En estos días de mayo, muchos de los que predicamos este servicio de 10 minutos con Jesús Latinoamérica, cumplimos años de sacerdocio. Yo concretamente el 9 de mayo, cumplí 6 años, junto con el Padre Juan de Chile.
Y los otros, cumplen antes o después, pero en realidad muchos de nosotros nos hemos ordenado relativamente hace poco tiempo, y con esa diferencia de días en los primeros días de mayo.
Y por eso para mí es importante. El otro día, estaba haciendo mi retiro mensual y me lleve conmigo a mi oración, la homilía de ese día, y quiero compartirlo con ustedes, porque para mí fue muy importante volver a pensar sobre mi sacerdocio.
LA VOCACIÓN DEL SACERDOCIO, SER SACERDOTES SANTOS
Decía don Javier Echeverría, que fue el Obispo que nos ordenó, a mi promoción. Decía: “La vocación al sacerdocio es una llamada gratuita, que Dios dirige a algunos hombres para el servicio de la Iglesia, sin tener en cuenta méritos precedentes, ni otras consideraciones.”
Porque ese es el modo de actuar de Dios. Él llama, y Él quiere que seamos instrumentos, y que se note que es Él en realidad el que trabaja.
Por eso, el Evangelio del día de hoy me parece que va muy en juego con estas palabras. Dice:
“Todavía tengo muchas cosas que decirles, pero ustedes no las pueden comprender ahora. Cuando venga el Espíritu de verdad, Él los introducirá en toda la verdad”.
(Jn 16, 12-13)
Es el Espíritu Santo el que nos va soplando, el que nos va diciendo que hacer. Y por eso la consideración del sacerdocio, en mi caso me ha confirmado, en que, no sé exactamente qué es lo que vendrá… no sé exactamente por qué o cómo estoy aquí, pero lo que sé, es que, si dejo actuar a Dios, Él hará muchas cosas positivas.
SACERDOTES DE SITIOS DISTINTOS
Porque podemos comprobar la grandeza del amor de Dios, y ¡no podemos saber cuan infinito es! Viendo también la procedencia de los sacerdotes de cada sitio distinto.
En la Diócesis de Guayaquil, se ordenaron la semana pasada 9 sacerdotes más. En Roma también una camada que ordenó el Papa.
En distintos sitios van saliendo sacerdotes, que son personas que Dios les ha tocado el corazón, para dedicarse a transmitir su palabra, ha traer al mundo a su propio Hijo, a través de la Eucaristía.
Por eso, demos gracias al Señor por su bondad y recemos por todos los sacerdotes, por los sacerdotes del mundo entero.
Démonos cuenta de que la Trinidad dialoga con cada uno de nosotros, también por medio de circunstancias tan variadas.
Y al mismo tiempo, les sugiero que recemos por todas las familias del mundo, ya que es en el seno de los hogares cristianos donde Dios suele cultivar, como en un vivero, como en un sitio especial, las diversas formas de vocación a la santidad, y en esas al sacerdocio.
El sacerdocio es una llamada gratuita, pero tiene una importancia insustituible en la Iglesia.
NO ME SIENTO DIGNO
Decía San Josemaría:
“Muchas cosas grandes dependen del sacerdote: tenemos a Dios, traemos a Dios, damos a Dios (…). Pensad en esto, en esa divinización hasta de nuestro cuerpo; en esa lengua que trae a Dios; en esas manos que lo tocan, en ese poder de hacer milagros, al administrar la gracia. Nada valen todas las grandezas de este mundo, en comparación con lo que Dios ha confiado al sacerdote” (San Josemaría, Carta 8-VIII-1956, n. 17.)
Y estas palabras de san Josemaría… ¡a mí me estremecen, porque yo no soy digno!
-Señor, tu sabes que yo nunca he sido digno, y te pido que me llenes de tu gracias para poder ser un buen instrumento, porque si Tú me has llamado a esto, Tú serás el que hagas las cosas por mí-.
LA ALEGRÍA DEL SACERDOTE
Ahora; también puedo decirles que, aunque “no me siento digno”, me siento muy contento. Tengo una alegría porque esto de darse a los demás trae alegría.
Tengo una vida hermosa, y me doy cuenta también que tengo la posibilidad de hacer hermosa la vida de los demás.
La gracia más grande que he recibido es la de bajar a Cristo aquí, y poder hacer que otras personas participen de eso a través de la Eucaristía:
• Celebrando la Misa.
• Perdonando los Pecados.
• Dando la posibilidad de bautizarse.
• Haciendo la Unción de Enfermos
• Intentando llevar un poco de consuelo.
Estas mismas dos semanas han sido sorprendentes; bautizando a dos niñas en Cuidados Intensivos, dando la Unción de enfermos a cuatros viejitas, que de hecho se murieron muy rápido, porque estaban enfermas de Covid.
Estuve rezando toda esta semana, delante de una señora que acababa de morir, e intentar traer un poco de consuelo a toda esa familia, nos arrodillamos todos alrededor del cuerpo que estaba todavía en la cama, “caliente”, y rezamos todos juntos las recomendaciones del alma…
REZAR POR SACERDOTES SANTOS
Son cosas que antes no se me habían ocurrido. Pero que Dios utiliza al hombre. Cuando él se deja hacer. Por eso tenemos que rezar por los sacerdotes, porque yo me imagino que el demonio se ha de revolcar para intentar perdernos ¿no?
Y de vez en cuando se escuchan tantas historias tristes… por eso;
– Señor, hoy te pedimos por todos los sacerdotes. Para que sepamos ser ministros y dispensadores de tus misterios, Señor.
Que expliquemos a todos la Palabra de Dios; que dispensemos la gracia en los sacramentos, de modo especial en la Eucaristía y en la Penitencia; que guiemos al pueblo cristiano a los pastos de la vida eterna.
También con nuestra oración y nuestro buen ejemplo; y servir de apoyo a las almas, para que te conozcan cada vez mejor a Ti, Jesús.
Y esto no es mérito del sacerdote, por supuesto, es voluntad de Dios, que se sirve de unos instrumentos tan flacos, como podemos ser cada uno de nosotros.
DIOS ESCOGE A SUS MINISTROS
Sin embargo, cuando uno profundiza en estas cosas, “en esta voluntad de Dios”, de escoger a algunas personas para que sean sus ministros, uno se sorprende, de como Dios puede confiarnos estas cosas, ¡Tan grandes! ¡Tan importantes! a unas personas tan débiles.
Pero cuando el hombre se entrega a Dios, ¡es que Dios hace maravillas con él! No lo digo por experiencia propia, pero si por las cosas que veo, en gran cantidad de sacerdotes.
Sacerdotes santos, que se desviven por los demás, que hacen todo lo posible para que las demás personas caminen en santidad. Para mi es sorprendente, y un estímulo para poder crecer.
Por eso hoy te invito a rezar por todos los Sacerdotes. Especialmente en este tiempo de preparación de Pentecostés. Y para esto nos vamos a preparar en estos diez días, que empieza mañana con la fiesta de Fátima, y que coincide este año así; que empezamos con la Virgen.
¡Que sea una buena forma, estos diez días antes de la fiesta de Pentecostés: pedir por los sacerdotes! Para que sean canales por los cuales el Espíritu Santo, llega a los corazones de los fieles.
¡Qué importante es que seamos eso! Que seamos canales, que no nos pongamos nosotros delante, sino que dejemos que sea el Espíritu el que trabaje.
ACOMPAÑEMOS A NUESTROS SACERDOTES CON LA ORACIÓN
Por eso es tan importante, que la oración de pueblo fiel, acompañe al Sacerdote.
¡Una vez más, levanta el corazón, ahora conmigo! para pedirle por todos los sacerdotes del mundo:
• Por los que tal vez están pasándola un poco mal…
• Porque están solos
• Porque tal vez están en una Parroquia muy alejada
• Porque están alrededor de un pueblo que es un poco infiel, y no se acuerda mucho de ellos.
• Por los que han tenido dudas de vocación
• Y por supuesto por todos aquellos que están enfermos, del cuerpo o de la cabeza, y que desearían seguir ayudando a su pueblo, pero que en este momento se sienten limitados.
Por todos ellos, ¡Te pedimos Señor, tus Bendiciones!
MADRE DE LOS SACERDOTES
Y también a la santísima Virgen, Madre Nuestra, María Santísima, Madre del verdadero Dios por quien, en quien, y con quien vivimos, hoy te suplicamos humildemente que intercedas por tus hijos sacerdotes.
Pídele a Dios Espíritu Santo, encender en el corazón de todos los sacerdotes, el “FUEGO DE SU AMOR”. Un fuego que les dé calor. A él primero, y luego que la chispa de ese fuego, contagie a todos los que se acerquen a él.
Y un fuego que caliente a los que tengan frío en su corazón, para que sea una llama de amor que no se apague nunca, ni de noche ni de día. ¡Que sea un fuego que queme todo!
Todos los resentimientos, todos los malos recuerdos, todo lo negativo, todo el dolor, toda la falta de amor, todo lo que necesita para renovarse. Porque todos los sacerdotes tenemos que renovarnos.
Y eso te pedimos a ti, oh Madre santísima, para que nos ayudes a que todos los sacerdotes nos renovemos. Ese es el pedido de estos 10 minutos con Jesús.
Señor danos sacerdotes santos,
Señor danos sacerdotes santos,
Señor danos sacerdotes santos
Según tu corazón.
Le quiero felicitar padre Juan Carlos y lo encomiendo igual rezo mucho por todos los sacerdotes del mundo especialmente por los de la obra me encanta sus meditaciones me han ayudado en mi vida y la de mis 9 hijos le pido sus oraciones para ellos gracias
Le quiero felicitar padre Juan Carlos y lo encomiendo igual rezo mucho por todos los sacerdotes del mundo especialmente por los de la obra me encanta sus meditaciones me han ayudado en mi vida y la de mis 9 hijos le pido sus oraciones para ellos gracias
Señor danos sacerdotes santos,
Señor danos sacerdotes santos,
Señor danos sacerdotes santos
Según tu corazón.