda a ti, y en prueba de mi filial afecto te consagro mis ojos, mis oídos, mi lengua y mi corazón. En una palabra todo mi ser, ya que soy toda tuya, oh Madre de bondad. Guárdame y protégeme como cosa y posesión tuya. Amén.

Siempre que la rezo, con mi mente en las palabras que repito y mi corazón con María, pienso que es un gran atrevimiento hablarle así a nuestra Madre. Es que, uso el imperativo “guárdame”, “protégeme”… ¡es una orden! A la Mamá de Dios, imaginen qué osadía tan grande.

Una mamá de verdad

Y es que, así quiere María que la veamos y que la vivamos, como verdadera madre, como cuando somos pequeños y le decimos a nuestra mamá cárgame, abrázame, dame besos. Sí, son órdenes, pero de amor. Y eso es lo que María espera de nosotros. Y es que cuando María está cerca, sentimos a Jesús ahí también, más cerquita todavía.

Su presencia

Pienso que, cuando queremos sentir a alguien cerca, es común tener una foto. Puede ser en un marco en una mesita en casa, o en nuestro celular de fondo de pantalla. Con María tenemos tantas opciones, pero la que más me gusta es la costumbre de tenerla encima de cada puerta de cada cuarto de la casa. Sea que hay 2 cuartos o 10, en cada uno poner a la Virgen encima, y verla al entrar o salir, nos lleva a recordarla.

Y ahí podemos decirle cosas bonitas como “Ave María purísima, sin pecado concebida”, o “Totus tuus”, o cualquier otro piropo que se nos ocurra. Porque ella está con nosotros, y cuando le mostramos cariño se pone feliz y nos trae a Jesús a nuestras vidas.

Otras formas de cariño

Hay otras formas de darle cariños a la Virgen. Podemos rezar el Ángelus a las 12 del día, y hay quienes lo rezan también a las 6 de la mañana y a las 6 de la tarde. Es solo cuestión de ponerse una alarma para recordar hacerlo, y ahora con los celulares las alarmas son muy fáciles de ajustar.

Podemos también rezar el Rosario todos los días, solos o en familia, hay grupos en las parroquias de todo el mundo que se unen para rezar el Rosario en los templos parroquiales con Jesús sacramentado…

En mayo, se acostumbra hacer romerías a la Virgen, podemos ir en familia a un lugar mariano, como una basílica o una gruta, y rezar el rosario juntos… ¡Es que hay tantas cosas que podemos hacer para mostrarle amor y estar unidos a nuestra Mamita Celestial!

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