Dice el refrán: «No sólo hay que ser bueno, sino parecerlo». Y es verdad no hacemos las cosas porque nos ven, pero no podemos olvidar que nos ven y que nuestras obras tienen una repercusión en los demás. Les damos buen ejemplo o podemos escandalizar.
El Evangelio de la Misa de hoy, es de san Mateo:
Cuando llegaron a Cafarnaúm, los que cobraban el impuesto de las dos dracmas se acercaron a Pedro y le preguntaron: «¿Vuestro Maestro no paga las dos dracmas?». Contestó: «Sí». Cuando llegó a casa, Jesús se adelantó a preguntarle: «¿Qué te parece, Simón? Los reyes del mundo, ¿a quién le cobran impuestos y tasas, a sus hijos o a los extraños?». Contestó: «A los extraños». Jesús le dijo: «Entonces, los hijos están exentos. Sin embargo, para no darles mal ejemplo, ve al mar, echa el anzuelo, coge el primer pez que pique, ábrele la boca y encontrarás una moneda de plata. Cógela y págales por mí y por ti». (Mt 17, 22-27)
PARA NO DAR MAL EJEMPLO
Me quiero quedar con eso de: “Para no dar mal ejemplo” o, mejor dicho: “Para dar buen ejemplo”. Porque nos podemos quedar con una visión como negativa, pero mejor tener una visión positiva: “Dar buen ejemplo”.
Vamos a preguntarnos en la presencia de Dios, ya que estamos haciendo este rato de oración: “Señor, ¿Doy buen ejemplo? ¿Doy buen ejemplo con mi conducta, con mis palabras, con mi modo de comportarme, con mi modo de vestir, doy buen ejemplo?
Estos días he estado tomando mucho taxi, porque el carrito que utilizaba se estropeó, y me ha tocado montarme en taxis… de todo tipo…
Me acuerdo de uno que iba bastante lento, normalmente los taxistas -no sé-, pero tienen fama de ir como apresurados, como rápido…
Pero me acuerdo de uno que iba, pero lentísimo, lentísimo. Al final del viaje le dije: -Qué bien que usted anda despacio, que no tiene afán, eso transmite paz, serenidad…
Bueno, y al final la aplicación que utilicé para tomar el taxi me pregunta: ‘Cómo le pareció el servicio? Entonces, da varias opciones, la opción -por ejemplo- de decir: da buena conversación, el carro está limpio, puntualidad, cordialidad… Bueno, una cantidad de cosas que uno podría calificar.
ESTAMOS PARA SERVIR
¡Dar buen ejemplo! Todos podemos dar buen ejemplo en todo momento, porque también estamos para servir, estamos para los demás.
¿En qué cosas doy buen ejemplo? Podemos pensarlo…
“Bueno, Señor, a mí me gustan mucho las imágenes y las anécdotas”. Esta semana me crucé con una familia en el colegio. Iban a visitar el colegio, era una niña que era exalumna, iba con sus hermanos y con su abuelita.
Entonces me acerqué a saludar, a conocer, y la señora que era la abuela me preguntó: ¿Padre, usted de dónde es? Entonces le conté de dónde era. Y me dijo: yo soy de un pueblo, mejor dicho, de una ciudad: de Manizales -creo que ella me dijo: pueblo-, pero no es un pueblo, es una ciudad.
Me dijo: Padre y le quiero contar que cuando yo llegué a Bogotá dije: ¿Qué es esto tan horrible? ¡Aquí nadie saluda! Mire que yo salía a la calle con mi cochecito y mi niña, (que era la que estaba ahí, que era mamá de tres jóvenes, ya dos grandes) Claro hace 40 o 50 años, -no sé- tal vez 30, iba con mi niña en mi cochecito y yo saludaba a la gente: -Buenos días, -Buenos días, -Buenos días…
Porque la gente acá, no acostumbraba a saludar, en mi pueblo si, entonces, la verdad, cuando mi esposo llegaba, me encontraba llorando.
¿Qué te pasa, por qué estás llorando? Yo le decía: -No sé qué es esto tan horrible, yo no quiero vivir aquí, aquí nadie saluda.
CASA POR CASA TOCANDO A LA PUERTA
Un segundo día vuelve y la encuentra llorando, ¿Qué te pasa? No es que aquí es horrible, aquí nadie saluda…
Este señor le dijo a su esposa: Mira, vamos a hacer lo siguiente: toma a la niña y nos vamos casa por casa saludando a las personas, y vamos a presentarnos a los vecinos.
Y entonces se fueron casa por casa tocando a la puerta: -Buenos días, -Buenas tardes… – Si, ¿Qué necesita? –Somos los vecinos, queremos presentarnos…
Y me cuenta que había gente que no les abría, pero de todas esas casas en que tocaron la puerta; 9 si abrieron y se dieron a conocer.
Y me contaba esta señora: -Padre; hemos enterrado a muchas personas de esas familias, porque nos hemos hecho buenos amigos de esas familias.
¡Me encantó! Es una historia súper sencilla, súper normal. De una persona que no se queda como pasmada, pasiva…
Aquí nadie da buen ejemplo, pues venga, yo voy a dar buen ejemplo. Voy a ir a conocer a las familias y a tocar la puerta, y presentarme. ¡Me gustó! Una historia real, muy sencilla.
UN GRAN DAÑO, UN GRAN ESCÁNDALO
Bueno, hay un punto de “Camino” ese librito que escribió san Josemaría, en el punto 275, que nos puede dar luz:
“No dudo de tu rectitud. -Sé que obras en la presencia de Dios. Pero, ¡hay un pero!: tus acciones las presencian o las pueden presenciar hombres que juzguen humanamente… Y es preciso darles buen ejemplo.”
“Señor, es verdad, todo lo que hacemos lo hacemos por amor a Ti, y para Ti”. Pero las personas nos ven, las personas nos están viendo muchas veces incluso con gafas, con lentes, aumentan la visión para vernos…
Normalmente el que da buen ejemplo y cae, produce un gran daño, produce un escándalo.
Normalmente los personajes públicos no pueden dar mal ejemplo, ahora pienso, -no se- los tenistas, en los deportistas, en el tenis, en el ciclismo, ¡Hay del día en que den mal ejemplo!
En el último Tour de Francia, Nairo Quintana, es un ciclista colombiano, al parecer en algún momento se agarró de una moto, y ¡Claro, gran escándalo! ¡Cómo es posible!
En todas las carreras que ha hecho, creo que nunca se había agarrado de una moto y dio mal ejemplo, es verdad, se equivocó, ¡Cayó! Pero hay que perdonarlo. ¡Vamos a perdonar! Vamos a cubrir con el manto de la caridad.
CUBRIR CON EL MANTO DE LA CARIDAD
Se me ocurría la historia de Noé. Noé que llega a tierra firme y siembra una viña y cosecha las uvas y produce vino, y se emborrachó, porque no conocía el sistema ¡Y se emborrachó!
Sus hijos Sem y Jafet lo cubrieron con un manto porque había quedado desnudo, lo cuenta el Génesis en el capítulo 9. Entonces Cam, uno de los hijos, fue a avisar a sus hermanos lo que había pasado. Y ellos lo que hicieron fue venir y lo cubrieron.
De pronto Cam se escandalizó de su papá y los hermanos -me imagino que serían mayores-, Sem y Jafet, pues vinieron y lo cubrieron, le pusieron un manto.
Qué bueno que nosotros cubramos con el manto de la caridad, de la comprensión, los momentos de mal ejemplo de nuestros seres queridos, de las personas que queremos, que se pueden equivocar.
¡Vamos a perdonarlos! ¡No vamos a ser tan exigentes! Si alguna vez se equivocan, no importa, ¡Les perdonamos!
Así es el Señor con nosotros, siempre nos perdona. Pero eso sí, vamos a procurar siempre dar buen ejemplo.
“Señor, Tú siempre nos diste buen ejemplo, siempre, siempre, siempre, siempre. Procuraste siempre darnos buen ejemplo.
Jesús se quiere servir de nosotros, de nuestra vida, de nuestro ejemplo, para facilitar a los demás el encuentro con Él. Que esa es una faceta que tenemos los cristianos, que vean en nosotros otro Cristo, el mismo Cristo.
SEÑOR, LÍBRANOS DE DAR ESCÁNDALO
Qué pena escandalizar, verdad, que pena producir escándalo. “Señor, Líbranos de dar escándalo.”
Esa frase dura:
“Más le valdría a ese hombre haberse amarrado una piedra de molino al cuello y tirarse al océano”
(Mc 9, 42)
Mejor tirarse al mar, que producir un escándalo. Jesús no tenía obligación de pagar ese tributo del templo, pero quiso hacerlo para no dar mal ejemplo. y nos enseñó la importancia de evitar el escándalo.
“Pues, Señor, ayúdanos a que nuestras acciones, palabras, modos de vestir, de hablar, de comportarnos, pues ayuden a los demás, edifiquen a los demás, los unan más a Ti, los lleven a Ti.
Vamos acudir a nuestra madre, qué vida tan sencilla la de María santísima, mujer común y corriente de su tiempo, no hay que hacer cosas extraordinarias.
Tampoco hay que hacer cosas para que nos vean y qué piensen de nosotros: ¡Ay mira qué bueno, que santo, que buen cristiano es! Tampoco, tampoco, la vida sencilla, normal, natural.
De que tú y yo nos portemos como Dios quiere, -no lo olvides-, ¡Dependen muchas cosas grandes!