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ESTÁ LOCO

dolor

            “Tenía diez años.  Estaba aburrido en casa de mi abuela y me puse a revolver armarios y cajones hasta que encontré un libro voluminoso.  Se llamaba La Biblia.

– ¿Qué es esto abuela? -Un libro antiguo -me dijo riéndose-. Pero no lo abras y déjalo donde estaba. ¡No te vaya a pasar como a uno de mi pueblo, que lo leyó y se volvió loco!

Ese fue mi primer encuentro con el cristianismo.  No es mucho, pero la mayoría de mis compañeros de las juventudes comunistas de Tallin no tuvieron ni eso”

(El baile tras la tormenta, José Miguel Cejas).

LLEGÓ A PERDER EL RUMBO

Así comienza su testimonio Raúl Ukareda; un estonio en aquella época del Telón de acero o La cortina de hierro.  Y, acto seguido, afirma:

“Intenté leer aquel libro, pero como no entendí nada, lo dejé.  Además, no quería que me pasara lo que al del pueblo de mi abuela…”

En fin, él no quería perder la cabeza, no quería volverse loco.  Así que fue creciendo en un ambiente ateo hasta que llegó a “perder el rumbo”, como él mismo dice, cuando la fama como guitarrista en una banda de rock, le introdujo en un mundo nocivo hasta que tocó fondo.

Fue entonces cuando, poco a poco (pasaron muchos años y muchas cosas) empezó a buscar el sentido de la vida.

“Descubrí las enseñanzas de la Iglesia llenas de amor a la razón.  Conocí a algunas personas del Opus Dei, que me ayudaron a profundizar en la fe y, al cabo de poco tiempo, decidí bautizarme.

Se lo dije a mi mujer.  Llevábamos veinte años juntos y también ella había participado en aquel largo peregrinaje hacia Dios. (…). En el 2010 nos casamos por la Iglesia y bautizamos a nuestros hijos.

En la actualidad sigo dedicándome a la música (…)

Ahora pienso que tenía razón mi abuela: si uno lee la Biblia, corre el riesgo de volverse loco.  Pero de alegría”

(El baile tras la tormenta, José Miguel Cejas).

VOLVERSE LOCO

“Es curioso Jesús, porque la abuela de Raúl tenía razón.  No se puede estar cerca de Ti sin volverse loco.  Hay algo en el amor que siempre raya en la locura.  Es más, se me venían a la cabeza aquellas palabras de san Josemaría:

“¿Saber que me quieres tanto, Dios mío y… no me he vuelto loco?”

(Camino, 425).

“Porque es que le deslumbraba ese amor tuyo tan desmedido, tan incondicional, tan puro, tan inmerecido… ¡que es de locura!”

ENCONTRARSE CON JESÚS NO DEJA INDIFERENTE

Es curioso esto.  Cuando es en serio, atrapa el corazón.  Pero, de cara a aquellos que no entienden, uno ha perdido la cabeza.  Podrán incluso decir: “ha perdido la cabeza, es un ridículo, es un exagerado, no sé qué le pasa” o algo por el estilo.

“¿Sabías que la gente anda diciendo que tú y yo estamos locos?”

Así le decía Lucas al Chaparrón Bonaparte, en aquella famosa serie mexicana que se llamaba “Los Chifladitos”, no sé si la viste.

LOCOS DE ALEGRÍA

Pues yo te digo: ojalá que la gente ande diciendo que tú y yo estamos locos, pero locos de alegría, locos de amor a Jesucristo, incluso aunque no lo entiendan.

“Es lo que te ocurrió a Ti Jesús”.  Lo que leemos en el Evangelio de hoy:

“Entonces llegó a casa: y se volvió a juntar la muchedumbre, de manera que no podían ni siquiera comer.  Se enteraron sus parientes y fueron a llevárselo, porque decían que había perdido el juicio”

(Mc 3, 20-21).

Lo decía un buen cura de una parroquia de pueblo:

Vinieron a llevárselo porque decían que no estaba en sus cabales (Mc 3, 20-21).  Habrá que gritar a pleno pulmón, que somos discípulos de un loco. 

Que Cristo, habiendo podido redimirnos con una sola gota de sangre, derramó en la Cruz, por Amor a nosotros, toda la que cupo en sus venas.  Y que quien no responda con divina locura a locura tan divina, es un mezquino y un necio”

(Soy amigo de Jesucristo, Antonio Pérez Villahoz).

LOCURA DE AMOR DE DIOS POR CADA UNO

¡Así es! ¡Lo que es de locos es no responder con locura ante la locura de amor de Dios por cada uno!

Entendámonos, no se trata de hacer cosas raras.  Pero cuando uno ha encontrado algo importante, no piensa dos veces en jugárselo todo por aquello.  En poner todo lo que está de su parte para conseguirlo o para retenerlo.

Pensemos en las “locuras” que podría hacer un aficionado del fútbol para ir al partido en el que su equipo se juega la liga o la Champions, Concacachampions o la Copa Libertadores, la que tú sigas.

Pensemos en lo que es capaz de hacer un coleccionista para conseguir una pieza que le hace falta en su colección.

Pensemos en lo que es capaz de hacer un enamorado por coincidir con su enamorada. ¡Es de locos! ¡Sí! ¡Es de locos!

Pero cuidadito con venir a decirles que son unos exagerados o que han perdido la cabeza.  Es curioso, porque eso sería falso y cierto al mismo tiempo.  Pero es que, para entenderlos, hace falta uno mismo también perder la cabeza.  Para entender a un enamorado, hace falta estar enamorado…

¿ESTÁS ENAMORADO DE JESUCRISTO?

Qué bien lo describía aquel poeta en pocas líneas:

“En tanto que el amor dura / toda locura es fineza; / luego que el olvido empieza / toda fineza es locura”

(León Marchante).

Y yo te pregunto, me pregunto: ¿estás enamorado de Jesucristo? ¿Tienes detalles de delicadeza, de fineza, con Él? ¿Lo buscas? ¿Te haces el encontradizo? ¿Le dedicas tiempo? ¿O has empezado a olvidarte?

¿Te parecen exageraciones las sugerencias que te da el Espíritu Santo en tu alma en un rato de oración o al leer la biografía de algún santo o a través de aquel planteamiento que te hacen en la dirección espiritual?

JESÚS ES UN CHIFLADO

Dios, chiflado por los hombres.  Tienen razón sus parientes, aunque no la tienen por las razones que ellos creen tener.  La tienen porque Jesús es un enamorado de Ti y de Mí, que ha venido a buscarnos.

Tanto amor tiene, que se le olvida comer, como dice el Evangelio

“no podían ni si quiera comer”.

¡Esto es increíble!

“ENCUENTRA TU PERSONA VITAMINA”

Estoy leyendo un libro escrito por la psiquiatra Marian Rojas Estapé, que se titula “Encuentra tu persona vitamina” (te lo recomiendo) y ahí leía lo siguiente:

“Al enamorarnos todo cobra una ilusión especial. Lo que sucede es mejor, el mundo se convierte en un lugar más amable, las canciones nos recuerdan a esa persona.

Queremos saltar, bailar y llevar una sonrisa puesta todo el día. (…) Cualquier oportunidad es buena para disfrutarla. Sentimos menos apetito (…) ¡y aguantamos! Las emociones son más intensas de lo normal y la alegría se activa ante pequeños estímulos”.

Y yo te vuelvo a preguntar, me vuelvo a preguntar: ¿estás enamorado de Jesucristo?

Claro que el amor es más que el puro sentimiento de enamoramiento.

EL AMOR ES AQUEL QUE SE SABE SACRIFICAR

Justo dándole vueltas a esto, pensaba: el amor es también aquel que se sabe sacrificar, que sabe ir a contrapelo, que se quita el pan de la boca para dártelo a ti, cuando significa pasar hambre él…

“Y eso lo hiciste Tú Jesús en la Eucaristía.  Y no lo hiciste de forma improvisada, a lo loco.  Tu amor es maduro y lo anunciaste como quien declara su amor.  Lo dijiste Señor y te tomaron por necio”.

“Pero seguiste hablando y el discurso se hizo más concreto y más duro.  Y, cuando de pronto, pronunciaste las terribles palabras “carne” y “sangre” y dijiste que debíamos comerte y beberte, despertamos de golpe a la realidad de Tu locura. 

Fue como una descarga eléctrica que estremeció a cada uno de los que te escuchábamos.  Algunos se taparon los oídos o se rasgaron las vestiduras.  Los más cercanos a Ti se alejaron avergonzados: “Jesús se ha vuelto loco…”, decían”

(Relatos a la sombra de la Cruz, Enrique Monasterio).

Nosotros, tú y yo, decimos: “Gracias Jesús por estar loco; pégame a mí esa locura”.

En este octavario (porque estamos en el octavario por la unidad de los cristianos) podemos aprovechar para pedirle a Dios, a través de Su Madre, que es Madre de todos los cristianos, que nos una a todos en un amor verdadero, loco, hacia su Hijo, porque ahí empieza todo.

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