BAUTISMO DEL SEÑOR
Hoy celebramos la fiesta del bautismo de Jesús con la que termina el tiempo de Navidad; desde el 25 de diciembre o el 24 en la noche hemos estado celebrando muchas fiestas muy bonitas.
Comenzamos ese mismo día con la Navidad en la que recordamos el nacimiento de Jesús; luego pasamos por San Esteban mártir. San Juan, apóstol y evangelista, los santos inocentes, la Sagrada Familia, la Epifanía del Señor.
Y hoy lunes 8 de enero, llegamos hasta esta última fiesta, nos da la impresión de que la iglesia no puede contener su alegría por el nacimiento de Jesús y nos va dando razones para celebrar.
JESÚS VINO AL MUNDO Y SE QUEDÓ CON NOSOTROS
Muchas razones para celebrar, cientos de razones para celebrar, porque ya el único hecho de que Jesús ha venido el mundo y ha traído la alegría del mundo; ya es una gran razón para celebrar, pero como que la Iglesia no se contiene y dice un día es muy poco, hay que extender.
Si hay una buena razón para celebrar y para extender esa celebración durante muchos días es esta: Jesús nació y no sólo nació, sino que se quedó para siempre con nosotros.
TRAE LA ALEGRÍA VERDADERA
Él es el que trae la alegría y la felicidad al mundo.
Cuenta Chesterton, autor inglés, que un día estaba él en una tarde de invierno sentado en un bus, como casi todas las tardes de invierno en Londres. Hacía frío, estaba todo oscuro, la gente estaba cansada con ganas de volver a su casa.
Por lo que todas las personas que estaban en ese bus, iban como metidos en su pensamiento. Cada uno centrado en sus cosas, sin hablar con los que estaban alrededor.
De pronto se sube al bus una madre joven con un niño precioso en brazos, ese niño tenía unos dos o tres años, la mamá iba haciéndole gracias al niño que reía a carcajadas.
La madre era tan simpática y el niño era tan alegre, que la luz que emanaba, esa alegría, esa paz, esa serenidad, esa felicidad. Todo eso se fue pegando a todas las personas que estaban en ese bus, y todos empezaron a alegrarse, a hablar con sus vecinos y ese bus por así decirlo se llenó de felicidad.
Conclusión de Chesterton
Chesterton concluía que eso que había pasado en ese bus esa tarde de invierno, es lo que había pasado en la tierra, al bus de la humanidad triste, lúgubre, silencioso; se había subido en cierta ocasión una mujer maravillosa llevando a su hijo.
Obviamente que esa mujer es María, la Virgen y su Hijo es Jesús y ellos habían traído al mundo la verdadera alegría. Y eso podemos concluir es razón suficiente para celebrar.
Terminamos este tiempo de Navidad hoy con la fiesta del Bautismo del Señor que cierra por así decirlo, los misterios de la vida oculta del Señor.
En el Bautismo, Dios Padre da a conocer a todo el mundo que Jesús es su Hijo Amado; pero hasta ese momento, Él era uno más en el mundo.
Uno más que trajo una gran alegría, que trajo una gran paz, una gran serenidad, pero uno más.
JESÚS VIENE A VIVIR EN NUESTRA ALMA
El Bautismo de Jesús nos hace pensar en nuestro propio bautismo.
Y nuestro propio Bautismo, es otra razón bastante buena para celebrar, así como en la Navidad es Jesús el que nace en el mundo. El día de nuestro bautismo Jesús viene a vivir a nuestra alma, el Señor viene a habitar en nuestra alma.
Es un día que quizá muchos no recordamos porque sucedió cuando teníamos pocos días o meses de existencia, pero es uno de los momentos más importantes de toda nuestra vida.
Es el día en que nos hicimos hijos de Dios, en que Jesús, el Padre y el Espíritu Santo vinieron a habitar en nuestra alma. El día en que pasamos a formar parte del cuerpo místico de Cristo, de esa familia maravillosa que es la Iglesia.
EL DÍA DE NUESTRO BAUTISMO
El día nuestro bautismo no es un día más, es un día en el que cambia nuestra existencia y esa ya es razón. Muy grande para celebrar, como la Navidad, como el Bautismo del Señor.
Es además el día de nuestra primera vocación, todos los bautizados estamos llamados a ser santos, a imitar a Cristo, a ser otro Cristo en la Tierra y el día de nuestro bautismo, recibimos esa llamada de Dios.
Ese día es el día de nuestra elección, Dios te llamó para ser santo como Él, para hacernos suyos para siempre, una nueva razón para celebrar, todos estamos llamados por Dios para ser como Él.
No solo Jesús vino a nuestra alma ese día, sino que ese día nos llamó y nos dio todas las herramientas que necesitamos para seguirlo, para imitarlo, para ser de verdad como Él.
FECHA DE NUESTRO BAUTISMO
Hace cuatro años en la fiesta del Bautismo del Señor, el Papa nos animaba a pensar en nuestro propio bautismo y a celebrar la fecha en que fuimos bautizados, nos decía:
“Esta fiesta del bautismo de Jesús nos recuerda nuestro bautismo, nosotros también renacemos en el bautismo, en el bautismo el Espíritu Santo vino a permanecer en nosotros; por eso es importante saber la fecha de nuestro bautismo, sabemos la fecha de nuestro nacimiento, pero no siempre sabemos la fecha de nuestro bautismo”
Seguramente algunos de ustedes no la saben, una tarea cuando regresen a casa, preguntar
¿Cuándo nos bautizaron? y celebramos la fecha de tu bautismo en tu corazón.
Cada año, es también un deber de justicia hacia el Señor que ha sido tan bueno con todos.
Y tú y yo nos podemos preguntar ahora, sabemos la fecha para poder celebrarla, como decíamos tenemos muchas razones para celebrar esa fecha, celebrémoslo.
La fecha del Bautismo del Señor, hoy en esta fiesta, la fecha de nuestro propio bautismo son razones maravillosas, espectaculares para celebrar.
En este rato de oración que ya vamos terminando, agradecemos al Señor por nuestro bautismo. Puedo pedir que nos ayude a celebrar como es debido.
LA VIRGEN SANTÍSIMA TAMBIÉN ES NUESTRA MADRE
Y quiero terminar de oración con una última razón para celebrar, asociada a la última, porque ese día además de que nos hacemos hijos de Dios, también nos hacemos hijos de María Santísima.
La Virgen es nuestra mamá y desde ese día tenemos una abogada maravillosa, Ella ya nos quería muchísimo, antes de nuestro bautismo. Simplemente por ser criatura de Dios, pero después del bautismo en el que hemos comenzado a formar parte de su familia.
Ahora nos quiere aún más, ahora nos quiere ayudar a ser santos, para llegar a esa felicidad eterna en el cielo.
Pienso que esta fiesta del bautismo del Señor nos da solo buenas razones para celebrar.
¡GRACIAS SEÑOR!
Agradezcamos mucho hoy al Señor por su bondad y por sus regalos con nosotros.
Señor te damos gracias, gracias por todo, gracias por nuestro bautismo, gracias por darnos tu gracia santificante ese día, por dejarnos la Eucaristía, porque con el bautismo se nos abren las puertas a todos los sacramentos, gracias por llamarnos a la felicidad y por dejarnos como Madre a tu propia Madre.
Santa María, Reina del mundo, ruega por nosotros.