Este diálogo con Jesús se titula: “La Trinidad y los niños” y ¿Por qué? porque mañana celebramos la solemnidad de la Santísima Trinidad y porque hoy aparecen en el Evangelio unos chiquilines, unos niños.
“En aquel tiempo si le acercaron a Jesús unos niños para que los tocara pero los discípulos los reñían, al verlo Jesús se enfadó y les dijo: dejad que los niños se acerquen a mí, no se lo impidáis pues de los que son como niños es el Reino de los Cielos”.
(Mc 10, 13-14)
Y tú Jesús no solo quieres tocarlos, bendecirlos, sino que también quieres hablar con ellos, con esos niños, con esos pequeños, o como decimos en Colombia con esos pelaos.
MISTERIO DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD
Y en esta conversación Jesús les va a explicar el Santísima Trinidad, me imagino esa conversación, impresionante, me gustaría estar ahí, cómo iniciaría esa conversación uno de esos niños le dijo a Jesús: oye Jesús, mi papá me contó que hace unos años él estaba pasando por un río y vio que había una fila de gente y que había un hombre vestido raro, como extraño y las personas se sumergían en el río y este hombre estaba ahí y pasaba uno detrás de otro y mi papá me contó que cuando pasó un señor, de repente se escuchó una voz y bajó una paloma y entonces fue una cosa muy extraordinaria, porque se abrieron los cielos y se vio una paloma que bajaba y una voz que decía:
Este es mi Hijo, el Amado en quien me he complacido.
(Mt 3, 17)
Jesús Tú estabas ahí, ¿Tú has escuchado esa historia? entonces claro, Jesús mirando con mucho cariño esos niños les dijo: Yo era ese señor, yo hice esa fila, yo recibí ese bautismo y el que bajó fue el Espíritu Santo y la voz que se escuchó fue la voz del Padre.
Así comenzaría esa explicación del misterio de la Santísima Trinidad.
Señor, es un misterio, misterio central de nuestra fe, el misterio de la vida cristiana, el misterio de Dios en sí mismo, el dogma de fe, pero claro, esos niños ¿Qué? un misterioso, no un misterio, Oh Jesús ¿Qué es un misterio? Explícame qué es un misterio y Jesús con mucho cariño les explicó que el misterio no depende solamente de si nosotros entendemos o no algo.
El misterio sobre todo depende en este caso de Dios mismo, de su infinita profundidad, ese misterio de Dios no es insondable porque ha sido oscuro, sino por todo lo contrario, porque es demasiado luminoso y los ojos de nuestra inteligencia no pueden mirarlo, se deslumbran al mirarlo.
Por eso Jesús hizo el ejercicio, niños miren el sol y esos pequeñines mirando el sol no aguantaron ni cuatro segundos, no eso no puedo mirarlo, el sol me quema los ojos, es muy poderoso, es muy fuerte, no se puede mirar. Jesús sacando en ese momento unas gafas se las pone, unas Ray Ban o unas Oakley, son mentiras, eran unas Arnette, se las pone y le dice a los niños para mirar el sol tienen que ponerse unos lentes, además unos lentes especiales.
Por ejemplo, cuando ven los eclipses, se acuerdan en las noticias como salen, cuando la gente se compra unos aparatos para ver los eclipses.
LENTES DE LA FE
Pues para mirar el sol hay que ponerse unos lentes y para entender el Misterio de la Trinidad y todos los misterios, es muy importante ponerse los lentes de la fe.
Los niños escuchaban atentamente, los lentes de la fe. Jesús y ahora te pedimos en este ratico de conversación contigo, dame fe para entender la Santísima Trinidad, para entender algo de ese misterio.
Entonces arranca Jesús, bueno niños pongan atención: Tres personas: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, en ese momento Jesús se dio la bendición y los niños entendieron, Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Muy bien, ahora el poder de Dios se divide en tres, dijo un niño, ¿Quién es más poderoso el Padre, el Hijo o el Espíritu Santo? es donde respondió: no, tienen el mismo poder, la misma sabiduría y la misma inteligencia.
Cuando a ustedes los bautizaron, estaban chiquiticos, se acuerdan que el sacerdote dijo: En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, son los tres, no solamente es uno, son los tres.
Tienen la misma sabiduría, la misma inteligencia y el mismo poder. Y ¿la misma misión? No aquí hay algo diferente, en esto si hay diferencia, porque Dios Padre tiene la misión de crear, Dios Hijo tiene la misión de redimir, qué difícil explicarles a esos niños chiquitines que venía después la Cruz, no lo iban a entender, sí los apóstoles no lo entendieron, Señor.
DIOS PADRE CREA, DIOS HIJO REDIME, DIOS ESPÍRITU SANTO SANTIFICA
Dios Padre crea, Dios Hijo redime y Dios Espíritu Santo santifica.
Bueno, ¿Qué entenderían esos pequeñines? alguna cosita entenderían de ese misterio. Siguiente, no tiene un poder tiene diferente, poder tienen un poder pero tienen unas misiones diferentes, pero claro, los tres siempre están porque son Un solo Dios.
UN DIOS Y TRES PERSONAS
Un Dios, tres personas, a ver repitan después de mí: Un Dios y Tres personas, muy bien, no es fácil de entender verdad, no es fácil de entender que uno sea un tres, pero en Dios hay un Dios verdadero, un solo Dios y Tres personas diferentes.}
En ese momento, salió un niño corriendo a toda velocidad, ¿A dónde vas?, le dijo Jesús y el niño regresó con un trébol, con una hojita del trébol y se la enseñó a Jesús, Mira Jesús, una hoja de trébol, es una hoja pero tiene tres pétalos. Jesús lo miró con cariño, qué niño tan inteligente pensó, qué niño tan sagaz, tan vivo, tan despierto, tan avispado, diríamos aquí en Colombia.
Niños, me hicieron acordar cuando yo tenía como 16 años, les dijo Jesús hablando con mi Madre María. ¿Y San José? le preguntó un niño, Jesús les tuvo que explicar que José ya había partido a la casa del Padre.
Bueno, siguió el tema, miren me acordé que cuando tenía 16 años hablando con mi Madre y precisamente explicándole el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, la Santísima Trinidad; ella en algún momento fue y dijo: espera y fue por tres velas a la cocina y entonces juntó las tres velitas apagadas todavía y luego las encendió y después cogió las tres velitas y juntó las llamas y dijo: mira Jesús yo entiendo más o menos que la Trinidad es así son Tres personas, pero una sola llama, la llama del amor.
Y Jesús quedó sorprendido también con esa imagen que le explicó su mamá, Él no la había pensado nunca, quedó muy sorprendido, luego siguieron hablando del fuego, de la luz de la llama que da calor. Y es el mismo fuego, pero la luz es diferente, la llama es diferente, el calor es diferente, son tres propiedades, son tres misiones, podríamos decirlo así.
Pues esa explicación les dió Jesús a los niños y se quedaron absolutamente sorprendidos, porque se las imaginaron, las pelitas uniéndose, una sola llama, la llama del amor y se quedaron con eso en su corazón.
Ahora Jesús, nosotros también nos quedamos con esta imagen, el amor del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, eso es Dios. Dios es amor.
Y los niños se miraban entre ellos, y Jesús les dijo: Niños traten al Espíritu Santo, el Espíritu Santo es el que les enseña a rezar, nadie puede decir Jesús, nadie puede decir Jesús es el Señor, si el Espíritu Santo no se lo reveló, es su misión.
El Espíritu Santo es el que te está revelando, En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo o cuando rezas el Gloria; Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu.
A ver niños, ¿les puedo preguntar algo? ¿El Padre es Dios? en ese momento todos se miraban y bueno levanta la mano y dice: sí, muy bien, ¿el Hijo es Dios? sí, ¿El Espíritu Santo es Dios? sí, todos gritaban al unísono: sí es Dios.
Muy bien, acuérdense Un solo Dios y Tres personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo.
HIJA DE DIOS PADRE, MADRE DE DIOS HIJO, ESPOSA DE DIOS ESPÍRITU SANTO
Y ahora les voy a contar algo, mi Madre Santa María, la Virgen, no le vayan a contar a nadie, pero la Virgen es Madre, Hija y Esposa de Dios.
¿Qué? ¿Cómo así? no puede ser, pero eso de eso vamos a hablar en otra oportunidad, porque ahora los apóstoles ya están un poco nerviosos y me están llamando y tenemos que seguir a otras aldeas. Señor, ¡Qué maravilla! ¡Qué encuentro tan especial tienes con los niños!
Los niños quieren rezar, enséñales a rezar vamos a enseñarles a los niños que puedan hablar con Dios de tú a tú.
En ese momento un niño le dice a Jesús: Jesús si Dios cupiera en esta pobre cabecita mía sería muy pequeñito, qué carcajada la de Jesús y en ese momento con mucho cariño le dice: sabes quizá en la cabeza no, pero sí en tu corazón y en ese momento les diste Jesús un abrazo, un beso a cada niño.
Bueno ahora me tengo que ir pero antes les doy la bendición: en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.
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