NUESTRA SEÑORA DE LOS ÁNGELES
Madre mía Inmaculada, hoy te celebramos a ti, Señora, bajo el título de Nuestra Señora de los Ángeles. Es más, gracias a esta advocación hay mucha gente que lleva el “de los Ángeles” en su nombre. No sé: Paulina de los Ángeles o el más común, María de los Ángeles, Mariángeles. Bueno: felicidades a todas.
Nuestra Señora de los Ángeles. Seguro que los Ángeles se sienten honrados en esta fiesta. Porque sí: es su Señora y Reina, ¡y qué Reina!
Ellos tuvieron la suerte de estar presentes desde el primer momento… La vieron nacer en Nazaret. “Todos la miran. Joaquín y Ana dan gracias a Dios. Yahvé abre una ventana del Cielo y mira. Los ojos del Omnipotente se detienen en Nazaret, donde aparentemente nunca pasa nada. Su mirada de amor infinito se recrea en la niña que duerme en su cuna. La Trinidad mira y sonríe, y el universo se llena de la alegría de Dios. (…) La Niña duerme, no sabe nada, es pequeñita. Los ángeles boquiabiertos, contemplan la obra maestra de Dios. En su alma el Señor ha puesto toda la luz de las estrellas y toda la bondad de su Amor. Un ángel se queda a su lado. Es el ángel que Dios coloca junto a la pequeña para que la proteja, la guarde, la guíe, la ayude… y el ángel se siente anonadado ante tal don y gracia”. (Acercarse a Jesús con María, Josep Maria Torras).
LLENA DE GRACIA
¡Te imaginas el “santo orgullo” de ese ángel, y la “santa envidia” del resto de los ángeles! Pero bueno, seguro que todos, todos, se asomaban constantemente para deleitarse viendo a la obra maestra de Dios, a la “llena de gracia”.
“La Niña crece en edad, sabiduría y gracia, delante de Dios y de los hombres. Los años pasan. María corretea por la casa. Cada día es más hermosa; su hablar es gracioso, alegre. Su Ángel a su lado. Él no se cansa de ir con María, de contemplar su rostro hermoso y de verla crecer en edad, amor y sabiduría. Y en ella descubre la belleza de Yahvé reflejada como en un espejo. La sencillez, espontaneidad, dulzura, delicadeza, obediencia y ternura de María le sorprenden. Ve, en todo lo que hace la Niña, el rostro de Dios-Padre. Su Ángel a su lado. Ella no lo ve, pero intuye su presencia protectora. En su interior se dirige a él, le trata con afecto, le agradece sus servicios… y le pone un nombre. No lo ve, pero le ama… y el Ángel da gracias a Dios”. (Acercarse a Jesús con María, Josep Maria Torras).
MARÍA REINA DE LOS ÁNGELES
¡Qué gozo el de ese ángel, el del ángel custodio de María! ¡Y qué gozo el de todos los ángeles al saber que ellos eran seres dignos de cuidar, de custodiar a su Señora!
Yo siempre me he imaginado a San Gabriel Arcángel temblando (como puede temblar un ángel) en la escena de la Anunciación… Cuando le lleva el mensaje de que Dios la ha elegido como madre del Mesías, tiembla. Porque, aunque María no lo sepa todavía, su vocación como Madre de Dios la hará también ser Reina de todos los ángeles. O sea, el arcángel tiene la suerte de estarse dirigiendo a su Reina. Y ella responde que sí (fiat, hágase), y el arcángel se retira mientras en el Cielo estalla la fiesta, con todos los ángeles.
Y así fue, hasta sus últimos días. Ellos la vieron crecer; la vieron llorar y sufrir; la consolaban secretamente, discretamente, durante la pasión; ellos la acompañaban cuando Jesús ya había ascendido a los Cielos. Hasta que llegó el día en que María fue asunta por Dios, en cuerpo y alma, a los cielos: ¡y los ángeles se alegran! Así, justo así, lo canta la Iglesia cuando celebra la Misa de la Asunción de María a los Cielos.
PATRONA DE COSTA RICA
Por eso tiene toda la lógica del mundo esta fiesta y este título: Nuestra Señora de los Ángeles. Que, dicho sea de paso, es patrona de Costa Rica. Ahí está su santuario en Cartago; que en estos días está abarrotado de gente. Y ahí tuve la suerte de ir hace pocos meses, con otros sacerdotes, a saludar a nuestra Madre, y bueno, aproveché para rezar también por todos en 10 minutos con Jesús América Latina.
Pero no sólo Costa Rica. No sé si sabías, pero California fue la tierra donde llegó el primer misionero estadounidense, San Junípero Serra, que era franciscano. Ahí fundó las primeras misiones franciscanas. Por eso ahí las ciudades llevan el nombre de San Francisco, Santa Clara y, no podía faltar, “El Pueblo de Nuestra Señora la Reina de los Ángeles” que es el nombre completo de la famosa ciudad de Los Ángeles. O sea, que si eres fan de los Lakers, o de los Dodgers, del Galaxy, o de los Rams o de los Clippers, bueno, te puede servir acordarte de esto cada vez que los veas jugar.
SAN FRANCISCO DE ASIS Y NUESTRA SEÑORA DE LOS ÁNGELES
Pero no nos desviemos. Esta fiesta tiene que ver con San Francisco de Asís porque “el 2 de agosto ha quedado en el calendario cristiano como el día de la fiesta de Nuestra Señora de los Ángeles, en recuerdo de la consagración de la pequeña Iglesia del mismo nombre en Asís. En una noche de julio del año 1216, Francisco oraba fervientemente en su pequeña cueva del bosque. Pedía a Dios la virtud de la humildad; tenía 34 años.
Aquella noche el Señor le dijo al “poverello”: “Francisco, ¿quién puede hacerte mayor bien, el amo o el siervo?” Francisco le preguntó a Jesús cómo podría servirle él, y escuchó que le respondía: “Repara mi Iglesia”. (…) Primero Francisco tomó las palabras del Señor literalmente y con gozo reparó la capilla donde había recibido la visión del Señor. Después bajó al bosque en el valle de Asís y reparó la vieja capilla de Nuestra Señora de los Ángeles, llamada Porciúncula (pequeña porción). Por su devoción a la Santísima Virgen y por su reverencia a los ángeles, San Francisco tomó la Porciúncula como lugar de vivienda. Los campesinos insistían en que ellos muchas veces escuchaban ángeles cantando en la Porciúncula. (…)
REPARA MI IGLESIA
“Un día, durante una tormenta, rezaba con una perfecta contrición que le perdonara los pecados de su vida pasada: “¿Quién eres tú, mi querido Señor y Dios, y quién soy yo, vuestro miserable gusano de siervo? Mi querido Señor, quiero amarte. ¡Mi Señor y mi Dios, te entrego mi corazón y mi cuerpo y yo quisiera, si tan sólo supiera cómo, hacer más por amor a ti! Repetía: “Señor, ten misericordia de mí, que soy un pobre pecador”. El Señor le respondió: “Francisco, tus pecados han sido borrados. Y de repente él sintió un impulso irresistible de ir a la pequeña iglesia, a la Porciúncula.
Y en cuanto entró, como siempre, se arrodilló, inclinó su cabeza y dijo esta oración:
“Te alabamos, Señor Jesucristo, en todas las iglesias del mundo entero. Y te bendecimos porque por tu santa cruz redimiste al mundo”. Luego, al alzar su mirada, en su asombro, Francisco vio una luz brillante arriba del pequeño altar y en unos rayos misteriosos él vio al Señor con su Santísima Madre con muchos ángeles”.
San Francisco acabó entendiendo, con la intercesión de María, que la reconstrucción de la Iglesia pasaba por su conversión”. (Agosto 2017, Con Él, Fernando del Moral).
Ese es el origen de la fiesta que celebramos hoy. Es una fiesta actual porque la Iglesia necesita, también hoy, ser reparada, reconstruida, y eso pasa por tu conversión y la mía.
Unámonos en este día a la celebración de los ángeles en el Cielo, regalándole a Nuestra Señora, a la Señora de todos los ángeles, un firme propósito de conversión.