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SAN LORENZO Y LAS RIQUEZAS DE LA IGLESIA

Hoy es la fiesta de san Lorenzo. Creo que es uno de mis santos preferidos. Me lo imagino joven, cercano, con un carácter muy atractivo. Alegre con todo el mundo. Buena gente y “muy querido”, así como decimos aquí en Colombia. Me gusta san Lorenzo.

LÁGRIMAS DE SAN LORENZO

Quería empezar diferente, pero es que muchas personas, cuando llega la fiesta de san Lorenzo, recuerdan ese llamado fenómeno en el cielo: “Las lágrimas de san Lorenzo”, esa lluvia de meteoros, las perseidas, asociados al cometa Swift Tuttle, que suelta un polvo y escombros en la órbita terrestre hacia los diez primeros días del mes de agosto.

Y aparte de este fenómeno es que los cristianos, aún algunos hoy en día, lo llaman Las lágrimas de san Lorenzo.

En Roma, se celebra hoy con especial devoción esta fiesta; y digo en Roma, porque allí le tienen mucha devoción. En Roma hay innumerables mártires.

Se va a cualquier iglesia y allí encuentra sarcófagos con restos de mártires santos que han entregado su vida por la Iglesia, por Cristo.

Y es muy bonito recorrer las iglesias de Roma, visitar y rezar delante de esas reliquias de hombres, mujeres, niños, soldados. Y cuando uno visita esas iglesias, ésta en especial, la Basílica de San Lorenzo, que es muy bonita y está fuera de los muros de Roma.

Ahora es muy cerca todo, pero me imagino que en su momento era una de las basílicas que estaban más afuera de la ciudad. Y allí en la Basílica de San Lorenzo, fuori dal muro: fuera de los muros, están los restos según dice la tradición, de san Lorenzo diácono, no fue sacerdote, fue un diácono.

Pero sobretodo se le recuerda por ser mártir, por haber entregado su vida y su sangre por Cristo.

“Señor, gracias por el regalo de los mártires. Gracias por haberles dado a ellos la fuerza y la gracia necesaria para soportar la muerte, para soportar el martirio”.

 SAN LORENZO, TERCER PATRONO DE ROMA

Recuerdo un verano que estuve allí en Roma, en cómo dudé si ir a visitar la Galería Borghese, que es uno de los museos más visitados de la ciudad, o ir en bicicleta con un amigo uruguayo, que es ahora sacerdote, el padre Arturo.

Y me dijo: -Vamos en bicicleta por la ciudad, a recorrer varios lugares de Roma en bicicleta. Al final decidí irme en bicicleta.

Recuerdo que fuimos a Santa María de la Victoria, donde está el Éxtasis de Santa Teresa de Bernini. Luego quisimos ir también a la iglesia de Santa Bibiana, muy cerquita de la estación de Termini, la gran estación de trenes de Roma. Pero estaba cerrada.

Y luego nos fuimos a la Basílica de San Lorenzo: ¡Impresionante!

Pudimos dejar las bicicletas amarradas con una cadena y visitar aquella basílica papal. Es una de las basílicas papales más impresionantes: con unos frescos antiquísimos, un decorado en el piso y las paredes.

Pero sobre todo impresionante visitar el sarcófago con los restos de san Esteban protomártir, san Lorenzo y san Justino, tres mártires en el mismo lugar.

La ciudad lo eligió su tercer patrono, después de los santos Pedro y Pablo. En orden sigue san Lorenzo para los ciudadanos de Roma.

Fue martirizado el 10 de agosto del año 258 en medio de la persecución encarnizada del emperador Valeriano. Que persiguió a los obispos, sacerdotes y a los diáconos. Había siete diáconos en ese momento en Roma, y san Lorenzo fue el último en ser martirizado.

Y fue el último porque cuando fueron a buscarlo, como sabían que era el encargado de los bienes del Papa, y le había dado el encargo de administrar los bienes de la Iglesia.

LAS RIQUEZAS DE LA IGLESIA

Cuando fueron por él le dijeron: –Oye, Lorenzo, vamos a hacer una cosa, te vamos a perdonar la vida, pero si nos entregas todas las riquezas de la Iglesia. Y él dijo: -Esta bien, denme tres días, yo reúno todas las riquezas y se las entrego.

Y lo que hizo San Lorenzo fue ir a buscar a las “riquezas de la Iglesia”, que eran los pobres, los enfermos, los tullidos, los ciegos, los paralíticos, los ancianos.

Fué a buscarlos a todos. Los reunió. Y cuando ya los tenía en un lugar, le dijo al gobernador de Roma: –Ya tengo las riquezas, ya se las puedo entregar.

Y les entregó las riquezas de la Iglesia: auténticas riquezas que eran esos pobres, esos desvalidos. Y esto le supuso el martirio.

Además, un martirio muy doloroso porque lo asaron, -si se puede decir de manera poco sarcástica e irónica. Pero lo quemaron en una parrilla, lo quemaron vivo. De hecho, si buscas imágenes de san Lorenzo, vas a encontrarte con que lo acompaña siempre una parrilla.

UN POCO DE FE Y VISIÓN SOBRENATURAL…

Quería explicar un poquito quién era san Lorenzo, y que esto nos ayude a hacer oración, pensar: ¿Será que yo creo que las riquezas de la Iglesia sean los pobres actualmente, los enfermos y los tullidos? Se necesita algo de fe, una visión muy sobrenatural para darse cuenta de eso.

El apóstol san Juan dice en el evangelio que, así como Cristo dio su vida por todos nosotros, también nosotros debemos dar la vida por nuestros hermanos. Y así lo entendió san Lorenzo. Así entendió ese camino de santidad, esa vocación que Dios le había dado. Y así lo practico.

Por eso me parece Jesús que, en este rato de oración podemos sacar como consecuencia, -pues esa es la mejor prueba que podemos dar de nuestro amor, es imitar el ejemplo tuyo Señor. El ejemplo de Cristo, y el ejemplo que Cristo padeció por nosotros.

Y dejándonos ese ejemplo, quiso que siguiéramos sus huellas. Y san Lorenzo, quiso seguir las huellas de Cristo.

A nosotros quizá, Señor, no nos vas a pedir que entreguemos la vida en martirio, que demos la vida por ser cristianos. Aunque hay lugares en el mundo donde hoy, en pleno 2020, hermanos nuestros cristianos dan la vida y son mártires.

¿CÚAL ES TU HUELLA?

Pero no sé si tú, que estás ahorita haciendo este rato de oración, vas a dar la vida como mártir. No lo creo. Yo tampoco lo creo. Entonces, ¿Cómo podemos seguir las huellas de Cristo? Y eso lo tenemos que hablar con Jesús. Señor, ¿Cuál quieres Tú que sea la huella que yo deje en este mundo?

Por ahí vi el otro día un comercial de BMW, -que ahora debe estar vendiendo muy pocos carros-. Pero saca una propaganda comercial donde dice: “Aquí lo importante en este mundo es dejar huella”. ¿Cuál es tu huella? Y lo deja, así como un interrogante…

Señor, ¿cuál es la huella que yo voy a dejar en este mundo? ¿La huella de la caridad, del amor, de mi entrega a los demás? Quizá no nos vas a pedir el derramamiento de sangre, la semejanza con tu pasión, con tu muerte.

Pero sí que nos pides que sigamos esa huella del amor, de la caridad y la entrega por los demás.

Y en este momento, algo muy importante que tenemos que hacer los cristianos es ser sembradores de paz y de alegría. Cuando escuchen a un cristiano en plena crisis y en momentos durísimos, su vida para sembrar paz y alegría.

Se nos acaba el tiempo. Acudimos a nuestra Madre, la ponemos como testigo de todos nuestros deseos, de todas nuestras luchas y de esa búsqueda por la santidad, y por la identificación con nuestro Señor.

Acudimos también a la intercesión de san Lorenzo, diácono y mártir.

 

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