“Hace 8 días Jesús, te escuchamos decir:
«Nada que entre de fuera puede hacer al hombre impuro…
Lo que sale de dentro del hombre, eso sí hace impuro al hombre: robos, homicidios, adulterios, codicias, envidia, difamación, orgullo, frivolidad».(Mc 7, 15)
“Pero Jesús, si desde pequeño solo he recibido cosas malas en mi corazón, ¿Qué y cómo puedo hacer, para que dentro de mi salgan buenos sentimientos?”
RESUMEN DE LA HISTORIA DE TIM
… Y ahí nos quedamos hace 8 días al hacer nuestro ratico de oración, en nuestros 10 minutos con Jesús.
Y bueno, te podría resumir la historia de Tim, este niño que a los 3 años, su mamá lo deja amarrado a un poste, y su papá lo golpea, lo manda al hospital, nadie lo quiere, nadie lo visita en 3 años…
Lo único que quiere es vengarse de su papá, sale a la calle y le toca vivir en la calle, refugiarse en los parqueaderos de bicicletas de Paris durante 6 años, ¡Es una historia tremenda!
Varias personas me escribieron ese día, una de ellas me dijo: -Padre, ¡que es esa historia tan macabra!
La verdad yo me sentí mal, pues yo no quería ser amarillista, yo no quería contar una historia tan macabra, pero es una historia de verdad.
Es la historia de Tim Guenard, él es un francés, la puedes buscar en internet, puedes leer su libro que ahorita te voy a decir cómo se llama, para que lo leas, porque es impresionante.
Pero la semana pasada nos quedamos en la parte triste de la historia. Menos mal, la historia termina muy bien.
El libro que escribe el mismo Tim, que te lo recontra mega recomiendo, se llama: “Más fuerte que el odio”, muy buen libro, muy recomendable.
“Quizá, Jesús, hace 8 días me quedé muy inquieto con la vida de este personaje, pero todo va cambiando.”
HAY PERSONAS QUE SON AUTÉNTICOS REGALOS
Tim se va encontrando con personas que poco a poco van siendo luz, que él considera unos auténticos regalos.
Por ejemplo, hay un indigente que él llama: papá Gaby, que es el que le enseña a leer, (su padre adoptivo de los servicios sociales del Estado, que lo hospedó en su granja)
Hay un policía que, aunque lo llevó a la comisaria por no tener documentos, es la primera vez que él no está haciendo nada, y se lo lleva…
Y precisamente por eso se deja llevar, porque él siempre huía de los policías, pues él lo veía como un juego, pero esa vez no, se dejó atender por el policía que lo miró a los ojos, como nadie nunca lo había mirado.
Luego se encuentra con una buena jueza que no lo condenó, sino que le consiguió un trabajo.
Se encuentra después con el padre Thomas Philippe, sacerdote dominico a quien se dirige muchas veces, incluso una de ellas a las 3 am (porque el Padre le había dicho, ven cuando quieras)
Y un día toca la puerta de la casa donde vivía el Padre, abre la puerta porque ve que está abierta, y llega hasta su habitación, y el Padre se pega un susto tremendo.
Pero a esa hora lo atiende, lo escucha, y lo perdona, y sobre todo es acogido, ahí recibe los sacramentos.
Jesús, hay algo del Padre Thomas que me ha gustado especialmente, decía Tim:
«Los «minutitos» del padre Thomas son famosos por ser muy elásticos, más cercanos a la media hora que a los sesenta segundos.
Hay cola delante de su casa. Vienen a verle desde lejos para pedirle consejo, compasión y consuelo.
Sus visitantes tienen un aspecto, una experiencia vital, un medio social y una cultura muy diferentes.”
FALLAN LAS APARIENCIAS
Hay un personaje clave con el que Tim comienza a trabajar en unas cuestiones de esculturas de gárgolas en París. Parece un tipo rudo, con carácter un poco fuerte… Pero es diferente pues, aunque tiene ese carácter fuerte no pelea. Y aunque tiene músculos fuertes no pelea, ahí fallan las apariencias.
Se llama Jean-Marie. Y para más sorpresa de Tim, le dice que vive en un hogar, llamado el Arca, con personas disminuidas mentales.” Todo esto lo dice el libro, no son palabras mías.
Un día Tim decidió ir a ver si realmente trabajaba con personas discapacitadas. (que así se las llama en el libro)
Nosotros sabemos que no se les llama así, son personas que tienen otras habilidades, diversas habilidades, y es verdad, basta con conocerlas, vivir con ellas y tener esa experiencia.
Entonces Tim, ve a estas personas, conoce a estas personas y él dice: fueron las primeras personas que me trataron de forma normal.
-Cuando llegué, uno de ellos me preguntó mi nombre, y entonces puso su mano en mi pecho y me dijo: “Eres agradable, Tim”.
-Yo no sabía que era agradable hasta ese momento, nunca me lo habían dicho. Me tomó de la mano y me llevó a su mesa, me sirvió un tomate relleno, y luego otro. Al final de la comida vino a verme y me dijo: ¿Vienes a ver a Jesús conmigo?
No sabía quién era la persona de la que me hablaba. Pensé que era un señor portugués que se llamaba Jesús. “¡Señor, él no te conocía!”
Y entonces se dirigen a ver a ese “tal Jesús”, (perdona que lo diga así) y cuando llega, era una Capilla, y allí estaba. En una custodia. Y él cuenta que estaba en una cosa que parecía un “sol.”
Y además él llega hablando y todo el mundo en silencio absoluto, los niños se voltean y le dicen que se calle. Pero él no sabía que estaba delante de Jesús, él no lo sabía.
SUS ROSTROS IRRADIAN LUZ
Y Tim cuenta:
“Lo que me impresiona, es la expresión de los rostros. Algunos irradian una luz. Están todos apacibles, tranquilos, serenos.
Me digo: «Si ellos consiguen ver a Jesús ahí dentro, ¿por qué no yo? Voy a intentarlo. Voy a ponerme en posición, y ¡paf!, debería funcionar».
Me arrodillo cinco minutos, sigo sin ver nada. He debido olvidar algún detalle del modo de empleo. ¡Ah, sí!, cerrar los ojos.
Sin duda hay que empezar por cerrar los ojos… Intentémoslo. Cierro los ojos… Cinco segundos, diez segundos, quince segundos… Nada, sigue sin pasar nada. ¡No me voy a pasar aquí toda la noche a oscuras!”
Así cuenta el relato, además dice que en algún momento entra un sacerdote, (él no sabía qué era un sacerdote) y se lleva la Custodia, y él le dice: No, no, no, espérate que estoy intentando tener la misma experiencia que están teniendo estos niños aquí.
Que están además de rodillas y no se cansan, yo estoy fundido aquí. ¡Es la primera vez que se encuentra con Jesús!
“Señor, él se ha ido encontrando contigo en medio de esas personas que ha ido conociendo”
“Y yo quiero entender que al corazón de Tim fue llegando, Señor, tu semilla poco a poco. Algo comenzó a navegar en su mente, y eso que comenzó a navegar en su mente, era una luz hermosa.”
Como dice San Pablo a los Filipenses:
“Todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre, si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.”
(Fil 4,8)
Uno cuando lee esto piensa: si uno tiene experiencia de esto pues qué maravilla, pero si uno no ha tenido esta experiencia ¿qué va a hacer?
AÑORAR LO VERDADERO
Tim no podía pensar en nada de eso, porque no conocía nada de eso. Pero su corazón sí que añoraba lo que es verdadero, lo que es honesto, lo que es justo, lo que es puro, lo que es amable… ¡Y eso es Jesús!
Jesús para eso vino, pienso en algún personaje de los Evangelios o de las Escrituras, así como Tim…
Se me ocurre “La Hemorroisa”, ella oye hablar de Jesús, viene caminando y piensa: solo con tocar su manto me curaré. Luego se encontró con su mirada, escuchó su voz.
Y Jesús que le dice: ¡Qué grande es tu fe, mujer!
Esta mujer no sabía quién era Jesús, pero oye hablar de Él, lo ve pasar y va y se encuentra con Él y tiene una experiencia única.
Esto es lo que le pasa a Tim y a mí también, cuando me encuentro con Jesús, con sus palabras en mi interior, ya no tengo que huir. Ya no debo huir.
Ya me he encontrado con lo verdadero, con lo puro, con lo que es honesto, y debo iniciar más bien, una vida interior.
Y en el interior comenzará una lucha, y esto es una buena señal, cuando comienzo a luchar en mi interior, a que mi corazón vaya tras de las cosas que son hermosas, buenas y honestas.
Esas discusiones interiores porque el corazón se quiere agarrar siempre de la mejor parte, de lo que es noble, honesto.
Pero también está la invitación al pecado, al mal, a la concupiscencia, a la mediocridad, ¡Una batalla interior!
Y por eso san Pablo dice:
“Todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre, si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.” (Fil 4,8)
“Señor, cuando yo me encuentre con esas cosas, debo recordarlas, las debo interiorizar muchas veces al día, así tenga una vida miserable, así tenga una vida desastrosa, aunque mi experiencia humana sea terrible…”
“Jesús, ¡que libre esa batalla interior!”
LA BATALLA INTERIOR
Como la experiencia que tiene san Agustín:
“¡Tarde te amé, hermosura tan antigua y tan nueva, tarde te amé! Tú estabas dentro de mí y yo fuera, y por fuera te buscaba”
Y así, Jesús, es la batalla interior. Siempre te diriges a un punto pequeño que está en el fondo del corazón, y si nosotros dejamos que esa semilla se abra y le digo que sí, será una luz poderosa, amable, bella.
Y llega inmediatamente una alegría y una dicha serena y pacífica qué me invita poner en acto lo que me indica la luz.
Se trata de un encuentro con Dios y con el prójimo, un contacto, una relación. Un acto de amor y de confianza. ¡Eso es lo que necesitaba Tim!
En la historia de Tim queda un reto grande pendiente, que es el perdón…
Pero eso será para otra meditación, o para que leas el libro y encuentres el tema del perdón.
El evangelio de hoy dice:
««¿Quién dicen los hombres que soy yo?» Ellos le dijeron: «Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías; otros, que uno de los profetas.»» ««Y ustedes, ¿quién decís que soy yo?» Pedro le contesta: «Tú eres el Cristo.»»
(Mc 8, 27-30)
“Señor, quiero buscarte, quiero encontrarte, quiero conocerte, quiero poder enamorarme de Ti, permíteme tener esa experiencia de Ti, y te pido por aquellos que no la tienen, que todavía no te conocen, dales esa oportunidad.”
¡Porque cuando uno conoce a Cristo, no hay de otra, que enamorarse de Él!