Hace poco se celebró el día de San Marcos, quien escribió un evangelio breve en el que recoge el anuncio que les hizo Dios a los cuatro apóstoles: «id por el mundo entero y proclamen el evangelio a toda la creación«.
En una de las meditaciones de los diez minutos con Jesús se profundiza al respecto, y se dice que en ese momento los apóstoles no sabían lo que implicaría ir por todo el mundo, pues para Dios no hay límites. Ese anuncio abarcaba a todas las almas y todos los pueblos, a quienes ellos tendrían que anunciar que Dios nos había salvado. Fue lo que hicieron los apóstoles, hombres sencillos, comunes y corrientes como nosotros. Además, Dios dijo que a los que crean les acompañarán estos signos: expulsarán demonios en mi nombre, cogerán serpientes en sus manos, hablarán lenguas nuevas, y si beben un veneno mortal, no les hará nada.
Es innegable que a muchos de nosotros nos gustaría ver estos milagros, pero sabemos que hoy en día no ocurren, salvo en raras excepciones.
Apertura a Dios
En enero de este año se estrenó en Francia la película Garabandal —ya disponible en YouTube—, pero su proyección tuvo que ser suspendida en el resto de los países debido a la pandemia. Sin embargo, durante la Semana Santa se pudo ver sin ningún costo en el sitio oficial de la película. Trata sobre la historia de cuatro niñas a quienes, en 1961, exactamente el 18 de junio, en la aldea de San Sebastián de Garabandal (Cantabria, España), se les apareció un ángel. Fue el inicio de unos acontecimientos que cambiarían radicalmente sus vidas y marcarían a miles de personas.
Durante los días siguientes a la primera aparición, se repitieron las visitas del ángel en el mismo lugar. Ellas se lo comentaron al sacerdote del pueblo, a los encargados de la seguridad, a amigos y familiares, y de día en día se iban multiplicando los visitantes, provenientes de diversos lugares. Muchos creyeron, pero otros las llamaron mentirosas y quisieron hacerlas dudar de lo que veían. Por fin, el 2 de julio, fiesta de la Visitación en aquel entonces (hoy se celebra el 31 de mayo), vieron por primera vez a la Virgen, que se apareció con el Niño Jesús y dos ángeles.
Esas apariciones todavía son motivo de estudios. Cito unas palabras tomadas de esa cinta:
Cuando la Iglesia no sabe con certeza cuál es el origen del suceso, declara que «no consta el origen sobrenatural». Esto no significa que no ha habido aparición, sino que aún no consta, aún no hay certeza… En este estado se encuentra Garabandal.
Regina Fuentes, directora del Centro Rocazul en mi país, amiga y consejera espiritual, validó lo anterior y me dijo que esa era la doctrina de la Iglesia: prudencia, estudio y, a la vez, apertura a lo que vaya sucediendo.
Testimonio de Luz
En Panamá ocurrió hace poco un hecho para el que solo encuentro como explicación la manifestación de Dios. Puede ser que algunos lo crean y otros no, pero decidí que iba a contarlo, con el permiso de mi amigo Jorge Silen.
Jorge es amigo de la familia desde hace más de veinticinco años. Fue nuestro vecino durante su primer matrimonio y vimos crecer a sus hijos. Años después, se casó con Sissy. El próximo 8 de agosto cumplirán diecinueve años de casados. Hemos viajado juntos, estuvimos en la boda de su hija Monique, a quien incluso visitamos juntos en el año 2017, en Savannah, Georgia.
Jorge estuvo sufriendo de dolores de espalda por varios años, y estos se le fueron acrecentando. Se descubrió que el problema era consecuencia de dos discos herniados, conjuntamente con artritis, que a su vez le provocaba dolor en el nervio ciático. A principios de diciembre de 2018, viajó a la Clínica Mayo en Jacksonville, donde le aplicaron una inyección de cortisona en los nervios de la espalda para aliviarlo de su tormento. La última visita de Jorge a la Clínica Mayo fue en enero de 2020. Lamentablemente, en esa ocasión la inyección de cortisona no le alivió los dolores. Por el contrario, aumentaron significativamente. Por ello, los médicos recomendaron hacerle una rizotomía, procedimiento que se iba a realizar el 8 de abril. Obviamente, por la situación de la cuarentena y el covid-19, no pudo ir a la Clínica Mayo.
Mientras tanto, el dolor fue aumentando a tal punto que le costaba levantarse de la cama y caminar. Tres veces al día, Sissy le tenía que poner una crema analgésica en las áreas afectadas. A insistencia de ella, al ver que caminaba con tanta dificultad, compraron una andadera.
El lunes 16 de marzo, Jorge se comenzó a sentir muy mal, y pensó que era el comienzo de un resfriado. El miércoles, como se sentía peor, llamó a la línea de asistencia del covid-19 para saber dónde podría hacerse el examen. Le contestaron que según su domicilio le correspondía ir a una clínica en Santa Ana. Como no tenía fiebre, decidió no ir.
El jueves, Jorge amaneció con mucha dificultad para hablar. Esa noche además le dolía el pecho y no respiraba bien. A la mañana siguiente, se sentía aún peor y estaba muy asustado. Pensaba que tenía el covid-19. Debido a que Jorge y Sissy están en la edad de mayor riesgo, él habló con su hijo Ricky para que lo llevara al Santo Tomás, que es hospital público más grande de mi país.
—»Al verme llegar con esos síntomas —me cuenta Jorge—, los médicos no se me querían acercar. Me mandaron para un cuarto separado de los demás pacientes. Allí estuve varias horas hasta que vinieron a tomarme la prueba del covid-19. Querían que me quedara hospitalizado, pero logré que me dejaran ir a la casa cuando les dije que tenía un cuarto privado en el que podría estar solo».
El día que hablamos en conferencia los tres, Sissy me dijo que esa mañana, antes de salir de la casa, Jorge estaba de mal humor:
—»Se fue sin haber desayunado a las nueve de la mañana y regresó a la casa a las seis de la tarde. Yo estaba muy nerviosa. Llamaba a Jorge y no contestaba. Luego llamaba a Ricky, pero me decía que aún no se sabía qué decisión iban a tomar, ya que debían esperar el resultado del examen. Al regresar a la casa —continúa Sissy— Jorge era otra persona. A pesar de que no había comido en todo el día y de las horas que pasó en ese cuartito del hospital, regresó calmado y muy pensativo, aceptando el hecho de que tenía que mantenerse aislado. Le acomodé el cuarto de visitas, cerré las cortinas, le llevé su comida y se quedó tranquilo. Al día siguiente, entré al cuarto para ver cómo había amanecido y en ese momento lo llamó Ricky para decirle que el resultado de la prueba del covid-19 era negativo. Qué alivio más grande sentí. Después, Jorge me contó con asombro lo que le había sucedido durante la noche».
—»Estuve desvelado hasta aproximadamente la 1:50 de la madrugada —me cuenta Jorge—, cuando de pronto abrí los ojos y vi en la pared, frente a la cama, una cruz desde donde emanaba una energía blanca, brillante, y encima de la cruz había muchas estrellas circulares que destellaban de modo intenso, como si palpitaran. Eran muchas, pero no tapaban la cruz, que sobresalía un poco de la pared y era perfecta. Medía unos dos pies de largo y un pie de ancho. Me levanté sorprendido. Aunque estaba oscuro, la iluminación de la cruz me permitió ver el cuarto y llegar a la ventana para comprobar si aquello provenía de afuera, pero no era así. Luego me senté en una silla frente a la cruz a orar. No sabía qué pensar. Era la experiencia más hermosa que había vivido. Mi primer pensamiento al ver esa cruz luminosa fue: viene el Uber del más allá por mí. Estoy listo para la foto. Me vienen a buscar. Persígnate y prepárate. Luego me volví a acostar y seguí observando la cruz, viva e intensa. A eso de las tres de la mañana desapareció. Al día siguiente, amanecí sin ningún malestar, sin fiebre, podía respirar sin dificultad y el dolor de espalda había desaparecido».
En un mensaje a sus hijos esa mañana, para compartirles lo que le había pasado, Jorge les dijo también que las horas que estuvo en el hospital fueron una experiencia que le llegó a lo más profundo de su alma.
—»Me sentí impactado —dice Jorge—, al estar en el centro de esta pandemia entre médicos, enfermeras y los contagiados. Experimenté una profunda compasión ante los menos afortunados».
Yo me enteré en principio de esta experiencia por Ramiro, mi esposo, quien me la contó sobresaltado. Él y Jorge siempre conversan mucho sobre diversos temas. Tienen también amigos en común. Yo no le puse mucha atención la primera vez hasta que días después me lo explicó con mayor detenimiento. Enseguida le creí. «Si Jorge está compartiendo este evento —me dije— debe ser cierto». No dudé. Jorge siempre ha sido muy reservado con sus asuntos personales.
Ramiro me dijo: «Jorge es un hombre normal, como cualquier otro. Él no podía quedarse con eso dentro porque Dios le estaba enviando un mensaje que tenía que divulgar. Hacerlo muestra su valentía y su carácter».
Por esos días, una de las meditaciones de los diez minutos con Jesús abordaba el tema sobre «dichosos los que creen sin ver» y pensé que quizá Jorge estaría interesado en ella, así que se la envié. Él me respondió enseguida:
—Tere, muchas gracias por las oraciones. Me encantaría conversar con un padre para contarle mi experiencia. Si sabes de alguno y tienes su celular, te agradecería que me lo enviaras.
Y eso hice. También su hijo lo había puesto en contacto con otro sacerdote. Ambos le dijeron que tenían testimonios de muchas personas que han sentido la presencia de Dios, pero ninguno como el suyo. Le pidieron que si podían contarlo y él les dijo que sí.
Yo le compartí también mi experiencia en marzo de 2019, cuando, a raíz de que me diagnosticaran con cáncer de ovario, tuve un encuentro profundo con Dios que cambió mi vida. Pero le dije que no se asemejaba en nada a lo que él había vivido. Lo mío fue un sentimiento. Lo de él había sido una vivencia en vivo y a todo color, como le había dicho uno de los padres con quien habló.
El primer día que conversé con Jorge, estaba también en conferencia Sissy. Ella me dijo que el día que Jorge fue al hospital oró por él. Le pidió a Dios intensamente por un despertar de conciencia. Ella pensaba que Dios había respondido y lo había sanado.
Anunciar a Cristo
Como cristiana que soy tengo la misión de lograr que más personas conozcan a Cristo y se acerquen a Él. Entendí esto hace meses, en una de las tantas guías espirituales que he tenido. Mi escritura es una vía también para compartir la vivencia que tuve de sentir a Dios vivo dentro de mí y de llevar esperanzas a otras personas. Además, publicar Te ofrezco mis puertas ha hecho que me contacten cada vez más personas que necesitan una voz de aliento, un empujón en un momento específico de su tratamiento de quimioterapia. No ha sido fácil. He llorado muchas veces al conocer historias no tan afortunadas como la mía. Pero he entendido que Dios me ha dado la fortaleza para hacerlo. Ramiro se ha preocupado muchas veces cuando me ha visto llorando, pero le digo que no me hace daño. Al contrario, me hace más fuerte. Me lleno de energías y estoy lista para hablar o confortar a alguien. He entendido que esa es mi misión. Así como lo es compartirles este suceso tan hermoso que ha acontecido en medio de la pandemia por el covid-19.
Con su historia, Jorge está anunciando a Cristo, diciendo que está vivo, que confiemos en él. La fe no anula las dificultades, ni los problemas, pero sí los traspasa de luz.
Ahora Jorge ya no tiene ningún dolor en su espalda. Una dolencia que lo acompañó por años ha desaparecido y puede caminar sin ningún problema. Además, está tan feliz que quiere que la mayor cantidad de personas sepan que la cruz y la luz que él vio ese día nos permiten saber que Dios está aquí con nosotros.
Yo me siento afortunada de que él me haya permitido contarles lo que vivió y que este escrito registre su testimonio para que más personas lo conozcan. Para mí, esa vivencia y su recuperación han sido, sin lugar a duda, un milagro.
Para profundizar más del tema escucha esta Meditación P. Ricardo «Yo estaré siempre contigo» La fe en Dios nos lleva a pensar y creer que todo lo podemos con la ayuda de Dios. Simplemente debemos dejar que Él actúe.
Me gustó mucho el artículo, como todo lo que escribe Tere, porque con palabras sencillas y sentidas, nos llega directamente al Corazón y nos acerca Dios. Gracias Tere.