El Evangelio del día de hoy, comienza con un hecho. San Mateo cuenta que:
“Dejando a la multitud, Jesús regresó a la casa con Sus discípulos que le preguntaron: “Explícanos la parábola de la cizaña del campo””
(Mt 13, 36).
Jesús está con la multitud, les predica en parábolas. Es el Buen Pastor que está atrás de las ovejas; sin embargo, cuando regresa a la casa con los discípulos, ellos se acercan y le preguntan:
“Explícanos la parábola”.
JESÚS AMA A TODOS POR IGUAL
Hay una actitud distinta. Jesús les trata de forma diversa que a la multitud.
“Es verdad, Jesús ama a todos por igual, sin condicionamientos sociales, económicos o nacionales”.
Podrían ser del sitio, donde sea… Nos acordamos ahora de la samaritana, por ejemplo.
“Incluso Jesús ama a sus enemigos y los ama hasta la muerte”.
Sin embargo, ama a algunas personas de forma particular. Son como los amigos.
¿QUÉ ES LA AMISTAD?
Si vas al diccionario, dice que es la relación de afecto, simpatía, confianza, que se establece entre personas que no son familia.
Todos hemos tenido nuestro grupo de amigos. Recuerdo en el colegio, en el que tenías tu amigo al que le decías el gordo y el otro -que había nacido unos días después del resto- le decían el viejo. Y al de más allá…
Bueno, cada uno tenía un nombre y cada uno era como más amigo del grupo. Y sí, los amigos son los que dan, muchas veces, sentido a lo que hacemos. Lo hacemos para que ellos disfruten. Lo hacemos para que ellos lo pasen bien.
La amistad es algo muy serio en el mundo. De hecho,
“el filósofo griego Sócrates, aseguraba que prefería un amigo a todos los tesoros del rey Darío”
(un rey importante de la época).
O también,
“el poeta latino Horacio decía que un amigo era la mitad de su alma. Y san Agustín no vacilaba en afirmar que lo único que nos puede consolar en esta sociedad tan llena de trabajos y errores, primero es la fe no fingida y, después, el amor que se profesa de unos a otros los verdaderos amigos”
(P. Antonio Rivero, L.C/ Fuente: Libro Jesucristo).
Es que eso es la amistad. La amistad es algo que nos ayuda a darle un poco más de sentido a lo que hacemos.
JESÚS EXPERIMENTÓ LA AMISTAD
Jesús ama a todos los hombres y, a algunos, los considera sus verdaderos amigos.
“A ustedes les he llamado amigos”
(Jn 15, 15)
les dice a los discípulos y, por eso, es normal que cuando ya no están con los demás y cuando están a solas con Él, le pregunten y le pidan cosas y Jesús no tenga ningún problema en explicarles las parábolas.
Podemos ir viendo, Jesús por ejemplo
“tiene una especial relación con Juan, que es el discípulo amado. Y, en esta amistad descubrimos que Jesús compartió con alguien, de modo especial, sus experiencias interiores y reservadas; una amistad íntima.
“Una manifestación de esa amistad íntima es el Evangelio que Juan escribió. Ahí se oye el palpitar de Jesús. Ahí descubrimos la profundidad de Dios. Por eso, a Juan se le representa como un águila, porque voló alto, alto, hasta el cenit de Dios.
“También tuvo especial relación con tres apóstoles: con Pedro, con Santiago y Juan… Y, en esa amistad, descubrimos que busca la compañía para compartir momentos especiales, sean felices, como la transfiguración; o tristes, como en Getsemaní. Amistad compartida”.
LÁZARO, MARÍA, MARTA
Y no nos acordamos de la relación especial con los tres amigos de Betania: Lázaro, María, Marta…. ¡Claro!
“En ellos descubrimos la amistad de Jesús que también se corresponde con la misma medida que se le ofrece. Amistad agradecida.
“Porque Betania era uno de esos rincones donde Jesús descansaba y donde abría su corazón de amigo. Allí Cristo tenía siempre la puerta abierta. Podríamos decir que tenía las llaves de entrada de la casa y se sentía a gusto entre la gente querida y que sabía que le estimaba.
“Cristo tuvo amigos, ¡claro que sí! No hubiera sido totalmente hombre si hubiera faltado esa faceta humana importantísima.
“Tuvo amigos en todas las clases sociales y en todas las profesiones. Desde personas de gran prestigio social, como Nicodemo o José de Arimatea; hasta mendigos, como Bartimeo.
“En la mayor parte de las ciudades y aldeas, encontraba gentes que le querían, que se sentían correspondidas por el Maestro.
“Amigos que, tal vez, no salen o no se mencionan en el Evangelio sus nombres, pero cuya existencia se deja entrever”.
Por ejemplo, cuando les pide a los discípulos que vayan a la casa de fulano para armar la cena de la Pascua, es un amigo suyo y así, podríamos ir tocando muchos.
¿CUÁLES SON LOS REQUISITOS PARA SER AMIGOS DE CRISTO?
“Habría de preguntarnos qué requisitos se necesitan para entrar en ese círculo de amigos de Jesús. Y Jesucristo nos contesta en el Evangelio: “Ustedes son mis amigos si hacen lo que Yo les mando” (Jn 15, 14).
“Y lo que nos ha mandado Jesús, es amarnos los unos a los otros como Él nos ha amado. Él nos ha mandado a rezar y vigilar. Él nos ha mandado a ser mansos y humildes de corazón. Él nos ha mandado a ser santos como Su Padre celestial es Santo. Él nos ha mandado a cargar con Su yugo…
“Y así, podemos seguir con todo el Evangelio. Ahí tenemos lo que Jesús nos ha mandado y si lo cumplimos o si nos esforzamos por cumplirlo, seremos sus amigos.
“Por tanto, para ser amigos de Jesús, no es suficiente un amor de sentimientos, de emociones. Hay que amar a Jesús con una labor de entrega, de sacrificio, de fidelidad. Un amor hecho obras. Obras son amores y no buenas razones.
“Porque Jesús no quiere amigos de conveniencia, que solo están con Él para partir el pan, pero que le dejan solo y huyen cuando se aproxima la Cruz.
“Jesús no quiere amigos que se aprovechen de Él para conseguir los mejores puestos en el Cielo. Jesús quiere amigos humildes, pacíficos, de alma pura, libre de ataduras sensuales.
“Solo a estos acercará Jesús a su Divino corazón, al igual que san Juan.
“A todos hay que amar por Jesús y a Jesús hay que amarlo por sí mismo. Solo a Jesucristo se le debe amor total, porque está probado que Él es el único amigo totalmente bueno, totalmente leal”
(P. Antonio Rivero, L.C / Fuente: Libro Jesucristo).
LA IMITACIÓN DE CRISTO
Quería terminar acudiendo a un libro, que ha sido un “best seller” en la devoción y en la acética católica de los últimos cinco siglos. Estoy hablando de “La imitación de Cristo”, un libro también conocido como “El Kempis”, cuyo objetivo -según el propio texto- es instruir al alma en la perfección cristiana, proponiéndole como modelo al mismo Cristo.
“Si Jesús está contigo, no podrá dañarte ni derrotarte ningún enemigo espiritual. Quien halla a Jesús, a su amistad y enseñanzas, halla el más rico tesoro, el mejor de todos los bienes.
Pero quien pierde a Jesús y su amistad, sufre la más terrible e inmensa pérdida. Pierde más que si perdiera el universo entero.
La persona que vive en buena amistad con Jesús es riquísima, pero la que no vive en amistad con Jesús, es paupérrima y miserable.
El saber vivir una buena amistad con Jesús es una verdadera ciencia y un arte. Y, si eres humilde y pacífico, Jesús está contigo. Si eres piadoso y paciente, Jesús vivirá contigo.
Fácilmente puedes hacer que Jesús se retire y ahuyentarlo y perder su gracia y amistad, si te dedicas a dar gusto a tu sensualidad y a darle importancia exagerada a lo que es material y terreno”
(Beato Tomás de Kempis. La imitación de Cristo).
Vamos a terminar este rato de oración, pidiéndole al Señor: “Jesús, queremos ser tus amigos. Queremos que nos expliques las parábolas. Queremos que nos cuentes cómo podemos ser mejores personas, cómo acercarnos más a Ti. Cómo hacer las cosas de forma que te agrade.
“Queremos estar en Tu grupo de amigos Señor”.
Le pedimos eso también a nuestra Madre la Virgen, buena palanca para entrar en el grupo de los íntimos del Maestro.