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DICEN, PERO NO HACEN

Dicen, pero no hacen

Seguimos avanzando en este camino de la Cuaresma, Señor. Contemplándote, mirándote en el desierto y aquí vamos nosotros. Detrasito, nunca delante del Señor, nunca. Él siempre quiere ir por delante. De hecho, dice:

“El que quiera venir detrás de mí, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga”.

El Señor no nos dice: el que quiera ir a mi lado o a mi izquierda, a mi derecha o adelante; el Señor, dice el que quiera venir detrás de mí. Él siempre va a ir adelante. Siempre Señor, tú has ido adelante.

Bueno, pues aquí vamos caminando. Con paso seguro, firme, decidido, por amor. Con caídas, pero también con momentos en los que nos levantamos y seguimos peleando, batallando, luchando.

El salmo de la misa de hoy es muy bonito, dice:

“Al que sigue buen camino le haré ver la salvación de Dios”(Sal 49).

SEGUIR UN BUEN CAMINO

Eso es lo importante Señor, que procuremos seguir un buen camino. Esto nos va mostrando cuál es ese camino, nos va guiando; a pesar de que aparezcan las dificultades, incluso las tentaciones.

Somos peregrinos y en medio de la vida hay tentaciones, hay dificultades. Pero el progreso, el avance, se realiza precisamente a través de la tentación. A través de la prueba. Nadie se conoce a sí mismo si no es tentado. Ni tampoco puede ser coronado si no ha vencido. No se le puede dar una medalla a quien no ha corrido la competencia, a quien no ha intentado pelear y batallar.

A mí me encanta el ciclismo. Acaba de terminar “El gran camino” “O Gran Camiño”. Es una competencia de ciclismo de cuatro o cinco días en Galicia. Egan Bernal quedó en el podio colombiano. Hace 2 años tuvo un accidente de muerte y logró recuperarse. Y ahí estaba otra vez, dos años después, pedaleando y metiéndose entre los mejores.

La competencia fue un desastre porque hubo mucho viento, lluvia, un clima horrible. Pero bueno, ahí está, luchando, peleando y quedó en el podio de tercero detrás de Jonas Vingegaard que es el mejor ciclista del mundo; campeón del Tour de Francia.

VENCER PARA SER CORONADO

Bueno, pues Señor, nadie puede ser coronado, si no ha vencido. Nadie puede estar en el podio, si no ha luchado, si no ha combatido. Y no se puede combatir si se carece de enemigo y si se carece de tentaciones. Señor, es algo que he ido pensando, que he ido meditando.

Pero quería también, en este ratico de oración hacer referencia al Evangelio de la misa de hoy, porque el Señor nos dice: Ojo con el peligro de decir, pero no hacer; Nos puede pasar.

“En aquel tiempo, Jesús habló a la gente y a los discípulos, diciendo: En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos: Haced y cumplid todo lo que os digan; pero no hagáis lo que ellos hacen, porque ellos dicen, pero no hacen”

(Mt 23, 1-12).

<“Ellos dicen, pero no hacen” Esa es la frase.

Y podemos hacer varias consideraciones, Señor en este ratico de oración, en  estos 10 minuticos de oración. Primero, qué fácil es decir a otros lo que deben hacer, deberían hacer o deberían haber hecho. Y empezar diciéndonos a nosotros mismos, mirándonos al espejo y decir: esto es lo tengo que hacer yo.

PRIMERO YO

Esto no es lo que tienen que hacer los demás y qué mal lo hacen y esto lo deberían hacer, que mal lo hacen… Tengo que empezar yo. La lucha empieza por mí y así le ayuda a los demás.

Doy un salto porque este Evangelio termina con la siguiente admisión tuya, Jesús:

“El primero entre vosotros será vuestro servidor. El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido”.

¿Qué nos quieres decir con esto? Que las obras deben ir por delante de las palabras porque si no puedo caer en este peligro, decir, muchas cosas pero no hacerlas. Decir las cosas pero que por delante vayan mis obras. Delante de mis palabras. Que no hablen las palabras, que hablen las obras. Mi vida es la que habla.

Por eso me asombra tanto, tanto, ver a estos corredores que tienen accidentes tan tremendos y se vuelven, se levantan,  combaten y pelean. Ahí en el Tour Colombia 2.1 también,  un corredor español-colombiano de 47 años, Óscar Sevilla, iba súper bien, iba de segundo o de tercero en la general.

Y en una de las etapas se cayó y se rompió la clavícula y se retiró; ya  se está recuperando, vi un montón de videos en sus redes sociales ya entrenando. Y se va a volver a levantar y va a volver a competir y se va a recuperar. Con sus 47 años es un ejemplo mundial.

DESPERTAR INTERROGANTES Y RESPUESTAS

Señor, que pueda despertar interrogantes con mis obras. No con lo que propongo, con lo que digo o con lo que sugiero, con mis obras. Que despierte interrogantes así. Que sea mi vida la que despierta interrogantes y también respuestas.

Porque me ven luchar, me ven poner los medios. A pesar de mis miserias, ven que lucho, que me esfuerzo.  Por sonreír, ser amable, cordial. A pesar del cansancio, del mucho trabajo. El ejemplo, esa es la autoridad que llevará a los demás a la conversación, a la mayor entrega. Tenemos que ir por delante en la lucha por ser santos, nosotros primero. Y así, el mejor predicador, decía san Josemaría será “fray ejemplo”.

Luego, si tenemos que decir algo, decirlo. Pero no antes de luchar primero. Primero luchar, después rezar, hablar las cosas con Jesús. Y quizá en ese diálogo con el Señor definir, le voy a sugerir esto a este amigo, a este ser querido, a mi hermano, a mi primo, a esta persona con la que trabajo,  le voy a decir algo, le voy a sugerir algo. Pero antes le quiero dar yo ejemplo.

Y por eso para los cristianos es tan importante la corrección fraterna. Pero que sea algo producto del amor, del interés por su santidad; no solamente que corrija algo para que no me complique la vida a mi o algo que me molesta a mí profundamente, pues lo voy a corregir para que no lo haga más y me deje de molestar, no, no. Más bien pensar, Señor, es que esto lo va a ser más santo. Esto lo va a hacer cara a ti, lo va a ser que se parezca a ti.

LA SEÑAL DEL CRISTIANO

Otra consideración que pensaba, Señor, es que no necesito llevar un distintivo en la frente o en el cuello para ser un cristiano. No tengo que tener colgada una medalla de la Virgen o una cruz en mi pecho. Si la quieres llevar no pasa nada. No tengo nada contra los distintivos, ni las medallas, ni las cruces, un escapulario que va por fuera, no pasa nada. Pero no hace falta.

No hace falta porque la impronta del cristiano, la señal del cristiano, la llevamos en la vida, en el ejemplo de la propia vida. Señor, pero somos pecadores. Mis pecados qué, mis miserias también hablan por sí mismas. Y notarán mucho mis miserias o se darán cuenta. Además, pienso, también lo hablo así contigo Señor,  se tienen que dar cuenta.  No solamente se dan cuenta ¡se tienen que dar cuenta!

Se deben también dar cuenta de mis miserias porque si no puedo utilizar una táctica o una técnica para que nunca, por nada del mundo, se den cuenta de mis miserias y de mis debilidades. También que se den cuenta de las debilidades.
FRAY EJEMPLO<

Hay un punto de camino (ese pequeño libro que escribió san Josemaría) el 197:

“Sí, han sido testigos de tus debilidades y miserias. ¿Qué importa que lo sean de tu penitencia?”.

Es al revés, no sé; es al revés porque que se den cuenta también de tu penitencia, de que haces quizá alguna obra de mortificación en este tiempo de Cuaresma, que te vean rezando, haciendo una obra de misericordia. Pero que también sean testigos de tus debilidades y de tus miserias, de tu lucha.

Señor ¿qué somos nosotros? Pecadores. Pero pecadores que te amamos. Así se definía también san Josemaría cuando le preguntaban: ¿Padre, y qué vamos a decir de usted? Muy sencillo ¿quién era el Padre, quién era san Josemaría, quién era el fundador del Opus Dei? Un pecador que amaba con locura a Jesucristo.

Señor, aquí vamos, aquí seguimos. Obras son amores y no buenas razones. Le pedimos a nuestra Madre, Santa María, que también vaya por delante de nosotros y nos ayude con su sonrisa y con su mirada de Madre.

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