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MARÍA MADRE DE LA IGLESIA

MARÍA MADE DE LA IGLESIA

MARÍA MADRE DE LA IGLESIA

Celebramos hoy a María, Madre de la Iglesia, y las raíces teológicas de este título se remontan a la Iglesia primitiva, porque los padres de la Iglesia, obispos santos y también muchos estudiosos de los primeros siglos, hablan a menudo de María como la nueva Eva. 

Y así, como la mujer Eva, fue

«la madre de todos los vivientes»

(Gén 3, 20),

según nos cuenta el libro del Génesis; la mujer María fue la madre de todos los que viven en Cristo. Cuando san Juan dice en el Apocalipsis que la descendencia de esta mujer es

«los que guardan los mandamientos de Dios y dan testimonio de Jesús»

(Ap 12,17). 

El Papa Francisco nos decía que “la Virgen María estaba con los apóstoles cuando vino el Espíritu Santo y decía ser la protagonista con la primera comunidad de la experiencia maravillosa de Pentecostés, y rogamos que obtenga para la Iglesia el ardiente espíritu misionero” (Francisco 24-9. 2019).

PENTECOSTÉS

Hoy estamos justo en el día siguiente de Pentecostés, donde se celebra esta fiesta, porque el Papa Francisco lo estableció en un decreto que se llama “Ecclesia Mater”, en que la memoria de la Bienaventurada Virgen María, Madre de la Iglesia, fuera inscrita en el calendario romano el lunes después de Pentecostés.

El Papa consideraba que este título de María puede incrementar el sentido materno de la Iglesia en los pastores, en los religiosos y en todos los fieles. 

Esta celebración nos recuerda que el crecimiento de la vida cristiana se debe fundamentar en el misterio de la Cruz, en la ofrenda de Cristo, en el banquete eucarístico y, confiando en la intercesión de la Virgen, que es Madre del Redentor y Madre de los redimidos, decía el decreto. 

Y me parece que es una estupenda ocasión para que hoy, tú y yo renovemos el cariño que tenemos por nuestra madre y que también la veamos como madre de la Iglesia. 

En todo este empeño que tenemos de que otras personas también conozcan a Jesús, ¿te das cuenta lo importante que es la Iglesia? 

EL PLAN ORIGINAL DE DIOS

Estaba dando hace pocos días unas clases sobre eclesiología, y me llamó la atención estas cosas que ya son bastante sabidas, especialmente para los que hemos estudiado teología, pero que, explicándola siempre te refrescan un poco la memoria. 

Dios, Padre, tiene un plan para todo, y desde el principio cuando hace la creación, ya sabía que, en un momento de la historia, Él se haría hombre a través de la Segunda Persona de la Santísima Trinidad, para venir a salvarnos y nos salva a través de una institución, que es la Iglesia. 

Jesucristo viene, funda la Iglesia y es a través de la Iglesia donde nos llega la salvación. 

Qué importante es el rol que tenemos como miembros de la Iglesia, porque esa salvación que estaba en el plan original de Dios, la vivimos todos los que somos parte de la Iglesia, los bautizados y más, los que hemos recibido esta formación adicional que nos hace justamente ver las cosas con nuestros ojos. 

MARÍA, MEDIADORA DE GRACIA

Por eso, en este rato de oración. ¡Gracias Señor, por darme esta amplitud de miras, por enseñarme la belleza de tu Iglesia!, porque es tuya y por eso es santa. 

Nosotros somos pecadores y somos parte de la Iglesia, pero sabemos que la Iglesia es santa porque Tú la has fundado y porque también quieres que, a través de ella, se salven todas las personas. 

Según los Padres de la Iglesia, como san Agustín, siempre destacaron el papel de María como mediadora de gracia y protectora de la Iglesia. Y, de hecho, san Ambrosio la llama ya madre de la Iglesia, resaltando esa unidad con los fieles. 

Y si ella es nuestra madre, a ella acudimos porque necesitamos también de su ayuda para cumplir esta misión que Jesucristo tiene para la Iglesia, que es salvar a toda la gente posible. 

CREDO DEL PUEBLO DE DIOS

Ayer en Pentecostés veíamos la fuerza del Espíritu Santo que quitaba todos los miedos y todas las cosas que no funcionaban, pero a la vez, les daba esa fuerza a los discípulos. Y ella quien estaba alrededor de los discípulos, y los discípulos alrededor de María, pues ella les da esa unidad. 

De hecho, siempre también san Juan Pablo II hablaba de esa presencia maternal de María en la vida de la Iglesia desde el inicio, que es justamente Pentecostés, se considera como el inicio de la Iglesia, y siempre nos ayudaba o nos animaba a nosotros, para acudir a ella como intercesora. 

Fíjate cómo es la historia, pero durante el Concilio Vaticano II, Pablo VI proclamó solemnemente que María es Madre de la Iglesia, madre de todo el pueblo de Dios, tanto de los fieles como de los pastores. 

CREEMOS EN MARÍA

Pero en el año 1968, en la profesión de fe, conocida como el nombre de “Credo del Pueblo de Dios”, se ratificó esta afirmación. Y es lo que decimos, cuando rezamos ese credo:

“Creemos que la Santísima Madre de Dios, Nueva Eva, madre de la Iglesia, continúa en el Cielo su misión maternal para con los miembros de Cristo, cooperando al nacimiento y al desarrollo de la vida divina en las almas de los redimidos”. 

Y eso es lo que hace: cómo nos guía… nos da esas sugerencias… 

El otro día me pasó una cosa: tenía que ir a predicar un retiro aquí en Guayaquil. Iba al Seminario de Guayaquil, (que yo no me ubico muy bien, la verdad) y estaba en el otro lado, justo al otro lado de la ciudad, se llama Ciudad Celeste, la parte donde yo estaba y tenía que ir al seminario que queda en la avenida del Bombero.

Waze decía que me iba a demorar eso cuarenta y cinco minutos. Y entonces salí porque claro, cómo voy a llegar tarde al retiro que iba a predicar a los seminaristas…

UNA MADRE PENDIENTE

Y en la mitad del viaje, como era viernes esa prédica, había muchísimo tráfico, por eso salí más temprano. Pero parece que hubo un corte en la vía y el Waze me estaba llevando por un lado.

De repente empezó a ponerse rojo, sumando tiempo, hasta que por un rato me dijo que me diera la vuelta en U para irme por otro sitio. 

Al principio, no sabía si seguir esas instrucciones, porque yo había ido ya varias veces al seminario por otro camino.

Pero claro, me fie del Waze, me di la vuelta y gracias a Dios pude llegar con un poquito de retraso, pero pude llegar a ese compromiso. 

Yo veía que nuestra Madre, la Virgen, está siempre pendiente, así como los satélites que debe tener Waze con miles de información que le llegan de todos los vehículos que van funcionando.

NOS INDICA EL CAMINO

Nuestra madre tiene toda la información que ve desde el Cielo de todos sus hijos, que han vivido en todos los momentos de la historia y que están viviendo ahora mismo. 

A veces, nos sugiere eso, que pongamos nuestros ojos más en Jesús, que nos demos vuelta en U, porque lo que estamos haciendo tal vez no funciona tanto.

Y nos guía de nuevo hacia poner nuestros esfuerzos en vivir los mandamientos del Señor, en tener paciencia con nuestras debilidades, pero a la vez exigencia…

Nos ayuda a acercarnos a los sacramentos, nos va removiendo el corazón para que volvamos siempre a su Hijo. 

Ese es el papel de la Virgen. Y eso es tantas veces lo hemos experimentado.

En este mes de mayo con las romerías, cuánta gente se confiesa, por ejemplo, o cuánta gente hace ofrecimientos especiales a nuestra madre, de no beber, por ejemplo.

Recuerdo ahora un ofrecimiento de portarse mejor o de tener más detalles de cariño con los suyos. Bueno, esto es también parte del amor a la Virgen. 

ELLA NOS CAMBIA DE RUTA

Ella nos da esta guía, al igual que el Waze, ella nos lleva cuando ve que las cosas se van a poner muy difíciles.

Nos cambia de ruta, nos lleva por donde realmente vamos a tener más facilidad de llegar a su hijo Jesús. 

Señora, queremos terminar este rato de oración pidiéndote que nos ayudes a confiar cada vez más en ti. Que veamos también a la Iglesia como algo que es la voluntad de Dios, el instrumento de Dios para salvarnos. 

Que nunca hablemos mal de la Iglesia, y aunque tengamos malas experiencias. Las cosas que no nos parece que deberían funcionar de esta forma, que no nos quejemos, sino que más bien, intentemos rezar por esas situaciones.

Luego darnos cuenta de que el plan de salvación, también toma estos elementos negativos para nuestro propio bien, porque el Señor sabe más.

Vamos a poner estas intenciones en manos de nuestra Madre, la Virgen.

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