Un Plan de Vida Espiritual da la oportunidad de organizarse para vivir un trato constante con Dios.
La experiencia dice que si dejamos todo a la deriva y no planificamos, es probable que no lleguemos a puerto, y en ocasiones naufraguemos. En la vida espiritual pasa de forma similar. Si día a día organizamos lo que tenemos que hacer para amar más al Señor, a la Virgen, a los Santos finalmente lograremos las metas propuestas.
Tener un Plan de Vida Espiritual puede ser el instrumento que necesitas para alcanzar tus metas con Dios.
Planificar y Perseverar
Si tienes una empresa, trabajas para alguien, o llevas tu casa, estarás acostumbrado a planificar día a día, o al menos mensualmente. Decidir qué harás para que la empresa o tu trabajo tenga éxito, o que tu casa esté organizada. O sea, tienes un “Plan”.
El punto es que en ocasiones, no lo llevamos a la práctica o no terminamos lo emprendido. Perseverar significa mantenerse en una acción reiterada, insistir. Cuando realmente tenemos éxito en un “Plan” que nos hemos propuesto, es cuando perseveramos en aquella acción que nos permite alcanzar la meta deseada.
La planificación y la perseverancia son importantes en todos los aspectos de nuestra vida. Sin ellas, no se llegará a ninguna parte. Estas dos actitudes son los pilares de un buen Plan de Vida Espiritual.
Organización de la vida espiritual, unida a la perseverancia
Así como organizamos nuestra vida humana, también podemos organizar la vida espiritual. Hay que esforzarse por tener unidad de vida: si nos esforzamos por ser mejores a nivel humano es lógico que también nos afanemos por tener una vida de piedad con Dios muy plena, para merecer el Cielo.
Es por eso, que es importante concretar un plan diario y perseverar en él, para caminar por esta vida y llegar a nuestra meta final: Amar y glorificar a Dios después de nuestra muerte, gracias a los méritos de Nuestro Señor Jesucristo.
Plan de Vida
Llamaremos a este plan: “Plan de Vida Espiritual”, como lo llamaba San Josemaría, que consiste en ponerle un orden a nuestra vida espiritual y de piedad, por amor a Dios y para tener presencia de Él durante el día.
El Plan de Vida Espiritual permite que el trato con Dios empape todo nuestro quehacer humano. De este modo santificamos y sobrenaturalizamos lo ordinario de cada día, para alcanzar aquella meta más alta que es el Cielo.
Normas del plan de vida
Este Plan de Vida, dependerá de cada persona y de su avance espiritual. Lo ideal y, pensando que la Eucaristía es el centro de nuestra vida cristiana, es que partamos con la Misa diaria, o al menos alguna adicional al Domingo.
Agregar otras actividades espirituales o también conocidas como Normas del plan de vida. El ofrecimiento del día cada mañana, la lectura de algún libro espiritual, algunos minutos de oración durante el día y el rezo del Rosario.
Es muy importante que la Virgen esté presente en nuestro Plan de Vida, ya que Ella es Madre de Dios y nuestra. Además, es mediadora entre Dios y los hombres. No debemos olvidar que Jesús hizo su primer milagro a petición de su Madre.
Finalmente, en la noche, sugiero, pedirle perdón a Dios por todo aquello en que lo hayamos contrariado y rezarle a la Virgen tres Ave Marías.
Como guante a la mano
El plan de vida ha de ser como ese guante de goma que se adapta con perfección a la mano que lo usa. Busca que tengamos presencia de Dios durante el día. Por eso, cada uno tendrá su propia forma.
Esas prácticas de piedad no han de convertirse en normas rígidas; sino que señalan un camino flexible, acomodado a cada condición de personas que viven en medio de la calle, con un trabajo profesional intenso, y con unos deberes y relaciones sociales que no se deben descuidar.
Podemos también realizar otros actos de piedad o adicionarlos a los anteriores: Lectura del Evangelio, rezo del Angelús, decir jaculatorias, rezar el Acordaos a la Virgen, ofrecer nuestro trabajo, etc.
Lo importante es partir y no desanimarse. En definitiva, perseverar en el Plan de Vida Espiritual. Es por eso que te aconsejo ir de a poco. En la medida que vayas logrando una meta te vas poniendo otra.
Acompañamiento espiritual para vivir el Plan de Vida
Si no tienes a alguna persona que te acompañe espiritualmente, sugiero que lo busques, porque te podrá ayudar a ir creciendo en tu vida espiritual y a crear tu Plan de Vida; y vivirlo en forma diaria y perseverante.
Normalmente, el deportista tiene un entrenador, el artista un manager, el ejecutivo un equipo que lo ayuda a tomar decisiones. Habitualmente, pedimos consejo en muchas cosas humanas. En nuestra vida espiritual también necesitamos a aquel sacerdote o a aquella persona que nos da confianza para avanzar hacia Dios.
Empezar o recomenzar hoy
No esperes a mañana para iniciar tu “Plan de Vida”, o para recomenzar si lo tienes y lo has dejado; puede que “el mañana” no llegue. Parte hoy mismo. De este modo, es muy probable que con la perseverancia diaria, tengas presencia de Dios cada día, unidad de vida; y logres la meta más importante de nuestro paso por esta tierra, que es llegar al Cielo a amar y glorificar a Dios. Pídele ayuda a la Virgen y ella oirá tus súplicas, para avanzar a la Vida Eterna Prometida.