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CAMINANDO JUNTOS CON JESÚS

CAMINANDO JUNTOS CON JESÚS

«El Hijo del Hombre no ha venido a perder a los hombres, sino a salvarlos».

Dice un versículo del Evangelio de hoy, que será objeto de nuestra reflexión.

LA IGLESIA MISIONER

Nos encontramos en el umbral del Sínodo de la Sinodalidad, que tendrá lugar en Roma. Todos los cristianos nos sentimos comprometidos a rezar en estos días con más intensidad por la Iglesia, pidiendo por el Papa, los obispos, los sacerdotes y los fieles que van a participar del Sínodo, para que el Espíritu Santo les ilumine y lleven a la Iglesia por el camino que Cristo nos enseñó.

De allí el versículo que vamos a comentar.

«El Hijo del Hombre no ha venido a perder a los hombres, sino a salvarlos».

Y es el Hijo del Hombre quien fundó la Iglesia para que sea el arca de salvación. Y además instituyó los sacramentos para ayudarnos a caminar por el camino que lleva al Cielo.

Jesucristo le entrega a Pedro el poder de las llaves. Y a todos los apóstoles, antes de irse al Cielo, les pronuncia el discurso de la gran misión para que vayan por todas partes bautizando y anunciando el Evangelio.

La Iglesia tiene esa misión. Que es una labor que realiza en todo el mundo, una labor misionera de ir por todas partes hasta los confines de la Tierra, para llevar la Palabra de Dios.

Desde los tiempos de Cristo hasta la fecha ha ido creciendo en todo el mundo con la presencia de Dios en el mundo a través de los Sacramentos que son signos de vida. Así ha crecido la Iglesia en todos los continentes, … y sigue creciendo.

Jesucristo ha estado presente en la Eucaristía y no solo en el Sagrario, sino en la interioridad de cada uno de nosotros cuando hemos comulgado y estamos en gracia de Dios.
Y entonces, la Eucaristía es para cada persona «prenda de la gloria futura». Es el alimento para poder llegar al Cielo. Recibimos a Dios, cuidamos a Dios en nosotros y caminamos con Dios. Caminamos junto con Dios. ¡Todos los que vivimos en gracia de Dios para llegar al Cielo!

SINODALIDAD

el objetivo es caminar juntos. Caminaremos juntos con Dios.

El Papa Francisco dice que en la Iglesia cabemos todos. La Iglesia siempre ha sido misionera y ha hecho a lo largo de los siglos un esfuerzo grande para evangelizar.

¡Cuánto se ha hecho! Cuanto han hecho los evangelizadores en el mundo: superando dificultades, distancias, lugares lejanos a los que han tenido que ir y también con muchas incomprensiones y persecuciones (que nunca han faltado a lo largo de la historia de la Iglesia).

Y gracias a la santidad de vida de muchos misioneros, la Iglesia ha podido extenderse por todo el mundo, sigue creciendo y extendiéndose.

Eso es lo que quiere el Papa. Llegar a todos, ¡a todos! Al último hombre que se encuentra en el sitio más lejano, a él también.
Y hoy, todos sabemos que nos encontramos en una situación de crisis en el mundo, porque hay crisis en la familia, crisis políticas, sociales, crisis también dentro de la Iglesia, porque muchos se han alejado de Dios.

Hay lugares y ambientes que ya no son cristianos. Incluso hay pastores que no están hablando de Dios. No están predicando la doctrina cristiana. Tenemos que rezar mucho por ellos. Y otros que viven como si Dios no existiera.

En algunos sitios, se le expulsa a Dios como si fuera un intruso y se cuestiona la doctrina de la Iglesia llamándola conservadora, antigua, retrógrada. Y algunos quieren democratizar a la Iglesia para contentar al mundo que se ha alejado de Dios, adaptando las costumbres de los tiempos.

Y vemos cuantas cosas ocurren, que da muchísima pena ver gente alejada de Dios y confundida…. ¡Bastante confundida!

CRISTO VINO A DECIRNOS LA VERDAD

San Josemaría Escrivá, el santo de lo ordinario, decía:

“No es la Iglesia la que debe adaptarse a los tiempos, sino son los tiempos los que deben adaptarse a la luz del Salvador”.

Son los tiempos los que deben adaptarse a los Evangelios. Los Evangelios son para todas las épocas. La doctrina de la Iglesia, la tradición que es una fuente de la fe, es para todos los tiempos.

Es un conocimiento de la doctrina de la Palabra de Dios que el mismo Jesucristo le dijo a los Apóstoles, que la llevaran por todas partes, y está presente en muchísimos sitios, en muchísimas personas, y en muchos corazones. Ahí está la doctrina de la Iglesia.

Por esa siembra que la Iglesia ha realizado a través de los misioneros en tantos lugares del mundo.

Cristo viene al mundo para salvar al mundo. Y si tenemos que ir al mundo para acercarnos a la gente, le tenemos que anunciar que Dios Padre, mandó a Jesucristo para rescatarnos y que Él, Cristo,

«es el camino, la verdad y la vida».

Cristo nos viene a rescatar de la esclavitud del pecado. Todos tenemos que luchar contra el pecado, porque todos somos pecadores.

El pecado, pues, se mete en la cabeza y en el corazón del hombre. El diablo existe, el diablo tienta y el diablo empuja hacia el pecado a ir contra Dios. Y eso forma parte de la fe.

La Iglesia nos enseña a cuidarnos de las tentaciones, a huir de las ocasiones de pecado y a luchar contra el pecado con la ayuda de la gracia que el Señor nos alcanza precisamente a través de la Iglesia.

SANAR AL HOMBRE

La Iglesia que se acerca a los hombres les tiene que decir la verdad. Les tiene que decir que deben luchar contra el pecado, porque el pecado esclaviza. El pecado es estar contra Dios, contra lo que es santo, sagrado, limpio y lo que es noble. ¡Va contra la vida!
Jesucristo viene a rescatar al hombre, y rescatarlo es ayudarle a que deje el pecado, a que diga que no al pecado y la tentación.

Y ésta es la misión más importante de la Iglesia: el rescate del hombre.

El hombre recupera su libertad cuando lucha contra el pecado, cuando deja que Dios intervenga en su vida para alejarse del pecado. Y eso es rescatar al hombre.

Todos los cristianos tenemos el deber de hablar, de enseñar, de educar, y de formar a las personas con la doctrina que el Señor nos ha dejado, que el mismo Cristo predicó y fue ejemplo también.

La Iglesia nos enseña que hay un Magisterio de la Iglesia, que es la enseñanza de la verdad para poder ir con Cristo. Entonces Cristo es el que sale a buscar a los pecadores.

Y esto es lo que el Papa nos está diciendo ahora, ‘salir a las periferias’, salir a buscar esas personas que están alejadas, que tienen muchas dificultades, que están en problemas, hay que ir a buscarlos, pero con la verdad, para que se conviertan los que se tienen que convertir.

Todos tenemos que convertirnos, pero hay personas que están más alejadas y necesitan aprender mejor la doctrina para tener luz y poder orientar su vida de acuerdo con la verdad para que sean felices.

Los que están lejos de Dios deben ser conscientes y reconocer que se encuentran en una situación de pecado. Si están lejos de Dios es porque están en pecado y para acercarse a Dios deben arrepentirse de sus pecados.

SACRAMENTO QUE NOS LIBERA DEL PECADO

Todos nosotros pecamos y nos arrepentimos, y vamos al sacramento del perdón, de la confesión para pedirle perdón al Señor. Porque nosotros nos sentimos culpables de esos pecados, somos culpables.

Entonces el Señor nos perdona y la Iglesia nos enseña el acto de contrición para pedir perdón. Nos enseña a hacer propósitos de no volver a pecar.

¿Y entonces? Esa es la Iglesia, la Iglesia de Jesucristo. Jesucristo es la cabeza de la Iglesia.

La Iglesia nos enseña los mandamientos para vivir de acuerdo con los mandamientos. Y está muy claro que no debemos juzgar a nadie y mucho menos maltratar a las personas.

Tenemos que querer a todos, incluso a los que están en pecado, pero no podemos tener afecto al pecado.

No podemos querer que el ladrón siga siendo el ladrón, que el mentiroso sigue siendo mentiroso, que el adultero sigue viviendo en adulterio.

Caminar con Dios es vivir los mandamientos. Luchar para vivir con los mandamientos es estar unidos con la verdad, con la palabra de Dios que nos hace libres.

Es amar la vida desde la concepción hasta la muerte, es no manipular ni enmendarle la plana a Dios.

Caminar con Dios es decir que sí a su voluntad, convencidos de que Dios quiere lo mejor para nosotros. Caminar con Dios es vivir la caridad.

Encomendemos mucho el Sínodo, llenos de esperanza en el Espíritu Santo y en la intercesión de nuestra Madre, la Virgen María.

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