La persona que me enseñó a rezar en grupo seguro ya está en el Cielo. Con ella descubrí el poder que tiene esta forma de hacer oración.
Me refiero a Zereth Torres Méndez, a quien conocí en el año 2019 cuando recién le habían diagnosticado con cáncer de colon en un estadio avanzado y le daban pocas probabilidades de vida.
Fueron cuatro años más los que logró vivir, aunque nunca dejó de estar en tratamiento. Murió hace unos días con tan solo 46 años. He visto partir a muchas guerreras, pero sin duda la muerte de Zereth ha sido el dolor más grande que he experimentado. Sin embargo, me conforta saber que está sin dolor en el Cielo, al lado de nuestra Madre, a quien tanto ella quería.
Así que cuando me pidieron escribir sobre el poder que tiene la oración conjunta, el rezar con amigos, no pude dejar de pensar en Zereth. Le comenté a la administradora de este blog por dónde orientaría el escrito y me dijo que le parecía apropiado.
El poder de rezar con amigos
La primera vez que recé con otra persona lo hice con mi mamá. Fue el Rosario, durante los seis ciclos de quimioterapia en el año 2019. Algunas veces participó una de mis ahijadas. Pero al avanzar mi amistad con Zereth nos fue envolviendo el amor que ambas teníamos por la Virgen. Llegó la pandemia y en Panamá, como en otras partes del mundo, la cuarentena fue muy estricta. Solo se podía salir de acuerdo al sexo, por dos horas, tres veces a la semana.
En esa situación empezamos a rezar el Rosario diariamente a las siete de la noche a través del servicio de videollamadas del WhatsApp y quien propició esto fue Zereth, ya que la invitación vino de parte de ella para amigos y familia. Surgió así el Grupo de Oración que todavía hoy se mantiene. A raíz de su diagnóstico, ella logró una cercanía con Dios que yo llegué a admirar y que me ha inspirado.
Sobre este período escribí un post. Les dejo el link para que puedan leerlo:
Fue con ella entonces que descubrí la belleza de rezar con amigos. Aprendí a pedirle a Dios. Yo siempre le daba las gracias a Dios por tantas bendiciones, pero nunca le pedía nada. Al escuchar a Zereth abriendo el Rosario cada día con una lista de peticiones dichas con tanta fe, me fui dando cuenta de que yo también tenía mucho que pedirle a Dios.
Además, compartir con las otras integrantes del grupo fue creando una unión cimentada en el amor a nuestra Madre en el Cielo. Ella sigue siendo el centro y ahora sabemos que Zereth se encuentra a su lado.
Una forma de apostolado
Hubo momentos muy difíciles cuando a Zereth, después de terminar un ciclo de tratamiento, le hacían el famoso Pet Scan y el mismo no salía bien. Allí su fervor se intensificaba, pero les confieso que para mí y pienso que igual para todas nos resultaba muy difícil sentir su dolor.
Ella pedía siempre insistentemente no morir, pero inmediatamente decía: Señor, acepto tu Voluntad. Para mí era una lección de fe y a la vez una oportunidad para darle gracias a Dios por estar sana.
Esto me hacía intensificar la oración, no solo en el grupo sino a nivel personal. Así, mis ratos de oración eran cada vez más intensos y de una mayor entrega.
Zereth, sin saberlo, hizo apostolado no sólo conmigo sino con todas las del grupo. San Josemaría Escrivá de Balaguer en su homilía sobre la vida de oración dice que el apostolado, cualquiera que sea, es una sobreabundancia de la vida interior. Y era sin duda lo que Zereth tenía. Ahora que ya no está físicamente con nosotros y mientras escribo este artículo lo veo aún con mayor claridad.
Un arma infalible: la oración
San Josemaría en su homilía dice: La oración era entonces, como hoy, la única arma, el medio más poderoso para vencer en las batallas de la lucha interior: ¿hay entre vosotros alguno que está triste? Que se recoja en oración.
Y lo anterior fue lo que me enseñó Zereth, a volver mis ojos a Jesús siempre, a tenerlo como centro de mi vida, no importa las situaciones que estemos atravesando.
San Josemaría lo explica claramente:
Volvamos nuestros ojos a Jesucristo, que es nuestro modelo, el espejo en el que debemos mirarnos. ¿Cómo se comporta, exteriormente también, en las grandes ocasiones? ¿Qué nos dice de Él el Santo Evangelio? Me conmueve esa disposición habitual de Cristo, que acude al Padre antes de los grandes milagros; y su ejemplo, retirándose cuarenta días con cuarenta noches al desierto, antes de iniciar su vida pública, para rezar.
El legado de la oración
Tal vez los que leen este artículo estén pensando si tienen a alguna Zereth cerca y quizá no la estén dejando entrar en sus vidas. O quizás ustedes mismos pudieran ser una Zereth que concentre a un grupo de amigos a rezar.
Yo, por mi parte, les digo que le doy gracias a Dios por mi amiga Ángela que en el año 2019 me presentó a Zereth. Fue difícil para mí conocer de su caso en un momento en que yo estaba muy vulnerable debido a mi tratamiento de quimioterapia.
Han pasado un poco más de cuatro años, de ese momento. Recorro en mi mente todo lo que vivimos y lloro mientras lo hago: las oraciones en el ciberespacio, la primera romería a la Virgen sobre la que también escribí un artículo
clic aquí
Allí Zereth es quien tiene a su amada Virgen del Carmen en las manos. De hecho ella nació el 16 de julio, día en que se celebra esta advocación. Sin duda Zereth ha quedado grabada en mi corazón.
Zereth, gracias por haberme enseñado a orar tal cual como dice san Josemaría en su homilía sobre el poder de la oración:
Cuando todo sale con facilidad: ¡gracias, Dios mío! Cuando llega un momento difícil: ¡Señor, no me abandones! Y ese Dios, manso y humilde de corazón, no olvidará nuestros ruegos, ni permanecerá indiferente, porque Él ha afirmado: “Pedid y se os dará, buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá”.
Ojalá que todos pudieran encontrarse en su vida a una Zereth, así como yo le pido a Dios poder serlo para muchos.
Muy bonito artículo.
Rezar en compañía definitivamente es una experiencia muy gratificante y más aún si se está pasando por una situación difícil.
No podré olvidar jamás que estando en cuarto grado y a pesar de no estar en colegio católico teníamos a la maestra Luna quien todos los días antes de iniciar las clases nos ponía a rezar el rosario. A ella le debo y agradezco el haber aprendido a rezar el rosario y el rezar en compañía, pidiendo al Señor por tantas necesidades.
Tere, a través del tiempo he aprendido que Dios nos quiere en oración comunitaria y en especial donde 2 o más estén, pues su promesa es que él estará allí!
Sí, nos cuesta al inicio dar gracias, pedir o interceder por otros en un grupo, y para esto nos envía a alguien nos enseñe o inspire como Jesús hizo con los apóstoles. Zereth fue quien Dios eligió para ti. Bendito sea Dios!
Un abrazo, Xenis
Tere, a través del tiempo he aprendido que Dios nos quiere en oración comunitaria y en especial donde 2 o más estén, pues su promesa es que él estará allí!
Sí, nos cuesta al inicio dar gracias, pedir o interceder por otros en un grupo, y para esto nos envía a alguien nos enseñe o inspire como Jesús hizo con los apóstoles. Zereth fue quien Dios eligió para ti. Bendito sea Dios!
Un abrazo, Xenis
Rezar en compañía definitivamente es una experiencia muy gratificante y más aún si se está pasando por una situación difícil.
No podré olvidar jamás que estando en cuarto grado y a pesar de no estar en colegio católico teníamos a la maestra Luna quien todos los días antes de iniciar las clases nos ponía a rezar el rosario. A ella le debo y agradezco el haber aprendido a rezar el rosario y el rezar en compañía, pidiendo al Señor por tantas necesidades.
Muy bonito artículo.