SEGUIMOS EN NAVIDAD
¡Feliz año para todos y para todas las familias de quienes hacemos cada día oración con estos 10 minuticos con Jesús, Contigo, Jesús! Quiero aprovechar también para ofrecerle al Señor todas las meditaciones y todos los audios de este próximo año 2022.
Y la escena del Evangelio de hoy, la verdad es una de las que más me gusta y nos ayuda mucho a hacer oración.
Cuenta el evangelista que:
“Estaba Juan el Bautista con dos de sus discípulos. Y fijándose en Jesús que pasaba, dice: – Este es el Cordero de Dios. Ahí está. Mírenlo.
Y esos dos discípulos que estaban con Juan, oyeron sus palabras y siguieron a Jesús”
(Jn 1, 35-42).
JESÚS SE VOLVIÓ
Yo me quiero meter en la escena. ¿Cómo seguirían a Jesús? ¿Rápido? ¿Despacio? ¿Lo tendrían a la vista e iría muy cerquita? ¿Cómo iría Jesús caminando? ¿Jesús miraría todo, escrutaría todo? ¿Miraría todo como si fuera la primera vez, o ya habría pasado por ahí?…
Porque estaba por empezar la vida pública… ¿Cómo caminaría Jesús? ¿Saludaría a la gente? Supongo que ya lo conocerían algunas personas…
“Y entonces cuenta que, Jesús se volvió. Y al ver que lo seguían, (…)
porque claro, cuando a uno lo siguen,se siente como una presencia… hay unos ojos que me están mirando y alguien que me está siguiendo.
“Jesús se dio cuenta y se giró, se volvió”.
Y cuando Jesús se vuelve hacia uno, es cosa seria: ¡Atención! Por qué uno tiene que aprovechar esa oportunidad.
ES CRISTO QUE PASA…
Es Cristo que pasa y que se gira… Se vuelve a uno y lo mira… ¡Por eso no podemos dejar pasar esa oportunidad!
“Entonces Jesús se vuelve y les pregunta: ¿Qué buscáis?” (…)
Juan y Andrés no se estaban imaginando así el comienzo de una amistad, con esa pregunta: ¿Qué buscáis?
Esa pregunta nunca se borraría de sus corazones ni se iría de sus cabezas nunca. Siempre escucharían esa pregunta: ¿Qué buscáis?… ¿Qué buscáis?
Y la pregunta es: ¿Qué busco yo? Y así podemos también comenzar este año Señor: ¿qué busco yo este año?
¿DÓNDE VIVES?
“Entonces ellos le contestaron: Rabí, ¿dónde vives?”
Y esta respuesta es muy chistosa, es muy charra, porque es una contrapregunta.
Jesús les preguntó: – ¿Qué buscáis? Y ellos le preguntan: – ¿Dónde vives? Y no sé si tú cuando conoces a alguien, inmediatamente le preguntas: ¿Dónde vives? Pues tal vez lo haces solo si es a un extranjero…
En estos días hice una caminata por acá por las montañas de Bogotá, que además los días están espectaculares azules, azules. Y entonces escuché que unos hablaban otro idioma y les pregunté: – ¿Where are you from? Y me dijeron: – From Brazil. Eran unos brasileros que estaban por aquí caminando en las montañas.
Pero no sé, me parece raro esa primera pregunta. De todas maneras, uno puede pensar que Juan y Andrés no tenían un discurso preparado, parece que se pusieron nerviosos.
HABLAR BUSCANDO UNA AMISTAD
No sé si alguien te ha contado personalmente que ha saludado al Papa o que ha podido verle o tocarle… Normalmente las personas que estamos cerca del Papa nos bloqueamos. Uno se bloquea. Y puede tener en la imaginación muchas preguntas, cuentos para contarle, pero al tenerlo cerca se le olvida todo.
Bueno, Juan y Andrés, seguramente no sabrían qué decir. No sabrían cómo comenzar la conversación. Y Juan el Bautista los había preparado para ese momento. Y así fue la pregunta, eso fue lo que les salió.
Y la respuesta de Jesús fue más sorprendente:
“Venid y veréis”.
Si la emoción de escuchar al Bautista señalando: “He ahí el Cordero de Dios” fue grande, esta vez Jesús los invita a su casa directamente, a ir con Él. Se aceleran los latidos de esos corazones jóvenes.
SEGUIRLO
“Qué bueno Jesús, que muchos latidos de corazones jóvenes se acelerarán por verte, por escucharte, por seguirte, por experimentar la dicha de tenerte cerca. Ojalá que este año muchos corazones jóvenes se decidan a seguirte”.
“Entonces fueron, vieron dónde vivía y se quedaron con Él aquel día”,
nos lo cuenta el Evangelio.
Y me quería meter también en ese momento, en esa escena, para imaginarme lo que viene después de esa pregunta: “Venid y veréis”. ¿Quién rompería el hielo de la conversación? Y sería Jesús muy seguramente quien romperías el hielo… Empezarías a tratar a esos dos discípulos como si los conocieras de toda la vida…
TÚ NOS CONOCES
Mira cómo hablamos de Ti, Señor, con un lenguaje tan humano. Pero es que, bueno, te amamos y nos conoces de toda la vida. Nos conoces mejor que lo que nos conocemos nosotros mismos, y nuestras madres y nuestro papá…
Pero bueno, es una manera de hablar, es como si Jesús fuera amigo de Juan y de Andrés desde la infancia. Eso seguro experimentaron ellos: como si fuera un amigo de toda la infancia. Y de repente, fluye la conversación con tanta facilidad, como si se hubieran visto el día anterior o todos los días.
Y yo, no me imagino a Jesús como un juez o como un investigador. Qué tal que uno inmediatamente conoce a Jesús, y que Jesús empiece a preguntarle como si fuera un juez… ¡pues no!
Señor, y voy a decir otra cosa, me voy a lanzar a decir algo: o como un sacerdote. Porque se puede pensar que, cuando hablamos con un sacerdote es para que lo confiese, para que uno salga confesado. ¡Ahí viene el cura! ¡Vamos a tener que confesar! No, no, no. ¡Qué va!
JESÚS ES UN AMIGO
Jesús no empezaría a preguntar: Bueno Andrés, a ver, cuéntame: ¿tú estás casado? ¿Cómo vives el matrimonio? ¿Cómo vives este mandamiento? ¿Cómo trabajas tú? ¿Eres honrado, no? ¡Por Dios!
¡Jesús es un amigo! Y cuando uno se encuentra con un amigo del alma, no lo fulmina a preguntas inquisitivas. No, no, no. Pues eso es la oración.
La oración es encontrarse con Jesús, que es mi amigo, y contarle las cosas que pregunta un amigo. Los amigos quieren enterarse de lo que sus otros amigos tienen en el alma, en el corazón. De las cosas que más le gustan, de sus aficiones, de su trabajo, de su familia.
ASÍ SE HACE ORACIÓN
Jesús, nosotros te podemos contar a Ti en la oración cualquier cosa. Eso sí, Tú, lo que más quieres saber es, lo que tiene nuestra alma, lo que se guarda en el corazón… Así se hace oración.
Y Juan y Andrés, en ese momento, se convierten en los mejores amigos de Jesús. Jamás se van a volver a separar de Él. Y Jesús los va a conocer de cabo a rabo, de la A a la Z, y no empieza por preguntas inquisitivas, sino poco a poco.
Jesús los va a ir conociendo. Les preguntaría por sus papás, qué hacían, cuáles eran sus aficiones, sus gustos… Así se conversa con Jesús.
Por eso, Juan y Andrés, se convierten en el modelo del que todos los corazones jóvenes están llamados a aprender, si quieren encontrar verdaderamente la felicidad: seguir a Jesús. Dejarse invitar. Venid y veréis… Y después, ¡qué aventura tan maravillosa!
Pues Señor, con estos deseos comenzamos este año. Ya estamos en el día 4 del mes… ¡Vuelvo a desearles a todos un feliz año!