LA FIGURA DE PEDRO
¡Qué rápido se pasa el tiempo! ¿Qué hace que estaba en Lisboa, en la JMJ? Jesús, Y me puse a pensar: ¿qué hubiese pasado si dos o tres días antes nos hubiesen informado la prensa Vaticana, a todos los peregrinos, que el Papa no iba a ir a Lisboa? ¿Que no podía porque estaba enfermo, porque tenía otros asuntos y que cancelaba su ida a la JMJ?
Pues uno ya en Lisboa pues mira qué hace… Pero seguramente la JMJ perdería toda su fuerza, ¡absolutamente toda su fuerza! Y si, de pronto en su lugar llega, algún obispo o alguno de los cardenales romanos o internacionales, pero no es lo mismo…
JMJ no son las siglas de Jesús, María y José. Una persona lo entendió así. Y bueno, chévere porque aprovechó para tener ahí una jaculatoria: JMJ, Jesús, María y José.
Me parece que lo importante de la JMJ es que los jóvenes se reúnen en torno a la figura de Pedro y de la roca en la que se apoya la Iglesia. El Papa en Panamá dijo: —Nos vemos en Lisboa.
Entonces corrigió y dijo: —No, no sé si nos veremos, pero seguro verán a Pedro. ¡Seguro verán a Pedro!
QUIÉN DICE LA GENTE…
Y Jesús, es que no importa si el Papa está en silla de ruedas, como de hecho pasó, o si es polaco, o si es alemán o si es de Titiribí. (No, no tengo nada contra los de Titiribí, me cae muy bien).
Señor, te doy muchas gracias porque al Papa se le veía muy bien en Lisboa. Se le veía muy a gusto, contento cuando iba en el papamóvil en medio de ese calor de esos días, siempre iba con una sonrisa. No se ponía ni un sombrerito. No lo cubrían con una sombrilla. Iba delante, dándole la cara al sol y dándole a la cara, sobre todo a esos jóvenes.
Y hoy en el Evangelio, aparece una pregunta que me gustaría cambiar: ¿Quién dice a la gente que es el Papa?
Pero antes, Jesús, leo despacio el Evangelio como es. Y quizás entienda también por qué se me ocurre esta pregunta:
«Y vosotros, quién decís que soy yo? Simón Pedro tomó la palabra y dijo: —Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo. Jesús le respondió: —Bienaventurado tú, Simón, hijo de Jonás, porque eso no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los Cielos.
Ahora yo te digo: —Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia y el poder del infierno no la derrotará. Te daré las llaves del Reino de los Cielos. Lo que ates en la tierra quedará atado en los Cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los Cielos».
APACIENTA MIS OVEJAS
Y vuelvo a la pregunta: ¿Quién dice la gente que es el Papa? Y aquí señores, es donde se pueden escuchar muchas respuestas y variadas opiniones. Diferentes estados de afinidad o aprecio humano por la figura del Papa.
-No, es que no, es que realmente yo quería mucho al Papa Juan Pablo II porque fue mi Papa… Fue el que me tocó… De hecho me cargó… Me dio la bendición y lo vi varias veces…
Bueno, muy bien, muy bien. Más afinidad con el Papa Juan Pablo II o con el Papa Benedicto. Pero el Papa, Señor, es el Papa.
Una respuesta que me ayuda es el Papa quien es un hombre que escucha permanentemente de Jesús:
«Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia».
O también,
«Pedro, ¿me quieres? Apacienta mis ovejas. Apacienta mis corderos».
Esto lo está escuchando permanentemente el Papa.
¿Quién es el papá? Un hombre que ante la pregunta: ¿aceptas la lección canónica al Sumo Pontífice?.
En su momento, Jorge Mario Bergoglio respondió:
—Peccatorum. Sed super misericordia es infinita paciencia Domini nostri iesu Christi concisos et in spiritu penitencia’. ‘Acepto, soy un pecador, pero confiando en la misericordia y en la paciencia de Dios, con sufrimiento y con espíritu de penitencia, acepto’.
El Papa es un instrumento en las manos de Dios y confía todo su ministerio en Dios.
ESTAMOS CON EL PAPA
Una historia que leí estos días y me gustó, (voy a omitir algunos datos puntuales, pero está recogida en un periódico, el ABC).
Entonces cuenta la historia que en 1972, tres mil sacerdotes, miembros de una hermandad sacerdotal, habían solicitado la bendición al Papa, pero no la recibieron.
Sus relaciones en ese momento con la Conferencia Episcopal, pues no eran precisamente buenas, con algunos obispos sí.
Cuando el conferenciante, el padre González, comentó la negativa papal, dijo: —No estamos aquí para decir que el Papa está con nosotros, sino para decirle, que nosotros estamos con el Papa.
Es una historia muy cortita, pero poderosa. Y Señor, la crítica al Papa que de una u otra forma siempre ha existido, y siempre va a existir a lo largo de la historia, exige una distinción en lo que se refiere a que no sea la crítica en sí misma, o su intención. El Papa es el Papa.
Estamos aquí para que el Papa sepa que estamos con él. Estamos aquí para que el Papa sepa que queremos servir a la Iglesia como la Iglesia quiere y necesita ser servida. Eso es lo que tenemos que hacer: servir a la Iglesia, servir a Jesucristo, servir a su cuerpo, que es la Iglesia.
EL DULCE CRISTO EN LA TIERRA
Y por eso Tú, Señor, quieres que diariamente el Papa se sienta apoyado y protegido por el cariño y la oración de todos los cristianos, de todos tus hijos.
Si deseamos estar muy unidos a Ti, pues tenemos que estar muy unidos primero, con quién hace las veces de Jesucristo aquí en esta Tierra: Unidos al Papa.
Y nuestro amor al Papa no debe ser solamente un afecto humano, ya sea por su santidad o por su simpatía, o porque me tocó o porque lo toqué. Uno toca al Papa y uno está cerca al Papa, y el concepto te cambia para toda la vida.
Cuando acudimos, por ejemplo, a ver al Papa o a escuchar su palabra. Realmente lo hacemos para ver, tocar y oír a Pedro, al Vicario de Cristo.
El dulce Cristo en la Tierra, decía santa Catalina de Siena:
‘Sea quien sea el dulce Cristo en la tierra. Tu más grande amor, tu mayor estima, tu más honda veneración, tu obediencia más rendida, tu mayor afecto ha de ser también para el Vice-Cristo en la tierra, para el Papa’.
Hemos de pensar los católicos que,
“Después de Dios y de nuestra Madre, la Virgen Santísima, en la jerarquía del amor y de la autoridad, viene el Santo Padre”
(p.135 de Forja. San Josemaría).
Dónde está Pedro, ahí está la Iglesia. Y dónde está Pedro encontramos a Dios. Ese es el Papa y ese es el Evangelio de la Misa de hoy.
AMAR, VENERAR Y REZAR POR ÉL
Hoy vemos cómo el Papa elige a Pedro, lo elige, lo señala y lo escoge. Y san Pedro metió la pata muchas veces, Señor. Te dio la espalda, te traicionó en el momento más importante, te traicionó antes de que un gallo cantara una vez, Pedro lo negó tres veces, pero ahí está. Es un instrumento querido por Dios.
El Romano Pontífice como sucesor de Pedro, es el principio y el fundamento perpetuo y visible de unidad, tanto de los obispos como de la multitud de fieles.
Y eso es visible en una JMJ y en un viaje pastoral del Papa en algún país. Todos estamos unidos ahí con el Papa y todos vamos a ver al sucesor de Pedro.
Bueno, le pido a la Virgen que queramos mucho al Papa, que recemos mucho por él, sea quien sea. Que lo apoyemos con nuestra oración, con nuestro cariño. Ya te leí unas palabras de san Josemaría, pero quiero terminar con estas palabras:
“Ama, venera, reza, mortificate —cada día con más cariño— por el Romano Pontífice, piedra basilar de la Iglesia, que prolonga entre todos los hombres, a lo largo de los siglos y hasta el fin de los tiempos, aquella labor de santificación y gobierno que Jesús confió a Pedro”
(p.134 de Forja. San Josemaría).