Para Comenzar
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén. Con la intercesión de la Santísima Virgen María, de su esposo San José y de nuestros ángeles de la Guarda, vamos a meditar en la presencia de Dios lo que pasó en los días anteriores al nacimiento del Niño Jesús. Que el Espíritu Santo nos ilumine y nos fortalezca para que esta novena de Navidad, con su propósito de mejora diario, nos haga parecernos un poco más a la Sagrada Familia.
El Señor es mi pastor
Jericó se despierta con un gran ruido de gente, hay muchas personas, provenientes de varios lugares que han coincidido, la mayoría de ellos suben a Jerusalén, la ciudad Santa, unos para empadronarse y otros para participar de la “fiesta de las luces”.
La fiesta de las luces conmemora la dedicación del Templo que hizo Judas Macabeo después de la profanación de Antíoco Epifanes. María y José tienen ilusión de poder pasar por el Templo antes de ir a Belén.
La subida de Jericó a Jerusalén es cansada, es necesario hacer algunas paradas, la ventaja es que la vista es muy bonita, de vez en cuando se puede contemplar en algunos lugares los rebaños de ovejas.
A María le enternece el cuidado que tienen estos hombres con sus ovejas, llevan en hombros a un cordero recién nacido, curan las heridas de otras que se han lastimado en el camino, tienen un silbido especial para cada una.
Las ovejas oyen la voz del pastor y lo siguen.
La Virgen hace la oración con el salmo 23. Sabe que con el Señor nada le faltará, se alegra en Dios su Salvador.
La pendiente del camino hace sentir el cansancio, el paso se hace lento, mientras María medita, “aunque pase por valle tenebroso, ningún mal temeré, porque tú vas conmigo; tu vara y tu cayado, ellos me sosiegan» (Sal 23, 4), el Señor nos conduce a verdes praderas y no nos faltará nada. Ella tiene a Dios, no hay nada más que sea necesario.
Reflexión
Deja que te pregunte: En este año que hemos vivido ¿Has echado en falta algo? El Papa Francisco nos hablaba de la tormenta que asustó a los apóstoles, de los momentos en que parece que Jesús duerme. Quizá, por las circunstancias vamos a vivir una Navidad distinta, lejos de muchas personas que queremos, no saldremos de casa.
Pide a la Virgen que te de la alegría de celebrar el nacimiento de Dios, nuestro Salvador. Esta Navidad puede ser la ocasión para que nos dejemos iluminar por la presencia del Emanuel, Dios con nosotros. Que querramos consagrar nuestras familias a Dios, dejándolo habitar en nuestros pensamientos, nuestras palabras, nuestras obras, en nuestros corazones..
Oración Final
Se reza un Padrenuestro, un Avemaría y un Gloria.
Después repiten todos juntos tres veces: Jesús, José y María. Os doy el corazón y el alma mía.
Villancico
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