Hoy día, otro de esos !días grandes!, ¡de fiesta en la Iglesia! De dar gracias al Señor, quizás podemos empezar así: Gracias Señor, por el Papa.
Hoy día celebramos en la Iglesia, quizás un nombre raro o curioso, o quizás no tanto; celebramos lo que llamamos así: “La Cátedra de San Pedro”.
Cátedra, bueno uno dice: “una catedral”. Sí, yo sé lo que es una catedral. Una Catedral es donde está la Cátedra del obispo, ¡claro! Y la cátedra; desde donde enseña, desde donde nos une al Señor, en cada diócesis, en cada Iglesia local del obispo, nos une al Señor, une a la Iglesia.
UNIDOS AL PAPA
Y los obispos, que son sucesores de los apóstoles, unidos entre sí, unidos como el Señor quiso. Unidos con la cabeza, con el corazón puesto en Pedro.
Los obispos sucesores de los apóstoles mirando al Papa, el sucesor de San Pedro. Los Apóstoles mirando a Pedro, los obispos mirando al Papa, y nosotros uniéndonos a los obispos, nosotros unidos al Papa. ¡Nosotros, nos unimos al Señor!
Es una fiesta de unidad de la Iglesia, es una fiesta de familia, por decirlo así; de cariño, de unidad, no sólo entre nosotros, que ya es algo muy grande, muy bonito, y por eso, en verdad, ahora le podemos decir al Señor: ¡Señor, gracias por esto!, estemos donde estemos; aquí, en Hong Kong… Señor, ¡gracias por esta unidad entre nosotros!
Y nosotros, -por decirlo así-; ¡a todo lo ancho del mundo!, sino también en todo lo largo de la historia. No sólo la foto en presente de todo el planeta, sino también a lo largo de los siglos, no sólo en el espacio, sino también en el tiempo, ¡Gracias Señor, por esta unidad entre nosotros!
UNIDAD CON LOS SANTOS
Esta unidad de ahora entre nosotros, y también con San Ignacio de Loyola, Santa Teresa de Ávila, San Maximiliano María Kolbe, San Pablo Miki ,San Juan Pablo II, San Josemaría, ¡tantos Santos!, ¡tantas Santas! Y con los que vendrán también en el futuro…
Pero aparte de esta unión entre nosotros, con los obispos, y unidos al Papa, que son factores de unión, si es que al final no es sólo la unión entre nosotros… es la ¡unión con Dios!, es vivir la vida de Dios, que nos llega a través de Jesús, que nos llega con la presencia cariñosa, luminosa del Espíritu Santo en nosotros, ¡el alma de la Iglesia! ¿verdad?
LA CATEDRA DE SAN PEDRO
Por eso es una fiesta tan bonita esta, “La cátedra de San Pedro”. Porque el Papa es el sucesor de Pedro, es tener a Pedro entre nosotros. San Pedro vivió los años que podía vivir, el hombre eterno no iba a ser, se puso viejito. Bueno, y en verdad lo mataron, ¿verdad? Dio su sangre, su vida, cabeza abajo, en Roma, en una Cruz. Claro, eterno no iba a ser, y los apóstoles tampoco, tenían sus sucesores.
Y nosotros, a lo largo de los siglos, podemos estar unidos a Pedro. Pero…la gracia es, la idea es: ¡unidos a Jesús!, a través de estos sucesores de los apóstoles, a través de este sucesor de Pedro, que es el Papa.
Por eso, en verdad, ahora podemos juntos: renovar nuestra fe, darle gracias al Señor. Dile: Señor, gracias por el Papa, gracias por Pedro, Señor gracias por los obispos, por los sucesores de los apóstoles. Señor, gracias por esta unidad entre nosotros, y esta unidad contigo, sobre todo.
UNA CANCION DE JUVENTUD
Leí un libro hace algo de tiempo, hace unos meses, y el libro me gustó mucho, la portada no me pareció buena, pero el contenido es buenísimo.
Un libro que aunque parece que fuera española, por el nombre, o americana; se llama María Casal la autora, pero es Suiza, y el libro se llama: “Una canción de juventud”.
Cuenta muchas historias de su vida, una vida muy muy bonita, muy notable; y de cómo llego a la Iglesia católica y etcétera… ¡una historia muy buena! Y, ahí ella cuenta una anécdota:
Ella llegó a vivir a Pamplona, en el norte de España y cuenta lo que ocurrió el día, en que la Universidad de Navarra comenzó a ser Universidad. Antes era como un inicio de un Centro de Estudios, se llamaba: Estudio General de Navarra.
Y ella cuenta que fue el nuncio del Papa en España, a dirigir la Universidad de Navarra. Y ese día, era 1960, fue también San Josemaría, desde Roma, -fue ahí-, a ese rinconcito de España.
Y ella cuenta; que ese mismo día, el nuncio erigió “la Universidad de Navarra”, y que en ese mismo día, San Josemaría fue nombrado “hijo adoptivo de Pamplona”, en una ceremonia en el Ayuntamiento. Nosotros en Chile, -no sé en otros lados de América-, pero nosotros, al Ayuntamiento, aquí le llamamos la Municipalidad. -No sé en otros lugares como le llaman-.
ENTUSIASMO Y ALEGRIA
Bueno, entonces, había como una ceremonia esa tarde, y cuenta ella:
“Sin querer perderme de nada, logre subir con algunas amigas, a un piso de vecinos, que estaba justo enfrente del balcón del Ayuntamiento. Y desde ahí, por una vez, manifestamos públicamente nuestro cariño, aplaudiendo y gritando: ¡Viva el Padre!
A San Josemaría como agradecimiento. Era una ceremonia ahí en Pamplona, entonces la gente entusiasmada, contenta… bueno, celebrando, y decían así: ¡Viva el Padre! Imagínate tú; era simpático, juvenil, un ambiente de mucha alegría, y comenzaron a gritar así, con reconocimiento a San Josemaría: ¡Viva el Padre!
Y ella cuenta que estaba ahí al frente ¿verdad? a algunos metros, en un edificio del frente, y dice lo siguiente:
“Nuestro padre, que estaba en el balcón del Ayuntamiento, dijo con voz fuerte: ¡Viva el Papa! ¡Viva el Nuncio!” -El nuncio, es el que representa al Papa en cada país-, ¿verdad?
VIVA EL PADRE, VIVA EL NUNCIO, VIVA EL PAPA
Pues, san Josemaría, dirigió el cariño, el entusiasmo y la alegría de toda esa gente, y el corazón, levantando la fe. San Josemaría a esas voces de: !Viva el Padre!, con voz fuerte -dice ella- dijo: ¡Viva el Papa! ¡Viva el Nuncio!
Ella cuenta:
“Lo entendimos, y repetimos los mismos ¡Vivas!”.
Y seguía, diciendo :
“Siempre me impresionaron; el cariño y la veneración de nuestro Padre, por el romano pontífice, sea quien sea». -solía repetir-
Pues, ¡lo importante era que representaba en esta tierra a Jesucristo! Era “Il dolce Cristo in Terra”, como lo llamaba, siguiendo a Santa Catalina de Siena: El “Vice Cristo”
Es buena esta anécdota, y nos sirve seguramente ahora, para rezar también, para continuar estos 10 minutos con Jesús. ¡Levantando el corazón en verdad a Dios! En oración.
A CELEBRAR
A Jesús le puedo decir: Señor, cuida al Papa. Señor, gracias por el Papa. Señor, ayúdame. -Como han hecho los Santos. Como en esta nota simpática, sencilla, de San Josemaría- Ayúdame a ayudar a la gente a unirse al Papa, a animar al Papa, a rezar por el Papa. Esto es lo que han hecho los Santos ¿verdad?
San Josemaría lo hacía continuamente, qué bueno si hoy día especialmente, quizá rezamos alguna oración por el Papa, quizás podemos ofrecer tal vez algún sacrificio por el Papa, o también celebrar de alguna manera.
Celebrar, -no sé- con alguna comida, alguna bebida, alguna película, -que se yo- algo simpático, que nos guste. ¡Y celebrar! Porque es un motivo de alegría muy grande, tener al Papa, estar unidos al Papa.
Celebrar, y celebrar agradeciendo en el corazón a Dios, por “el Papa”. Y que lo note la familia, y que lo noten… quizás los amigos. Bueno, en la medida que lo permita la pandemia, etcétera…
Pero, alguna oración por el Papa, algún sacrificio por el Papa, alguna celebración por el Papa, un agradecimiento a Dios; profundo, verdadero. Porque es un tesoro tan grande tener al Papa.
Hagamos esto que han hecho los Santos, lo hacemos ahora en estos segunditos que nos quedan de oración: “Señor gracias por el Papa”, ¡díselo tú!: Señor: “te pido por el Papa”
Y luego también, recemos por él, ofrezcamos algún sacrificio, celebremos con un motivo de alegría tan bonito como este. Y pidamos a la Virgen; sobre todo ¡por el Papa!