NO TEMAN
Hoy día el Evangelio de san Juan es breve. Si uno quiere una versión bastante más detallada, más emocionante, con todo lo que ocurrió aquella noche -esa noche-, con el mar de Galilea, el lago encrespado, con viento, con oleaje… Una versión un poco más dramática y con más detalles como fue en verdad, es mucho mejor ir al Evangelio de san Mateo, y la cosa es bastante más movida.
Pero bueno, hoy día el Evangelio que tenemos en la Misa es el de san Juan, que es más breve. ¿Cuántas veces se habrán acordado y se habrán puesto a comentar ésta y tantas escenas de la vida del Señor? (…)
Y tiempo después los apóstoles, cómo le irán contando a mucha gente: —Así la cuenta san Juan, y él dice que:
«Al oscurecer, los discípulos de Jesús bajaron al mar, al lago, embarcaron y empezaron la travesía hacia Cafarnaúm, esto es la parte norte del mar de Galilea.
Era ya noche cerrada y Jesús todavía no los había alcanzado. Soplaba un viento fuerte y el lago se iba encrespado. Habían remado unos veinticinco o treinta estadios cuando vieron a Jesús que se acercaba a la barca caminando sobre el mar y se asustaron.
Pero él les dijo: —Soy yo, no teman. Querían recogerlo a bordo, pero la barca tocó tierra enseguida en el sitio donde iban»
(Jn 6, 16-21).
LO VIVIERON Y LO COMENTARON
Cuántas veces lo habrán comentado… y en ese comentarlo y contarlo una y otra vez, ésta y tantas escenas de la vida del Señor y sus enseñanzas. Pero el comentarlo entre ellos, hacer memoria de aquello que vivieron junto a Jesús.
Les hace recordar, sacar enseñanzas para su vida posterior y también contarlo a los demás. Contarlo sobre todo, porque si no lo hubieran contado nosotros no lo sabríamos. Lo contaban y lo contaban. Contaban esto y contaban tantas otras cosas.
Y algunas de ellas, bastantes de ellas, han llegado hasta nosotros, porque también con ayuda del Señor, con ese fuego, con ese don del Espíritu Santo, ese carisma de la inspiración, tenemos los Textos Sagrados.
Tenemos tambien la Sagrada Escritura, el Nuevo Testamento que se agrega al Antiguo Testamento, a esas Escrituras que ya habían ido atesorando los judíos.
HACER ORACIÓN
Éste servicio han prestado, entre tantos otros, los apóstoles. Y tanto los apóstoles como aquellos primeros que conocieron a Jesús, que estuvieron con Él.
El hacer memoria, el hacer oración y aquello de Jesús, de su vida, y su enseñanza, la vaya asimilando yo, así como asimilo el alimento, que sea mi misma vida, que por decirlo así: yo esté hecho de ese alimento. Que importante, que hicieran memoria, que lo asimilaban cada vez más y que lo transmitieran.
Mira el servicio que hicieron los apóstoles. Quizá nos puede servir para continuar la oración, para conversar con Jesús, porque para eso son estos 10 minutos con Jesús, son para Jesús. De eso se trata, de hacer oración.
Para continuar nuestra oración, quizás podemos conectar con la Primera Lectura de hoy día, porque cuenta otra cosa, y es cuando el Señor ya ha resucitado, el Señor ya ascendió al Cielo y vino el Espíritu Santo en Pentecostés.
ENFOCADOS EN SU MISIÓN
Ya han pasado un montón de cosas, está la Iglesia comenzando a funcionar y entonces cuenta los Hechos de los Apóstoles, y dice:
«En aquellos días, al crecer el número de los discípulos, los de lengua griega se quejaron contra los de lengua hebrea porque en el servicio diario no se atendía a sus viudas».
Entonces, les surge un problema práctico, y lo que hacen los doce, que tienen un papel clave, algo querido por el Señor es:
«Convocando a la asamblea, los discípulos dijeron:
—No nos parece bien descuidar la Palabra de Dios para ocuparnos del servicio de las mesas. Por eso, hermanos, escojan a siete hombres de buena fama, llenos de espíritu y de sabiduría, y les encargaremos de esta tarea. Nosotros nos dedicaremos a la oración y al servicio de la Palabra».
Fíjate cómo lo tienen súper presente los apóstoles, que por supuesto, al igual que el Señor, daban de comer a la gente, daban oído, daban cariño, consuelo, ánimo y enseñaban a la gente, pero sobre todo esto, dedicarse al hacer memoria, al asimilar, es decir, hacer oración, pero custodiar sobre todo la palabra del Señor.
¡Mira cómo hacen oración! Como diríamos nosotros, también leían con atención, qué importante qué nutritiva la lectura espiritual. Lo importante es rezar con más profundidad, para conocer con más profundidad al Señor y para poder transmitirlo con mayor luz a los demás.
Bueno, y entonces dice en Los Hechos de Apóstoles:
«La propuesta les pareció bien a todos y eligieron a Esteban, hombre lleno de fe y de espíritu del Espíritu Santo.
A Felipe, Prócoro, Nicanor, Timón por Menas, Nicolás, prosélito de Antioquía, se los presentaron a los apóstoles y ellos les impusieron las manos orando».
TRANSMITIR LA PALABRA DE DIOS
Y esto quizás también nos sirva a nosotros para hacer oración. Mira cómo acertaron totalmente los apóstoles en el camino, en el poner en primer lugar la oración, el hacer memoria y transmitir la Palabra de Dios.
Porque a continuación, después de un punto que pone san Lucas, dice:
«La Palabra de Dios iba creciendo y en Jerusalén se multiplicaba el número de discípulos. Incluso muchos sacerdotes aceptaban la fe»
(Hch 6,7).
Y efectivamente es así. Nosotros a veces tenemos mil cosas o siempre tenemos mil cosas que hacer, ¡pero qué sabiduría!
Y ahora haciendo oración, quizás el Señor nos anima y nos mueve el corazón. También quizás tú y yo podemos decirle al Señor, decírselo: “Señor, que yo ponga en esas mil cosas o en esas miles de miles de cosas, Señor, que yo te ponga en el número uno:
«Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda mi vida»
(Mc 12,30).
DURANTE EL DIA ESTAR CON EL SEÑOR
“Señor, con todas las otras noventa y nueve mil cosas que tengo encima como proyectos, que yo, por decirlo así, que yo mate muchos pájaros de un tiro”.
“Señor, que yo te ame a Ti en primer lugar, porque amándote a Ti y en primer lugar y con todo mi corazón, entonces todo lo demás es una buena petición que te vamos a hacer ahora, Señor”.
Pero también hay que aterrizar con cosas concretas. Es que vemos que Jesús les transmitió esto a los apóstoles, vemos que ellos lo tuvieron como una cosa principal en su vida, algo que los guió para saber cómo actuar y que ellos también enseñaron lo hecho.
Y dice en los cuatro Evangelios que los apóstoles lo enseñaron, lo transmitieron. Pidámosle al Señor que sea vida de nuestra vida, ¡de verdad!
Y bueno, a eso apuntan los 10 minutos con Jesús. A eso apunta hacer oración verdadera: a estar durante el día con Jesús.
Y aparte de este ratito, así total para el Señor, que también mientras estamos en el trabajo, con la familia, en el deporte saber estar con el Señor.
Así como están los apóstoles organizando y aparecen los diáconos -estos siete-, así en 10 minutos con Jesús también hay un montón de gente que trabaja y que ayuda de manera genial y maravillosa.
SER PARTE DEL PROYECTO
Hay que darle gracias al Señor, hay que pedirle por tanta gente buena que trabaja en 10 minutos con Jesús.
Yo hoy día me voy despidiendo porque tengo que dedicarme a otras cosas. ¡Pero qué maravilla el equipo que hay aquí! Así que sigamos rezando.
Hay que seguir rezando, seguir pidiéndole al Señor que llene de fruto este proyecto en servicio a la Iglesia y tantas otras cosas que hay maravillosas.
Pero que tengamos como primera cosa en nuestra vida, esta sabiduría de prestar oído, de abrir el corazón a la Palabra de Dios. Y para eso nos va a ayudar la Virgen y san José y nuestro Ángel de la guarda.