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ZEBEDEO   

ZEBEDEO

  ¡Feliz Navidad a todos en 10min con Jesús y Feliz Año!, porque la próxima meditación ya será en el 2022. Así que, ¡muchas felicidades a todos!

ME VOY A PERMITIR UNA LICENCIA

Bueno, hoy es la fiesta de san Juan Evangelista. “Y yo me quiero permitir una licencia, Jesús, porque no voy a hablar de san Juan Evangelista, voy a hablar de Zebedeo, el padre de san Juan Evangelista.
Porque es verdad, que muy seguramente a Zebedeo, cuando alguien lo conocía le diría: -—Vos sos el papá de Santiago Apóstol y de san Juan Apóstol. O algunos le dirían también: -—Vos sos el esposo de Salomé.
Pero también es verdad, que quizá antes de que Jesús llamara a san Juan y a Santiago a seguirle, seguramente los conocían como: “Los hijos de Zebedeo.” Que era un personaje ilustre, un personaje importante, él tenía una empresa de pesca potente y poderosa.
Entonces, hoy es la fiesta de san Juan Evangelista y, “Jesús, yo voy a hablar de Zebedeo.”

ERA UN JOVENCITO

“San Juan no tenía ni veinte años cuando Tú ya lo llamaste. Era jovencito, era un adolescente y Tú lo llamaste a seguirte.  Él era uno de los discípulos de san Juan Bautista, pero bueno, Vos lo llamaste a seguirte y a ser uno de los doce.
También sabemos que san Juan murió viejito, en Patmos, que no sufrió el martirio como la mayoría de los Apóstoles. Sabemos que su hermano Santiago también fue uno de los Apóstoles uno de los doce, que también era pescador como su hermano, y que Salomé su madre también seguía a Jesús.
Pero entonces; ¿Zebedeo qué? Zebedeo mientras tanto apoyaba a la familia con su trabajo, en el negocio de la pesca.
“Seguramente Tú, Jesús, le tendrías un cariño a Zebedeo, y una admiración. No tendrías oportunidad de estar con él todo el tiempo, pero cuando pasabas por su pueblo, te detenías y le dedicarías tiempo, y hablarías con él, y serían muy buenos amigos.

TERTULIAS FENOMENALES

Y seguramente le preguntarías cosas; de la infancia de san Juan, de Santiago, de Salomé y se armarían unas tertulias fenomenales…”
Y también llegaría el momento de decir: —Bueno, Zebedeo, tenemos que seguir la marcha… Te despedirías de él con un gran abrazo, con una bendición.
Y los hijos también se despedirían, con un beso en la frente, como lo hacen muchos hijos con sus padres.
¡Qué maravilla es ver a un hijo mayor dándole un abrazo y un beso a su padre! Eso no es solamente para los niños chiquitos. Es bueno que besemos a nuestros padres y a nuestras madres. No debemos perder esa buena costumbre.
A Zebedeo yo me lo imagino como un hombre bueno, generoso, que se desprende de sus hijos y se los entrega al Maestro.
Seguro que le costaría un montón. ¡Claro! Porque serían dos hombres fuertes, virtuosos, buenos para trabajar en el negocio de la familia…

PESCADORES DE HOMBRES

Y de repente: ¡No! Seguirán otro camino. ¡Se harán pescadores de hombres! Y Zebedeo les dice: —Pues, ¡Adelante! Si ese es el proyecto de su felicidad: ¡Adelante!
Y si los llama el Maestro: ¡Adelante! Y si es su vocación: ¡Adelante! ¡Adelante! ¡Adelante! Le costaría un montón, y por eso me causa mucha admiración la entrega de Zebedeo.
¡Valiente! Desde joven se los entregó, jovencitos se los entregó a Jesús.
“Por eso, Señor, yo también quisiera hoy pedirte que mires el sacrificio que han hecho muchos padres al entregarte a sus hijos. Tienen su mérito, ténselos en cuenta. ¡Que vayan al Cielo los padres que han entregado a sus hijos para seguirte a Ti, Jesús!”
Y bueno, -yo no sé-, de pronto tú, que estás haciendo este ratico de oración en esta época de Navidad tan bonita, puedes pensar: ¿Qué tal si a mi hijo o a mi hija Dios los llama, y les da una vocación específica de entrega? ¿Yo sería capaz de entregar a mi hijo y a mi hija?

VOCACIÓN DE ENTREGA

Bueno, te hago otra pregunta: ¿Cuál sería tu reacción, si te dijeran que tu hija o tu hijo ha sido seleccionado para representar al país en los juegos olímpicos?
¿O que tu hijo clasificó al concurso de “La Voz Kids” o a algún programa de talentos? ¿O si es elegido para desempeñar un cargo público? Normalmente, esas noticias se reciben con alegría y con un entusiasmo impresionante.
Bueno, pues ahora te cambio la pregunta: ¿Cómo debes sentirte, si el que elige no es un seleccionador deportivo, o un gobernante, sino el mismo Dios?
Y, además, la recompensa no es simplemente “una medalla”, o unos honores, o unos ingresos económicos… ¡Sino el ciento por uno y la vida eterna!
¿Y que esa hija tuya, y que ese hijo tuyo, serán un instrumento para llevar a mucha gente al Cielo?

¿Y SI A MI HIJO LO LLAMA DIOS?

Bueno, Señor, los padres se tendrían que preguntar esto: ¿Y sí a mi hijo lo llama Dios? Y es lógico que a los padres les dé un poco de miedo pensar en el futuro de sus hijos, y que les dé miedo entregarlos a Dios.
No es un sacrificio, puede mirarse como un sacrificio, pero, sobre todo: ¡Es un honor! Es un honor inmenso, un orgullo grandísimo, santo, una muestra de predilección, un cariño particularísimo que Dios se fije en tu hija y en tu hijo en un momento concreto.
Pero eso sí, que estaba ya en la mente de Dios, desde toda la eternidad. Porque Dios ha pensado en ti y en mí desde antes de la creación del mundo.
Para los padres, que Dios llame a sus hijos, supone una muestra de especial afecto, ¡Nada qué hacer! ¡De un verdadero privilegio! Y por eso, qué bueno que los padres acojan y respeten con alegría el llamado a sus hijos, que respeten esa llamada, y que favorezcan también el ambiente para que los hijos puedan seguir esa llamada de Dios.

PENSANDO EN ZEBEDEO

Es normal que un papá le pregunté a su hijo: ¿Lo has pensado bien? ¿Lo has meditado bien? ¿Lo has hablado con Dios? ¡Piénsalo bien! Eso es normal.
Pero, de ahí a impedírselo, a decir que eso no tiene ni pies ni cabeza, a decir que es un invento de él… No, no, no, hay que respetar mucho lo que los jóvenes van hablando con Dios en su oración personal y en su oración de intimidad.
“Señor, yo si te quiero pedir hoy pensando en Zebedeo, que los padres se esfuercen por crear en sus hogares un clima en el que pueda germinar la llamada a una entrega total a Dios”.
No hay unas fórmulas perfectas, no es que ahora se conozca una página web o un número de teléfono donde las familias llamen y pregunten: ¿Qué tengo que hacer yo para que mis hijos cuando estén en una edad adulta o adolescente, Dios los llame…?

FORMAR A LOS HIJOS PARA LA VIDA

No, no hay ninguna fórmula, no hay ningún resultado para eso. Pero una pista si nos la da san Juan Pablo II. Mira lo que decía san Juan Pablo II en una oportunidad:

La familia debe formar a los hijos para la vida, de manera que cada uno cumpla con plenitud su cometido, de acuerdo con la vocación recibida de Dios.

Efectivamente, la familia que está abierta a los valores trascendentes, que sirve a los hermanos con alegría, que cumple con generosa fidelidad sus obligaciones y es consciente de su participación en el misterio de la Cruz gloriosa de Cristo, se convierte en el primero y mejor semillero de vocaciones a la vida consagrada al Reino de Dios”

(Juan Pablo II, Familiaris Consortio, n. 53).

Hay muchos caminos para seguir a Dios, pues si Dios llama a uno de tus hijos o de tus hijas a seguir ese camino, ¡Qué bendición! ¡Qué cosa tan grande! ¡Qué privilegio para tu familia completa!

RESPETO A LA LIBERTAD

Pero claro, también tiene que haber un gran respeto a la libertad, porque como no hay fórmulas, hay que rezar mucho, y hay que darle una gran cavidad a la libertad. Mira lo que decía san Josemaría:

“Los padres pueden y deben prestar a sus hijos una ayuda preciosa, descubriéndoles nuevos horizontes, comunicándoles su experiencia, haciéndoles reflexionar para que no se dejen arrastrar por estados emocionales pasajeros, ofreciéndoles una valoración realista de las cosas.

Pero el consejo no quita la libertad, sino que da elementos de juicio, y esto amplía las posibilidades de elección, y hace que la decisión no esté determinada por factores irracionales”

(Josemaría Escrivá, Conversaciones, punto 104).

Por eso, nada de imponer: ¡Es que la misa en esta familia…! No, no, no, no debemos obligar a los hijos a ir a Misa, debemos actuar con creatividad, pensar como nos podemos organizar para la Misa del domingo.
Que los hijos lo vean como una cosa que es parte del plan de la familia, y que lo hagan porque es una actividad para unir a la familia…

CREAR UN AMBIENTE AGRADABLE

En fin, tantos factores que se pueden tener en cuenta con creatividad, pero no se trata de manipular, pero si de crear un ambiente agradable. “¡Ay Jesús! ya se me pasó el tiempo…”
Bueno, pues que los padres que amen de verdad sus hijos, busquen sinceramente su bien. Y después, que los aconsejen bien, que les lleven a hacer unas consideraciones oportunas, y que después se retiren con delicadeza para que ellos elijan, para que sean hombres y mujeres capaces de amar y de servir a Dios.
“Pues eso es lo que te pido hoy Jesús, en este ratito de oración, mirando a san Juan Evangelista y a su padre Zebedeo, que tiene mucho mérito.”

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