CONVERSAR
Quizá un aspecto del Evangelio de hoy, de la misa de hoy, es cómo el Señor tiene ganas de conversar, de estar cerca, de hablar. Este aspecto es un diálogo intenso el que se da.
Un diálogo de un tema potente, de un tema no fácil, pero se nota que Jesús, igual que ahora nosotros, tiene ganas de conversar, de estar cerca, de mirar a los ojos, de que se escuche el tono de voz, el ritmo de la conversación. Conversar, dialogar, abrir el corazón.
Cuenta san Marcos:
“En aquel tiempo los escribas que habían bajado de Jerusalén decían: – Tiene dentro a Belzebú y expulsa a los demonios con el poder del jefe de los demonios”
(Mc 3,22).
Y a continuación san Marcos dice lo siguiente:
“Él, Jesús, Él los invitó a acercarse y les habló en parábolas. ¿Cómo va a echar Satanás a Satanás? Un reino dividido internamente no puede subsistir, una familia dividida no puede subsistir.
Si Satanás se rebela contra sí mismo para hacerse la guerra, no puede subsistir, está perdido”
(Mc 3,23-26).
DIALOGAR CON JESÚS
Y sigue hablando luego el Señor. Fijémonos ahora rezando como el Señor quiere conversar, como el Señor se acerca. No rehúye a la objeción y la falsedad que levantan contra Él.
Tú, Jesús, quieres que conversemos y dialoguemos Contigo. Poniendo los verdaderos temas, los que de verdad queman, los que de verdad importan, los que de verdad se abren hacia el futuro.
Quizá una primera cosa que le podemos pedir ahora al Señor, quizás tu ya le has pedido varias… Pero pidámosle que estos audios, estas meditaciones en estos 10 minutos con Jesús, sean de verdad de oración y que no sean solamente algo así como una audición espiritual.
Pienso que estamos todos bastante en guardia contra las fake-news, esas noticias falsas. Esas tonterías que circulan y falsedades que al final debemos estar súper atentos a eso. Y en la oración también.
LEVANTAR EL CORAZÓN
Qué importante que tú y yo ahora rezando, de verdad recemos, no sólo que el sacerdote hable, hable y hable; y los demás oigan, oigan y oigan… Sino que todos recemos, levantemos a Dios el corazón.
Levantar los ojos, levantar el corazón al Señor y ver a Jesús cómo me ves. Y cómo me oyes. Y oírte y verte a Ti: eso es oración.
Hoy día vemos en el Evangelio las ganas que tiene el Señor de conversar. Hay un refrán: en las duras y a las maduras. Y el Señor tiene ganas de conversar siempre, de dialogar siempre.
Es decir, cuando la cosa está difícil, a las duras y también en las maduras, cuando la situación está buena…
LLEGAR CON LO DE ADENTRO
Señor, Tú siempre tienes ganas de que conversemos, de que abramos el corazón y que vengamos a Ti con lo que tenemos dentro, con lo verdadero.
Así como dice el Señor en este mismo Evangelio:
“Si Satanás se rebela contra sí mismo para hacerse la guerra, no puede subsistir, está perdido. Nadie puede meterse en casa de un hombre forzudo para arramblar con su ajuar, si primero no lo ata, entonces podrá arramblar con la casa.
En verdad les digo, todo se le podrá perdonar a los hombres, los pecados y cualquier blasfemia que digan. Pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo no tendrá perdón jamás, cargará con su pecado para siempre” (Mc 3,27-29).
Hasta ahí las palabras de Jesús, y comenta san Marcos que se refería a los que decían que tenía dentro un espíritu inmundo.
RECURRIR A SUS ARCÁNGELES
Quizás sobre este aspecto, hoy día rezando, hablando con Jesús, tocando este tema Señor; Tú no soslayas la existencia de Satanás, ya que ellos ponen el tema falsamente y el Señor despeja esto.
Evidentemente no es que Tú Jesús hagas esas curaciones o tengas ese poder sobre los espíritus inmundos porque provenga del mismo equipo.
Al contrario, el Señor despeja eso. pero no soslaya la existencia del demonio. De que existe y actúa, ¡Sin duda!
Por eso, quizá una cosa súper concreta que al Señor le interesa que recordemos o que nos animemos es, por ejemplo, a acudir con frecuencia, con cariño y confianza a san Miguel Arcángel.
Hay una oración preciosa, porque necesitamos su protección. Es una manera en que el Señor nos ayuda. Un buen amigo, un arcángel poderoso, con la fuerza que le da Dios para ayudarnos.
EL AGUA BENDITA
O también, otra cosa tan buena que santa Teresa de Ávila y san Josemaría también han recomendado con tanta fuerza y nosotros quizá lo vemos alrededor nuestro también, es el uso del agua bendita.
Un agua que ha sido bendecida. Agua que nos recuerda nuestro bautismo y cuyo uso nos hace cercano y presente el auxilio de Dios. Un agua de la cual el demonio huye de verdad, según decía santa Teresa. Y por eso mucha paz y mucha seguridad.
El Señor nos quiere contentos, tranquilos, seguros, porque sólo Dios es Dios. Aquí no es que sea, el enfrentamiento entre dos grandes tenistas y que alguna vez gana uno y otra vez gana otro, y el partido es sumamente difícil. No, no, esto no es así.
SOLO DIOS ES DIOS
Aquí no hay equivalencia de fuerzas, sólo Dios es Dios. Pero el Señor nos quiere estando tranquilos y seguros, con paz y con confianza. Pero el Señor nos quiere en guardia, nos quiere atentos.
Por eso, qué bueno acudir a san Miguel y qué bueno usar el agua bendita con un corazón muy tranquilo. ¡Sólo Dios es Dios! Claro que tiene poder el demonio, pero sólo Dios es Dios.
Y luego también, quizá este otro aspecto, tal vez Tú, Señor, quieres que nosotros ahora le prestemos atención. Es a lo que se refiere al final del Evangelio, esto de que en verdad sí que hay decisiones con consecuencias permanentes para nuestra vida.
Así que porque nuestra libertad es real, es fuerte, para bien y para mal, y que somos verdaderamente libres, capaces de abrazarnos con todas nuestras fuerzas y para siempre a Dios…
Somos también verdaderamente capaces de encerrarnos tontamente y angustiosamente en nosotros mismos y rechazar a los demás, rechazar a Dios mismo: ¡somos verdaderamente capaces!
EXÁMEN DE CONCIENCIA
Por eso quizá, debemos preguntarnos lo que el Señor nos sugiere por dentro, y es que bueno, práctico, y qué humildad y que sensatez cuando hacemos examen de conciencia, para estar atentos al propio corazón.
Es sensatez y verdadera humildad cuando acudimos a la confesión y abrimos el corazón a la misericordia maravillosa de Dios. O que maravilla también, si leemos alguna lectura espiritual sobre la misericordia de Dios.
Todas esas cosas ayudan muchísimo al corazón para de verdad ser capaces de abrazar con todas nuestras fuerzas y para siempre al Señor.
MISERICORDIA DE DIOS
Y por eso, humildad también para estar en guardia contra la posibilidad de que yo me pueda atontar y rechazar a los demás, rechazar al Señor y encerrarme tontamente en mí mismo.
Qué maravilla contar con estos medios, con la misericordia siempre a Dios. Por eso, contemplarla, leer sobre esto, porque alimenta, porque da alegría al corazón.
Y como siempre, mirar como decía san Bernardo: «Mira a la estrella, invoca a María».