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Panameña, periodista y escritora.

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Los reyes que siguieron una estrella

El día de hoy, que celebramos el Día de Reyes, es propicio para meditar en lo que significa en nuestras vidas el viaje que emprendieron los Reyes Magos guiados por una estrella para adorar al […]

El día de hoy, que celebramos el Día de Reyes, es propicio para meditar en lo que significa en nuestras vidas el viaje que emprendieron los Reyes Magos guiados por una estrella para adorar al Niño Jesús. La vida es un viaje y cada quien decide cómo quiere que sea y a quiénes queremos tener de nuestro lado.

Ojalá sea viendo siempre la estrella del amor de Dios para que guie nuestros pasos.

Al pensar en los Reyes Magos viene enseguida a mi mente la época cuando les poníamos a nuestros hijos dulces debajo del árbol, que algunas veces iban acompañados por un juguete de la lista que cada uno le hacía al Niño Dios, y que guardamos para darles ese día.

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Se ponían felices. Era como revivir el día de la Navidad. Recuerdo sus caritas iluminadas mientras abrían los obsequios.

Cada año procuro hacer el nacimiento de forma diferente. El lugar donde lo pongo es el mismo pero trato de variar la forma de acomodar el pesebre. A los tres Reyes Magos siempre los coloco algo alejados y a medida que se aproxima el 6 de enero los voy acercando cada vez más a la Sagrada Familia.

Las tres figuras miran y señalan con un brazo hacia arriba, simulando que están viendo a la estrella que los guió hasta allí.

Nuestro camino hacia la estrella

Al contemplar esa escena pienso que nuestra vida es un viaje. Cada uno de nosotros sigue un camino en esta vida terrenal. Algunos nos dejamos alumbrar por el amor de Dios y luchamos para tenerlo siempre como nuestro norte, perseverando cada día, orando.

Además cuidamos de mantenernos en esa senda y no dejar que dañen nuestro propósito, así como hicieron los Reyes Magos que protegieron al Niño Dios, al no decirle a Herodes, quien lo quería matar, el lugar donde estaba la Sagrada Familia.

Encuentra la estrella

Este encontrar a la estrella que nos guía a veces no sucede temprano en nuestras vidas. En otros casos llega en forma impactante Puede ser una enfermedad grave o nuestra forma de vivir. O también un accidente, la pérdida de alguien muy querido. En esos momentos, al sentirnos impotentes, podemos optar por aislarnos y vivir el proceso solos o buscar ayuda que puede ser emocional o espiritual. En el último caso, normalmente pasa que aparece un ángel que siente nuestra inquietud o dolor: un amigo, un familiar o guía espiritual que logra entrar a nuestro corazón y ayudarnos en el camino de conversión.

Otras veces es la misma persona la que siente el estremecimiento en su corazón, que Dios es lo que necesita para salir de la oscuridad. Él está al final de esa estrella que debemos seguir toda nuestra vida hasta que Dios así lo quiera.

La Epifanía Los reyes Magos

Estar resplandecientes ante la estrella

No importa cómo haya sido nuestro camino de conversión, debemos ser como un niño pequeño y dejarnos acurrucar en los brazos de nuestro Padre Dios, al ir al Santísimo, en la dirección  espiritual con un sacerdote, en la confesión que permite limpiar las manchas en nuestro corazón. Es como un niño que se enloda jugando bajo la lluvia. Se tiene que bañar para presentarse limpio ante su padre.

Así mismo, nosotros podemos limpiar nuestra alma de las manchas del pecado con la confesión y estar limpios para presentarnos ante nuestro Padre Dios. De lo contrario, tendremos como un velo que nos impide dejarnos alumbrar por la estrella de Dios.

¿Cómo es que los Reyes Magos llegan a adorar al Niño Jesús?

Solamente en el Evangelio de san Mateo se narra el momento en que unos Magos de Oriente llegan a Jerusalén preguntando: ¿dónde está el Rey de los Judíos que ha nacido? El capítulo se llama Adoración de los Magos. No se especifica que fueran tres Magos o Reyes.

La explicación de ese capítulo de la Biblia de Navarra indica que “…tradiciones tardías especificaron su origen y número. La más conocida viene del evangelio apócrifo armenio, que nos dice que los Magos eran tres Reyes, hermanos, originarios de Persia, llamados Melchor, Gaspar y Baltasar”.

Lo que sí está claro es que estos Reyes Magos venían desde muy lejos a adorar al Niño Jesús guiados por una estrella que habían visto en Oriente. Todo esto sucedió en la época del Rey Herodes.

El anuncio

El anuncio de los Reyes Magos inquietó al Rey Herodes, quien les pidió que una vez que ubicaran al Niño recién nacido le indicaran el lugar. Estos se marcharon y en ese momento la estrella se colocó delante de ellos hasta detenerse donde estaba el Niño. Pero los Magos no avisaron a Herodes ya que un sueño los alertó de no hacerlo y por tanto regresaron a su país sin pasar por Jerusalén.

Entro en ese pasaje de la vida de Jesús como un personaje más y pienso en cómo un rey podía tener tanto miedo de un niño recién nacido. Pero así fue y ese temor causó lo que se conoce como la Muerte de los inocentes, pero otro sueño alertó a José y así pudo huir con su familia a Egipto, salvando nuevamente a María y a Jesús.

La Epifanía Los reyes Magos

Los Reyes Magos y Herodes

En la vida puede haber algunos que sean como los Reyes Magos y otros como Herodes. Hay una parte de nosotros que siempre está dispuesta a ponerse en camino, a conocer, a comprender y a ser unos Reyes Magos que nos enseñan que la vida es un viaje que debe ser vivido como Jesús. Pero también hay algunos que son como Herodes, dispuestos a destruir los sueños y las esperanzas. Un Herodes que solo engaña y halaga diciendo que el poder es lo único que vale. Que solo desea impedir que encontremos al Niño Jesús ya que puede cambiar nuestras vidas.

Seguir a una estrella

Imaginemos lo que fue recorrer en camello la ruta de Persia a Belén. Una región árida y caliente. Tres Reyes Magos sobre camellos yendo a adorar a un Niño recién nacido que sentían que era el Rey de los Judíos. No dudaron en seguir esa estrella. No dudaron en proteger a ese Niño de un rey que le quería hacer daño.

Qué tal si todos pudieramos tener siempre frente a nosotros la luz de una estrella que nos guie a nuestro encuentro con Dios. Pero no es un encuentro físico, pues no se trata de un lugar donde veremos a Dios frente a frente. Es un encuentro íntimo. Y esto solo puede pasar si nos dejamos sorprender, si abrimos nuestro corazón para dejar que la luz de Dios nos ilumine.

Los niños ante una estrella

Yo nunca lo hice con mis hijos, pero pienso que una forma de inculcar en los niños la adoración a Dios es que el Día de Reyes acudan con un regalo para el Niño Dios. Así como los Reyes Magos lo hicieron hace 2022 años, habría que preparar a los niños para ese momento diciéndoles que piensen qué le pueden regalar al Niño Dios. No tiene que ser algo material. Puede ser portarse bien, no pegarle a su hermano, etc.

De esta forma los pequeños de nuestras casas crecerán sabiendo que el Niño Dios es el personaje real de la Navidad, no Santa Claus, el Polo Norte, los soldaditos, o los elfos tan de moda ahora. Es ante Él que debemos postrarnos para adorarlo y seguir su ejemplo siempre.

Busquemos un momento

Así que hoy busquemos un momento para, frente al pesebre, adorar al Niño Jesús, a María y a José. Pensemos que el momento de su nacimiento es lo real de la Navidad. Es lo que debemos siempre cuidar: preservar la Navidad viva todo el año. Mantener esa ilusión de saber que Dios nos regaló a su hijo para que nunca nos sintiéramos solos

Señor, permítenos siempre seguir la estrella del Amor de Dios.


Escrito por

Tere Domínguez

Panameña, periodista y escritora.

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