Cumpleaños de la Virgen María. Celebremos la Natividad de nuestra Señora imitando sus virtudes.
La tradición de la Iglesia ha definido el 8 de septiembre como el día en el que conmemoramos el Nacimiento de la Virgen María, es decir, cuando celebramos su cumpleaños. Pienso en la felicidad que siento cuando celebro el cumpleaños de mis seres queridos ¡qué gran alegría y bendición es tenerlos un año más! y lo es todavía más cuando celebramos el cumpleaños de Nuestra Señora, nuestra mamita del cielo, la incondicional que nos acompaña todos los días, la que aboga por nosotros e intercede por nuestras intenciones.
Virgen María: Una Madre para nosotros
Cuando San Juan Diego estaba preocupado por la salud de su tío y se encuentra con la Virgen Santísima en el camino, ella le dice claramente “No temas. ¿Acaso no estoy yo aquí, que soy tu madre?”. Y esas palabras deben resonar en nuestros oídos, la Virgen está aquí y no debemos temer, porque ella nos conduce directamente a Jesús y a la salvación de nuestras almas.
Entonces, cuando conmemoramos el cumpleaños de Nuestra Señora, podemos decir sin lugar a dudas que gracias a ella tenemos a Jesús, tenemos nuestra redención y además, tenemos a una compañera que nos quita la incertidumbre y el miedo.
Y bueno, se me hace extraño pensar en la Virgen María siendo bebé, recién nacida. Pienso en mi hijo, que nació este año, y me da muchísima ternura imaginarme a Santa Ana dándole caricias a María, haciendo lo mismo que he hecho yo con mi bebé. Claro, porque la Virgen es humana, como tú y yo, pero inmaculada, sin pecado concebida y santa, santísima; con muchas virtudes que debemos emular.
Algunas virtudes de la Virgen María
Cuando leemos los evangelios, y especialmente el de San Lucas, vemos que una de las virtudes de la Virgen era mantener el silencio y guardar las cosas que presenciaba en su corazón. Y es esa una virtud que deberíamos imitar, especialmente en el cumpleaños de nuestra Madre del cielo, porque mantenerse en silencio nos lleva a la santidad, especialmente cuando no vamos a decir nada positivo; pero también para meditar qué es lo que quisiera Dios de nosotros en ese momento.
Recientemente, mi padre confesor me sugirió que cuando fuera a hablar o pensar mal de alguien, rece por esa persona y me muerda la lengua. Claro, en ese momento no pensé en lo maravilloso que es imitar a María, sino en lo difícil que será hacerlo. Pero ahora, un mes después, no solo veo muchos resultados positivos en mi alma, sino inclusive en mi relación con otras personas. Y pienso en lo fácil que sería la vida de todos nosotros si imitamos a la Virgen, hasta en las cosas más pequeñitas, como el guardar silencio.
¡Manos a la obra!
Pero, guardar silencio no significa no actuar decididamente cuando la situación lo amerita. Es que, muchos podrían pensar que María pudo ser tímida o hasta muy callada, pero ¡no! Pensemos en el caso de las bodas de Caná de Galilea. La Virgen vio que, en una boda de probablemente gente muy allegada a ella, iba a faltar el vino. Y no se hizo la desentendida, ni le dio vergüenza, ni pereza poner manos a la obra y ayudar. Y fue donde su Hijo, a quien le pidió (tal vez le exigió un poco…como toda mamá), convirtiendo el agua en vino, y un muy buen vino.
Aquí vemos claramente otra virtud de María, estar pendiente de otros y ayudarlos inmediatamente. Nosotros podemos hacer lo mismo, pidiendo al Señor que nos permita encontrar esos momentos oportunos para ayudar a otros. Por ejemplo, cuando escuchamos de alguien que busca trabajo, podemos pasar su hoja de vida a nuestros conocidos. Intentemos ser más como nuestra Madre, ahora en su cumpleaños, y no evitemos los momentos de ayudar a otros.
Una vida sin quejas
Una última virtud de la Virgen es su sacrificio de redención. Ella estuvo con Jesús, y lo supo entregar a Dios Padre, sin quejas, sin intentar evitar la inmolación de Jesús, sino con una tranquilidad y fuerza dignas de la madre de Dios. Durante la pasión, la vemos acompañando al Señor a cada paso, y dándole consuelo desde lejos cuando se encuentran camino al Calvario. ¿Cuántas madres podríamos vivir ese fuerte sacrificio, con la humildad y devoción que tuvo nuestra Señora? Entregar a nuestros hijos a Dios es muy difícil, aceptar Su voluntad lo es todavía más. Cuando tenemos un niño enfermo, o un accidente en la familia, es una reacción normal preguntar “¿Por qué Dios nos hace esto?”, pero la respuesta es en realidad “¿Por qué no?”, cuando vivamos dolor, cuando sintamos que el mundo se nos viene abajo, podemos ver en la Virgen María un ejemplo para vivirlo.
Entonces, darle sentido al dolor, por ejemplo ofreciéndolo con cariño a Dios, como lo hizo nuestra madre del cielo, es otro punto que vale la pena imitar, para alcanzar nuestra propia redención y la del mundo entero.
Un regalo a la Virgen
Hoy, en el cumpleaños de la Virgen María, podemos proponernos hacerle un regalo. Sea, tratar de imitar una de sus virtudes, o rezarle un rosario entero, o inclusive visitarla en una gruta, o en nuestra propia casa. También podemos hacerle un piropo, cantarle una canción, rezar el Ángelus al mediodía… ¿Por qué no? Sabemos que nos acompaña todos los días, ella está aquí en el mundo, velando por nosotros y nuestra salvación. Celebremos a la mejor madre que Dios nos ha podido compartir, con bombos y platillos. ¡Que viva la Virgen María!
Para saber más de la Natividad de la Virgen María te invitamos a escuchar esta meditación
Foto de Canva y Pixabay
yo soy catolica y me gusta difundir todo sobre dios, la virgen , vida de santos y los 10 miutos con jesus, que dios los bendiga, silvia
Llega al espíritu tucime