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O ÉL O NADA

nada

Ya te has dado cuenta que las lecturas de todos estos días de cuaresma es decir, la primera lectura tanto como el salmo y el evangelio están especialmente escogidas para que entre las tres nos digan, algo muy especial, una enseñanza muy concreta que va marcando día a día ese camino cuaresmal. Esos días de preparación para los misterios que celebraremos en la Semana Santa.

¿Y qué nos dicen las lecturas del día de hoy? La primera lectura está tomada de Jeremías y la verdad es que impresiona, dice:

“Maldito quien confía en el hombre y busca el apoyo de las criaturas apartando su corazón del Señor”

(Jr 17, 5).

¡Ojo! Ojo porque siempre, y ahora también, son unas palabras muy fuertes estas de escuchar, porque Tú Señor, has querido que una cosa como esta, una maldición, aparezca en la Escritura. No suena a castigo, a venganza a cobrar o ajustar cuentas. En realidad la clave la da la misma frase.

NO TE APARTES DEL SEÑOR

¿Por qué es maldito el que quita su corazón, aparta su corazón del Señor? Porque busca el apoyo en las criaturas; y dice:

“Será como cardo en la estepa que nunca recibe la lluvia. Habitará en un árido desierto, tierra salobre e inhóspita”

(Jr 17,6).

Y la imagen esta del cardo, es decir, una planta que siempre está seca y tiene muy poca agua a su disposición y está en medio del desierto soportando un clima tan difícil, es el símbolo del que precisamente está lejos de Dios. No tiene apoyos, su fundamento es muy débil y su castigo precisamente es el no poder contar con Dios.

El castigo del que se aleja de Dios no es un gran sufrimiento que Dios mande en venganza, no. El castigo es precisamente no contar con Dios y lo peor que hay para el hombre es no contar con Dios. Si te pones a pensar ¿qué cosa es el infierno? No estar con Dios, es la privación de algo.

Si, en efecto habrás escuchado muchas veces o visto incluso en representaciones artísticas de cómo es el infierno y hay penas muy duras y un sufrimiento muy grande; es verdad, eso es parte de la pena. Lo que en teología se distingue pena de daño y pena de sentido.

NUESTRA SUMA FELICIDAD

Y la teología misma nos enseña que la principal fuente de sufrimiento del alma que está en el infierno es la privación de Dios, el no estar con Él. Porque Dios es nuestra suma felicidad, estamos hechos para Dios y vernos privados eternamente de su compañía, es la principal fuente de sufrimiento.

Así que ojo, no pierdas de vista el infierno y la maldición de la que habla el profeta Jeremías es estar sin Dios, ese es el castigo. Y continúa un poquito más adelante, dice:

“Bendito quien confía en el Señor y pone en el Señor su confianza. Será un árbol plantado junto al agua, que alarga a la corriente sus raíces. No teme la llegada del estío. Su follaje siempre estará verde. En año de sequía no se inquieta, ni dejará por eso de dar fruto”

(Jr 17, 7-8).

Precisamente esa es la otra cara de la moneda. Si el castigo del hombre que se aleja de Dios es la soledad, por decir así; es privarse de Dios, es no estar, no disfrutar de Dios. También la bendición del hombre bueno, del hombre creyente, del hombre de fe, es Dios mismo.  Su premio es Dios mismo, su alegría, su gozo, es la compañía de Dios y nada le faltará, nada le falta.

FE A PRUEBA DE BALAS

Puede haber sufrimientos, dificultades, un revés económico, una enfermedad. Pero el que cree tiene algo que nada, ni aunque fuera un terremoto de grado 10, puede tirar abajo. Quizás has tenido ocasión de conocer a alguien así; alguien cuya fe está a prueba de balas, pase lo que pase siempre es optimista, siempre tiene un comentario positivo, mira el futuro con esperanza.

¿Has conocido a alguien así? Quizás sí, pero no importa. Lo más importante es si tú puedes ser una de esas personas. Y yo te digo, sí puede ser una persona así, cuya fe sea tan grande que tengas esa bendición que menciona Jeremías. Que nunca te falte nada porque siempre tengas a Dios.

Y pase lo que pase, venga lo que venga, sea cual sea los peligros y dificultades a las que te enfrentes, siempre tendrás a Dios, lo único necesario.

Por eso a veces me ha tocado, sobre todo hasta hace poco por la pandemia, atender a personas muy temerosas del futuro. A los pequeños especialmente les hacía sufrir ¿qué pasa si un día falta papá o falta mamá o mi abuelita o mi abuelito que tiene muy mala salud? ¿qué pasa si se enferman o qué pasa si falto yo?

CAMINO DE VÍA ÚNICA

Y a veces no tan pequeños, también gente mayor y adulta con grandes miedos. No por la salud, quizá por una gestión económica, por un trabajo que están esperando una solución positiva, tantas situaciones que nos presenta la vida de modo incierto. No lo olvides nunca, el que pone en Dios su confianza es como el árbol que crece junto a la acequia, siempre tendrá agua disponible.Pero a ver, hay que también aceptar Señor, la verdad es que el camino que nos propones es de vía única o Tú o nada. Pues sí, la verdad es que sí, la vida cristiana, el camino cristiano es de todo o nada o Jesús o nada. Tú Señor, Tú Jesús, nos lo has dicho ya en el evangelio:

“Yo soy el camino, la verdad y la vida”

Soy Yo.

Nuestra fe cristiana centra todo en Cristo. Por eso la palabra que define y perfila nuestra fe: Cristocéntrica. Nuestra fe es Cristocéntrica, está centrada en Cristo. De hecho eso es lo que caracteriza nuestra fe. En las otras religiones los fundadores han abierto un camino, han dejado unas enseñanzas y han señalado la senda que conduce a la felicidad, a la trascendencia o lo que se considera como la meta del hombre. Pero lo importante no es el fundador sino ese camino que han abierto.

¿ESTÁS DISPUESTO?

Nuestra fe en cambio, la fe de Cristo, centra todo en su persona. El camino que ha abierto Jesús es Él mismo y con Él nos tenemos que encontrar. Por eso tiene tanto sentido que te llame la atención que en nuestra fe cristiana hablemos de acompañar a Cristo en la cruz o acompañarlo en estos días de cuaresma o hablar del encuentro con Cristo ¡Claro, porque es que está vivo! y hay que pasar por Él.

No son una serie de enseñanzas morales por muy bonita que suene lo que define nuestra fe sino una persona viva, que te busca y quiere ser tu única seguridad. Quiere que pongas en Él toda tu confianza. No un poco, no, toda tu confianza en Él. Es ambiciosa la fe cristiana, no lo dudes.

La fe cristiana es para ambiciosos ¿Estás dispuesto? No es fácil, no creas que es fácil pero todo lo podemos en el Señor. Vamos a pedirle a la Virgen, Ella puso toda su confianza en Dios.

Madre nuestra, ayúdanos a decidir siempre por Dios. Ante algo que ponga en juego o ponga a prueba nuestra fe, nuestra vida moral, nuestras decisiones en el presente, en el futuro, que siempre busquemos el camino de Jesús y que en Él depositemos toda nuestra confianza y entonces recibiremos la bendición del Señor.

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