EL BARRIO DE TRIANA
Hace unos años tuve la oportunidad de pasar unos días en Sevilla, España… Caminar por ese paseo tan agradable del rio Guadalquivir, viendo al otro lado del rio el barrio más conocido de Sevilla -creo yo-, que es el barrio de Triana.
Y en una de esas caminatas, en la tarde, de repente me encuentro que hay una cantidad de gente llegando, subiendo a un barco, para intentar agarrar una bandera que está en el extremo de un palo de madera untado de grasa, de brea.
¡Claro! Aquello es un espectáculo porque muchos de los que intentan terminan dándose unos golpes tremendos y cayendo al agua, y teniendo muchas veces que ser rescatados por un gomón, por una pequeña barca, con personal de la Cruz Roja.
LA VELÁ DE SANTIAGO Y DE SANTA ANA
Esto es algo que se realiza allí en el barrio de Triana todos los años, y se llama la Vela de Santiago y de Santa Ana. Es parte de una fiesta que se realiza cada año.
Y se trata de eso: de caminar sobre el tronco que previamente ha sido untado de cebo, de grasa, para reducir el agarre y el equilibrio. Y en el extremo del palo hay una bandera clavada, una bandera –si mal no recuerdo- blanca. Y claro, los que intentan atravesar este palo engrasado utilizan diferentes técnicas. Y en el fondo yo creo que no importa la técnica, es más bien como la valentía de lanzarse a ver si lo consiguen. Tarde o temprano alguien consigue quedarse con la bandera. El objetivo es coger la bandera.
Algunos dicen que hay que ir despacio, otros dicen que hay que ir rápido, otros dicen que siempre es necesario mirar al frente -no se puede dar uno el lujo de mirar hacia el agua- siempre a la bandera, siempre mirando a la bandera.
Y yo, en el rato que estuve observando, solamente una persona agarró la bandera. Creo que el premio es algo así como 30€ ó 40€… ¡nada! Eso seguramente se les va en seguida en invitar a los amigos a unas cervezas, a unas cañitas como dicen allí en España.
UN AÑO NUEVO COMIENZA
Y ¿por qué me acordaba de esto? Porque, pues, ha comenzado un nuevo año y volvemos a intentar, una y otra vez, a perseguir esos objetivos, esas metas, propuestas… esos ideales, esos sueños que tenemos. Y hay que arriesgarse, hay que subirse a ese tronco e intentar atravesarlo para agarrar la bandera, para llegar a la meta.
Mañana termina la Navidad con la celebración del Bautismo de Jesús. Y hay varios momentos en los que podemos tener como la misma sensación de que comienza un año nuevo. Por ejemplo, cuando empiezan las clases para los estudiantes de colegio o de universidad; o cuando cumplimos años, también es un nuevo comenzar; cuando terminamos una recuperación o una convalecencia de salud; cuando terminan las vacaciones… Hay como diferentes momentos repartidos en el año, que generan en nosotros esa sensación. Bueno, vuelvo a empezar, vuelvo a comenzar.
COMIENZA EL TIEMPO ORDINARIO
Y mañana termina la Navidad. Y pasado mañana comienza el tiempo ordinario. Pasado mañana es lunes de la primera semana del tiempo ordinario. La primera semana… Un tiempo que tiene 34 semanas, no seguidas porque en entremedias aparecen la Cuaresma y la Pascua.
“Pues Señor, yo quiero, en este rato de oración, pedirte que me ayudes este año a comenzar y recomenzar. Que este rato de oración sea una oportunidad para manifestarte ese deseo que tengo de empezar con el pie derecho, como se dice también. Porque la vida consiste en recomenzar, en comenzar y recomenzar”.
Esto yo lo aprendí de San Josemaría -que por cierto hoy es su cumpleaños. San Josemaría nació un día como hoy a comienzos del siglo pasado, en el año 1902. Pues vamos también a encomendarnos a San Josemaría en este día.
Mira por ejemplo lo que decía este santo, fundador del Opus Dei, en Forja -un pequeño libro con unos puntos que ayudan mucho a la vida de oración, a reflexionar; es el punto 384 de Forja. Dice:
“La vida espiritual es -lo repito machaconamente, de intento- un continuo comenzar y recomenzar. ¿Recomenzar? ¡Sí, sí!: cada vez que haces un acto de contrición -y a diario deberíamos hacer muchos- recomienzas, porque das a Dios un nuevo amor” (Forja 384).
LA CUCAÑA
Comenzar y recomenzar. Como los que se atreven a pasar por este palo, por la cucaña. La cucaña así se llama este juego, este reto, que reúne a muchísimas personas, casi todos jóvenes, algunas mujeres también se atreven a pasar este palo, la cucaña. Y les toca una y otra vez: si quieren intentarlo, si quieren quedarse con la bandera que está en el extremo de ese palo, tienen que intentarlo varias veces.
“Pues Señor, que nosotros aprovechemos este comienzo de año para comenzar y recomenzar en nuestra lucha, en ese deseo de hacer las cosas por amor, teniéndote muy cerca. Que este año, diariamente, te vayamos contando Señor una historia sencilla, nutrida de cosas pequeñas, de amor, de amor a Ti, a Dios, de amor a las almas, de amor a las personas; de virtudes, también de defectos; de gracia, pero muchas veces también de barro; de ese esfuerzo que ponemos por hacer bien las cosas”.
COMENZAR Y RECOMENZAR
“Qué bueno que ese comenzar y recomenzar esté respaldado también por la oración de cada día. De diez en diez. Jesús, ¡cuántos encuentros personales contigo! Cómo te vamos conociendo cada vez más y más. ¡Y así te queremos más y más también!”.
Quien no ama a Dios es porque no lo conoce. En cambio, quien conoce a Dios pues tiene que quererlo, tiene que amarlo. Tiene que reconocer en su corazón un amor puro, grande hacia Dios. Con oración se conoce a Dios, se le trata, y así es más fácil también la lucha.
“Pues, Señor, volvemos a recomenzar”. Quizá ya te habías hecho este propósito comenzando el año -ya estamos a 9 de enero, digo, ya van muchos días de este año 2021. Pero te propongo, hoy siendo este este día el penúltimo día de la Navidad (mañana es el Bautismo del Señor, el lunes comienza el tiempo ordinario) pues que nos propongamos comenzar y recomenzar.
QUE NOS DICE LA INFANCIA DE JESÚS
Quise hacer un ejercicio, para ir también terminando este ratico de oración, estos 10 minutos con Jesús. Es el siguiente: ir al Evangelio de San Lucas y revisar qué dice al final de la infancia de Jesús. Porque a esto le podemos sacar provecho para nuestra oración, y sobre todo para nuestros propósitos de lucha.
Dice San Lucas:
“Regresaron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño iba creciendo y fortaleciéndose, lleno de sabiduría; y la gracia de Dios estaba con El”
(Lc 2, 39-40).
Pues quizá estos días has podido descansar un poquito o mucho, estar con tu familia o no; pero siempre, cuando uno aterriza después de unos días de descanso, de pausa, a veces cuesta un poquito arrancar de nuevo. Qué bueno pensar también en cómo fue la vida de Jesús, María y José. Lo dice el Evangelio:
“Regresaron a Galilea, su ciudad de Nazaret”
(Lc 2, 39).
DE REGRESO A LA VIDA ORDINARIA
Pues nosotros pasado mañana, lunes, en muchos casos, muchos de ustedes ya les ha tocado comenzar a trabajar, pero muchos comenzamos o comienzan este próximo lunes. Pues que vayamos con ese deseo de regresar a la vida ordinaria con una fuerza especial que da también el descanso, que da también la pausa, pero sobre todo con esa gracia de Dios, con esa luz que pone el Señor en el alma, de querer hacer las cosas muy bien.
Antes de que empiece a la vida pública de Jesús, también aparece aquel pasaje cuando el niño se pierde en el templo. Ya tenía unos doce años y Jesús ¿Qué les dice, cuando lo encuentran?
“¿Por qué me buscaban? ¿No sabían que es necesario que yo esté en las cosas de Mi Padre?”
(Lc 2,49).
ESTANDO MUY CERCA DE DIOS
Pues qué bueno también que, con este pasaje, con estas dos citas evangélicas de san Lucas, nos propongamos comenzar este año estando muy cerca de Dios, dedicándonos a las cosas de Dios -que no son las cosas ajenas a este mundo, son las tareas que tenemos entre manos, hechas bien, por amor a Dios. Ahí es donde nos encontraremos con nuestro Señor.
Vamos a pedirle a la santísima Virgen y a san José en este año dedicado a él, que nos ayuden siempre a comenzar y recomenzar, sabiendo que esto es lo que agrada a Dios y lo que nos va acercando cada vez más, a estar más cerca de nuestro Señor.