Reseña:
En este post, Tere Domínguez O. nos comparte sus descubrimientos al prepararse para escribir sobre el Adviento y cómo quiere vivir el camino hacia el nacimiento del Niño Jesús.
Desde que me pidieron escribir sobre el Adviento, período de preparación para celebrar la Navidad, he rememorado esas cuatro semanas previas al nacimiento del Niño Jesús.
El nacimiento
En mis recuerdos siempre ha estado presente el nacimiento de mi niñez. Mi mamá me cedió las imágenes de cerámica del Niño Jesús, la Virgen María, San José y los tres Reyes Magos, y son las que todavía uso en el nacimiento de mi casa. El Niño Jesús no se ponía en el pesebre hasta el 25 de diciembre. Así también se lo enseñé a mis hijos y, además, que San Nicolás era el ayudante del Niño Jesús para que pudiera repartir los regalos a todos los niños de mundo.
Las posadas
Las posadas las recuerdo por primera vez con mis hijos. Se organizaban en la barriada donde todavía vivimos. Disfruté mucho esa época ya que me gusta mucho cantar los villancicos. Además, mis hijos y sus amigos se vestían de pastorcitos, de San José, de los Reyes Magos para los nacimientos en vivo. Fue una época muy linda que espero que ellos también recuerden.
El árbol de Navidad
El árbol de Navidad iluminado forma parte de mis memorias. El de mi infancia, con luces y bolas de colores. Cuando lo puse por primera vez de casada, en el pequeño apartamento en que vivimos los primeros años, la moda era vestirlo de un solo color, con luces blancas, así que recuerdo que esa primera Navidad el árbol estuvo decorado de melocotón. Ya después me he inclinado porque todos los arreglos sean rojos. El contraste con el verde es lo que más me gusta.
Por temas de alergia de mi papá, el árbol en mi infancia fue siempre artificial. Los árboles naturales que recuerdo fueron los que puse ya estando casada, pero tanto a mi esposo como después a mis hijos les provocaba alergias, así que tuve que optar también por los artificiales.
La decoración
Mi mamá siempre decoró la casa de manera muy sencilla: el árbol, la corona en la puerta y el nacimiento. No sé qué me pasó a mí, que cuando nos mudamos a donde vivimos actualmente, decorar la casa de Navidad se tornó casi en una maratón: luces afuera, los pasamanos de las escaleras con guirnaldas, coronas en varias puertas de la casa. Por supuesto, siempre necesitaba ayuda para lograrlo. Con los años se fue convirtiendo más bien en un estrés arreglar la casa para Navidad.
¿Qué es el Adviento?
El Adviento es el tiempo litúrgico que nos prepara durante cuatro semanas para la celebración del nacimiento del Niño Jesús. El término «adviento» viene del latín adventus, que significa venida, llegada. El sentido del Adviento es avivar en los creyentes la espera del Señor.
Algo relevante es que el primer domingo de Adviento coincide con el comienzo del año litúrgico católico.
Al documentarme para escribir este artículo me di cuenta de que lo que hice todos esos años fue decorar mi hogar para la llegada del Niño Jesús, pero no para acoger al Niño Jesús en mi corazón. Me dedicaba a tareas que no abonaban a una espera fructífera de la venida del Niño Dios. Por estar tan ocupada en si se quemaba una extensión de focos, o si hacía falta chocolate o nueces, olvidaba que estábamos en un peregrinar, en camino de presenciar el nacimiento del Niño Jesús.
Adviento en pandemia
El Covid-19 ha cambiado la vida de todas las familias, la forma como conviven y organizan sus hogares. En mi caso, después de todo lo que aprendí sobre este tiempo de Adviento, decidí que no pondría el árbol de Navidad este año. No voy a perder el tiempo sacando todas las cajas que están en esos armarios tan altos en este momento que lo único que quiero es paz en mi vida. No sé qué hubiera hecho si tuviera todavía niños en casa, pero lo que es más importante para mí como símbolo de la Navidad en mi hogar es el nacimiento y decidí que quería que fuera más grande este año y darle mayor relevancia en la casa. Gracias a lo que pude leer sobre este tiempo tan hermoso que hoy inicia, he podido replantearme cómo quiero vivir la Navidad de aquí en adelante.
La Corona de Adviento
Para profundizar en esta preparación, una de las cosas que he decidido hacer a partir de este año es la Corona de Adviento. Se trata del complemento perfecto en las eucaristías de estas cuatro semanas y siento que me hará vivir con mayor intensidad la llegada del Niño Jesús. Las lecturas de las cuatro semanas previas a la Navidad nos permiten prepararnos para la venida del Niño Jesús de tal forma que podríamos obviar todos esos gastos superfluos que son arreglar una casa. Lo que hay que procurar es preparar nuestra alma para esa venida.
Cuando estaba investigando para hacer la Corona de Adviento me encontré con diversas combinaciones de colores de velas. Puede variar su diseño, pero lo importante es que los cuatro domingos del tiempo de Adviento se irán encendiendo gradualmente mientras se hace una pequeña ceremonia en casa.
Ojalá que más personas se motiven a simplemente buscar cuatro velas, organizarlas en algún soporte y disponerse a realizar la ceremonia de encendido cada semana.
A continuación, les hago un resumen de lo que se vivirá estas cuatro semanas que inician hoy, así como lo que significa el encendido de cada una de las cuatro velas de la Corona de Adviento.
Primer domingo de Adviento 29 de Noviembre
Se prende la primera vela de la Corona, como signo de vigilancia y deseos de conversión. En mi país, ese día en misa, se bendicen las Coronas de Adviento. Esa primera semana, las lecturas nos orientarán hacia la espera de la venida gloriosa de Cristo. Invitan a vivir la esperanza en la venida del Señor, pero en todos sus aspectos: su venida al final de los tiempos, su venida en el momento presente, cada día, y su venida hace más de dos mil años.
Segundo domingo de Adviento: 6 de diciembre
Se enciende la segunda vela junto con la de la semana anterior, como signo del proceso de conversión que estamos viviendo. La liturgia también nos invita a estar en vela, a mantener una actitud de permanente conversión. Jesús sigue llamándonos, pues la conversión es un camino que se recorre durante toda la vida. Se insta a confesarnos para estar con el alma limpia para la venida del Niño Jesús.
Tercer domingo de Adviento: 13 de diciembre
Se enciende la tercera vela como signo de espera gozosa, e igualmente las dos velas anteriores. La liturgia de esa semana nos invita a recordar la figura de María, que se prepara para ser la Madre de Jesús y que además está dispuesta a ayudar y servir a quien la necesita como lo hizo con su prima santa Isabel. Por ello, María es figura central de las lecturas, y su espera es modelo de estímulo para nuestra espera.
Cuarto domingo de Adviento: 20 de diciembre
Encendemos la cuarta vela que significa paz, al igual que las otras tres. Las lecturas dirigen su mirada a la disposición de la Virgen María, ante el anuncio del nacimiento de su Hijo y nos invitan a «aprender de María y aceptar a Cristo que es la Luz del Mundo». Como ya está tan próxima la Navidad, nos hemos reconciliado con Dios y con nuestros hermanos; ahora nos queda solamente esperar la gran fiesta.
Camino a Belén
Tuve la fortuna de que una amiga me invitara a participar del retiro taller de adviento “Sal de tu Cielo: 33 días de camino a Belén”. Allí, el padre Guillermo Serra nos invita a escribirle una carta al Niño Dios, la cual iremos construyendo a lo largo del taller. Te invito a que comiences a preparar la tuya preguntándote:
¿qué regalos quiero hacerle este año al Niño Dios?
Cada cual decidirá cómo vivirá su camino, su peregrinar para presenciar el nacimiento del Niño Jesús. Lo que puedo compartirles es que entendí que los adornos de una casa no son lo importante. Lo más importante es cómo adornamos nuestra alma para recibir al Niño Dios en nuestros corazones.
Y tú, ¿cómo vivirás el Adviento este año?
¿Cómo adornarás tu alma para recibir al Niño Jesús en tu corazón?
Me encantó el artículo. Justo este año estoy sin ganas de armar todo, así qué me sentí identificada.
El pesebre lo armare. Pero comenzaré por preparar mí alma como lo sugerido.
Gracias
Fabiana