Hoy quería hacer nuestro rato de oración, estos 10 minutos con Jesús, utilizando un pasaje del Evangelio de san Lucas. Nos dice el evangelista:
“Estaba Jesús expulsando un demonio que era mudo y cuando salió el demonio habló el mudo y la gente se quedó admirada”.(Lc 11, 14)
Esto me recuerda a unas palabras que decía san Josemaría o mejor dicho, al modo de referirse a este demonio que era mudo y es que san Josemaría hablaba que el demonio mudo es justamente la falta de sinceridad, que a veces nos puede invadir, que a veces el demonio utiliza como una herramienta para alejarnos de Dios, esa falta de sinceridad y es lo que no permitía que ese hombre fuera libre.
TIEMPO DE CUARESMA, TIEMPO DE SINCERIDAD
Este tiempo de Cuaresma es tiempo de preparación, «este camino que estamos recorriendo contigo Señor, preparándonos para vivir esos misterios centrales de nuestra fe, puede ser una ocasión extraordinaria, una ocasión propicia para hacer examen, para ser sinceros con Dios». Sincerarnos y decir: «Señor, a ver ¿cómo va mi vida hasta ahora?»
Toda nuestra vida -o lo que va del año- o un periodo de tiempo concreto, sincerarse y decir: «¡Señor ayúdame!»
Vamos a revisar, vamos a limpiar la casa, también por eso se recomienda estos ejercicios espirituales como pueden ser: un curso de retiro espiritual, que nos ayuda justamente hacer examen y, sobre todo, a hacer oración, porque en la oración es donde vemos qué es lo que Dios quiere de nosotros, dónde quiere que mejoremos, que quiere que cambiemos.
JESÚS EXPULSA LOS DEMONIOS
En otra oportunidad, los discípulos del Señor no pueden expulsar un demonio de una persona, es entonces cuando nuestro Señor les dice que ese tipo de demonio necesita de mucha oración y mortificación.
Dios mediante no tendremos un demonio dentro de nosotros, Dios no lo permita jamás, pero sí podemos tener ese demonio de la falta de sinceridad con Dios, de la falta de sinceridad con nosotros mismos.
Y la escena continúa, porque cuando Jesús, «Tú Señor, cuando expulsas aquel demonio, la gente empieza a murmurar». Dice san Lucas:
“Pero algunos de ellos dijeron expulsa a los demonios por Beelzebul, el príncipe de los demonios y otros, para tentarle, pedían una señal del cielo, pero Él conocía sus pensamientos y les replicó: todo reino dividido contra sí mismo queda desolado y cae casa contra casa”.
(Lc 11,15-17)
Es una escena que al Señor le debe haber dolido, porque ha hecho un milagro, ha hecho un signo y, sin embargo, la gente no cree en el Señor, «no creen en Ti».
CREO SEÑOR, PERO AUMENTAME LA FE
Recurrimos a aquel grito de aquel padre que le dice al Señor:
“Creo Señor, pero ayuda mi fe, si puedes cura a mi hijo”
(Mc 9, 24)
y se olvida que está allí con Dios. Esos que son los adversarios del Señor lo acusan gravemente, le dicen que es el demonio que actúa a través de él. Nuestro Señor actúa con lógica y con toda la razón les dice: «¿Cómo es posible que Yo, según ustedes afirman, expulso demonios con la fuerza del demonio, para expulsar un demonio? Eso significa que el demonio está dividido y cuando algo está dividido termina por destruirse»,
En cambio, nosotros sabemos por fe, que ahí quien actúa es Dios; es más, vemos que en algunas oportunidades aquel demonio confiesa que Jesús es Dios, que es el Hijo de Dios.
¡FUERA DEMONIO MUDO!
Eres Tú Señor el que nos puede curar justamente todas esas enfermedades, de aquel demonio mudo. Por eso, en este tiempo de Cuaresma, en este tiempo de preparación, continuemos caminando junto a Dios y así debe ser siempre en nuestra vida. Señor, no queremos separarnos de Ti y no queremos tampoco rechazar esa acción tuya en nuestras almas. Por eso, también veamos ahora en la presencia de Dios, de qué maneras podemos contribuir, podemos ser más dóciles a la acción de Dios en nuestras almas.
SACRAMENTOS
Por supuesto, están los sacramentos, la confesión, -que en caso que hayamos pecado gravemente nos devuelve la gracia de Dios-, pero también antes ha habido una gracia de Dios que nos ha movido justamente a confesarnos. También cuando tengamos pecados veniales, vamos justamente a la confesión para que Dios nos ayude, nos perdone esas faltas, para que nos aumente la gracia.
EUCARISTIA, FUENTE Y RAÍZ DE VIDA SOBRENATURAL
La fuente y raíz de la vida interior de nuestro trato con Dios, de la vida sobrenatural, es la Eucaristía. También tenemos esas otras prácticas de piedad tan importantes, esenciales, como son la oración, lo que estamos haciendo tú y yo, en este momento.
PENITENCIA, MORTIFICACIÓN
Otra práctica que ahora que estamos en Cuaresma, diríamos que está de moda, está muy presente, cuando vamos a misa o si la vemos por la televisión o los medios digitales, notamos que el sacerdote usa unos ornamentos de color morado, que es un color penitencial. Porque justamente queremos Señor darnos cuenta, al recorrer este camino, al leer esos pasajes del Evangelio, de esos cuarenta días y cuarenta noches que pasaste en el desierto, en penitencia, preparándote para ese Ministerio Tuyo, el Ministerio público, revelarte, ante toda esa gente, que luego te seguirá, otros te abandonarán pero, sobre todo, para esa Pasión, Muerte y Resurrección Tuya.
TU PASIÓN Y MUERTE, MOTOR DE MI CONVERSIÓN Y LA DE MUCHOS
En efecto Señor, al contemplar Tu Pasión y Tu Muerte, debemos movernos a la conversión, debemos también darte gracias por todo lo que has hecho por cada uno de nosotros. El día de hoy, me escribía un sacerdote amigo, un WhatsApp y me decía que un joven le había comentado que había visto la película: ”La Pasión” de Mel Gibson. Después de haber visto esa película, le dice que al haber visto esas escenas, se había dado cuenta de qué cosa es el pecado; es decir, no tuvo que ir al Catecismo, que también es una fuente extraordinaria y conviene leerlo y estudiarlo.
EL PECADO
El Catecismo nos explica qué es el pecado (que también se consigue saber en un tratado de teología), pero esas escenas de esa película, al ver ese modo de representar lo que Tú habías sufrido Señor, lo que Tú sufriste, se dio cuenta de qué es el pecado. Tú llevaste nuestros pecados -en un salmo se dice que el Señor tiró nuestros pecados sobre sus hombros, sobre su espalda y los ha borrado-. También los sacerdotes, en lo que se llama la “Liturgia de las Horas”, en lo que se llama: “La Hora Media”, decimos refiriéndose a Ti:
«Así pues nosotros, sus siervos ya redimidos, le pedimos que se digne liberarnos del mundo una vez cancelado aquel decreto, que había contra nosotros y nos era contrario».
PASAR DE LA OSCURIDAD A LA LUZ
En efecto, estábamos condenados justamente por lo que es el pecado, lo terrible que es el pecado y cuando fuimos bautizados, cuando nos hemos incorporado a Ti Señor, hemos pasado a salir de la oscuridad y hemos pasado a la luz; nos hemos convertido en templo del Espíritu Santo y queremos permanecer de ese modo.
En este tiempo de Cuaresma, te pedimos Señor que nos des esa luz para ver y esa fuerza para querer cambiar; para dar ese cambio que que Tú quieres en cada uno de nosotros, que seamos mejores, que seamos verdaderamente hijos, siguiendo Tu ejemplo.
Esto lo pedimos también por la intercesión de Nuestra Madre Santísima ella que, como buena madre, conoce a sus hijos y que quiere que sus hijos se porten bien y que estemos siempre muy unidos a Ti.