Estamos recorriendo esta última semana del tiempo ordinario y quería fijarme para nuestro rato de oración de hoy, en la primera lectura tomada del Profeta Daniel.
Él tiene ese don dado por Dios de poder conocer interpretar a profundidad el significado de los sueños y el rey Nabucodonosor, está muy inquieto por conocer el contenido, porque que está convencido que esos sueños que tiene le avisan, le adelantan lo que ocurrirá en el futuro y de esa manera tomar previsiones.
Así que Daniel empieza a revelarle y a explicarle el sueño que ha tenido al rey y habla de una gran estatua, una estatua gigante de aspecto terrible, dice, esta estatua tenía cabeza de oro finísimo, el pecho y los brazos de plata, era una estatua muy particular, el vientre y los muslos, dice, eran de bronce, las piernas de hierro y los pies de hierro mezclado con barro.
Quizás es un poco difícil imaginarnos cómo sería realmente una estatua de esa manera, pero quédate con ese dato, es interesante, la cabeza de oro y conforme se va bajando, el pecho, el vientre, los muslos, como que se va degradando en su calidad, del oro se pasa a la plata, al bronce y al hierro, y finalmente el hierro con barro.
PIES DE BARRO
¡Caray! qué sueño más extraño, para qué sirve una imagen, una estatua de esa composición.
Pero la explicación de este sueño que da Daniel, es que las fases de los materiales que componen esta estatua, serán los sucesivos reinados que tendrá Babilonia, el primero era del propio Nabucodonosor, un reinado representado por la cabeza del oro, un reino de poder y esplendor.
Luego vendrá, lo explica Daniel reinado menos poderoso, que sucesivamente irá perdiendo poder, hasta que el último del quinto reino, será un ritmo dividido, representado por el hierro y la arcilla, será un reino poderoso y al mismo tiempo débil.
Ahora piensa despacio, esta profecía desde luego está dirigida a Nabucodonosor de parte de Dios, pero como siempre ocurre en la Escritura hay niveles de interpretación y por supuesto que contiene un mensaje para tÍ y para mí.
NUESTROS TESOROS
¿Qué quiere decir? pues mira quizás te sorprenda saber que de algún modo la figura de este gigante, somos tú y yo, de alguna manera es la imagen de cada cristiano.
Porque ¿Qué ocurre con este gigante?, bueno que sin duda es sumamente valioso, lleva oro en la cabeza, metales preciosos como la plata, pero está puesto sobre fundamentos débiles y del oro con el que está compuesto, pasa finalmente hasta el propio barro.
¡Qué débil es el barro! Imagínate qué contraste tan fuerte, pues así es un poco tu vida y la mía.
Porque también nosotros hay tesoros, tesoros puestos en nuestra propia naturaleza, el hecho mismo de que la cabeza sea de oro, pues nos habla también del poder de la mente, del poder de nuestras potencias, de nuestro ser espiritual, somos entre las criaturas lo mejor que hay, desde luego.
Pero también desde un punto de vista espiritual Dios ha puesto en nosotros sus tesoros; el tesoro de la gracia, el tesoro de su amor, un amor que le lleva a morir hasta la Cruz, en redención por nuestros pecados, para rescatarnos de la muerte.
El tesoro de su Madre Santísima, que es Madre tuya y Madre mía, el tesoro de nuestra condición de hijos de Dios, el tesoro de nuestros talentos que también se nos pedirá cuenta al final de nuestra vida.
El tesoro de nuestra vocación y todo eso ¿Dónde está puesto? en unos fundamentos, hay que reconocer, vámonos la mano al pecho ahora, la verdad es que somos bastante débiles.
JUNTO CON ESOS TESOROS TAMBIÉN…
También está así como esos grandes tesoros, está también esa inclinación al pecado, esa debilidad fruto del pecado original, presente en nuestra vida y esa facilidad para equivocarnos, esa facilidad de alejarnos del camino, esa facilidad de tirar los tesoros que ha puesto Dios en nuestra vida.
Tanta facilidad de apegarnos a este mundo, de apegarnos malamente a las cosas materiales, la sensualidad, el consumismo. En fin, no olvides por eso nunca ese dato tan fundamental: en mi vida hay tantos tesoros y estoy apoyado en pies de barro y por tanto, soy débil, me puedo quebrar.
Y en mi vida está lo más valioso, lo divino y lo más débil, lo tristemente humano, el pecado.
LA SOBERBIA NO NOS PERMITE VER LA VERDAD
Ojo que esta idea puede ser un desatascador de la vida espiritual, que a veces, o exageramos lo malo que hay en nuestra vida y estamos solos mirándonos los pies de barro, cosa que es necesaria, pero que si se exagera, causa la depresión o exageramos quizás sin darnos cuenta en lo bueno que hay en nosotros y se puede caer en las soberbia.
De pensar que soy tan bueno, tan bueno, que como no me hacen más reportajes para la televisión y para el mundo entero para que me conozcan. Nadie piensa así evidentemente, pero ya me entiendes, la soberbia nos lleva a no ver la verdad, la verdad de lo que somos y entonces qué caídas tan duras nos damos.
No hace mucho, hablaba con una persona que me decía muy compungida a esto: “yo lucho y lucho y no lo he conseguido todavía” como la canción.
Y cuántas veces la respuesta está en: “te has olvidado de quién eres, te has olvidado que tienes los pies de barro”. Así que antídoto para la soberbia, muy sencillo: la verdad está en ver la estatua completa, no vale ver solo la cabeza, no vale concentrarse sobre los pies.
ORO Y BARRO
Oro y barro, lo divino y lo humano presente en mi vida, yo soy todo eso, grandes tesoros y grandes debilidades.
Si lo vemos así, qué fácil es, por un lado, dar gracias a Dios por todo lo que hemos recibido y por otro lado, estar muy atentos, vigilantes, porque en cualquier momento me puedo caer. Mientras tenga presente esa necesidad de conservar, de proteger estos tesoros en mi vida y de cuidar de que el barro no se rompa y destruya todo el conjunto, entonces seremos personas más humildes.
De hecho es como termina esa visión porque dice:
“mientras estabas mirando”
le dice Daniel a Nabucodonosor,
“una piedra se desprendió, sin intervención humana, chocó con los pies de barro de la estatua y los hizo pedazos”.
Te Imaginas verdad, todos estos metales preciosos, el oro, la plata, el bronce,
“todos triturados y llevados por el viento”
(Daniel 2, 34-35)
dice la escritura
“y desaparecieron sin dejar rastro”.
RECONOCER CÓMO SOMOS
Es verdad Jesús que a veces podemos sentir que este es un poquito lo que ocurre en nuestra vida, cuando nos dejamos engañar, cuando caemos en un pecado a veces recurrente, incluso, se viene todo abajo, ¿Por qué has previsto así las cosas? te has enfrentado con esa pregunta, caray, es difícil quizá de afrontarla, porque esa es la lógica, el drama en el que nuestra vida se desenvuelve, lo más grande y lo más bajo, lo divino y lo humano en mi vida.
¿Qué hay detrás de eso? hay un Dios que te ama tanto, que te confía sus tesoros y te da todo lo necesario para cuidarlos, para que los vivas, para que los disfrutes, como hijo suyo que eres, para que aprendas a moverte en esa lógica de Dios y te da todo lo necesario, la Eucaristía, la Sagrada Escritura, la confesión, la formación que recibes, la amistad, la compañía y el consejo de tanta gente que tienes alrededor, la Iglesia, el Papa, los santos, la comunión de los santos.
¿Qué podríamos decir que nos falta? Nada, realmente nada, pero para eso no te olvides, mira la figura completa, grandes tesoros en pies de barro, esa es nuestra vida.
Con la ayuda de Nuestra Madre Santísima, conseguiremos tener esa humildad buena, la humildad de saber realmente quiénes somos y así recomenzaremos siempre a pesar de las caídas.