Somos una creación de amor, somos fruto de un pensamiento de amor, de un Dios que hasta el extremo nos ha amado, tan grande ha sido su amor por nosotros que dio su vida por ti y por mí en la cruz.
¡Qué gran acto de amor! ¡Qué entrega tan inmensa la de Jesús que dio su vida como gran acto de amor para cada uno de nosotros!
No bastó a Jesús con dar su vida por nosotros, sino que quiso permanecer a nuestro lado para siempre, quiso estar para que lo busquemos a un Sagrario de distancia,¡qué milagro de amor tan infinito!, ¡qué tesoro tan grande tener a todo un Dios junto a nosotros hasta el final de los tiempos!
Plenitud del Amor
La plenitud del Amor, está en cómo Jesús nos ha amado, no habrá en otro lado nadie que nos ame como nos ha amado Jesús. Y su presencia real y perpetua está junto a nosotros en todo momento. Su presencia, que sana, que consuela, que reconforta, está siempre con nosotros, y esto gracias a la presencia real de Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar.
Y no hay mejor manera de estar en sintonía con Dios, que la visita al Santísimo, es el mismo Dios en un pedacito de pan, es toda una eternidad encerrada por amor bajo la forma del pan, es el amor de los amores siempre junto a nosotros para que nos dejemos amar por Él. Milagro de amor tan grande y tan sublime, todo un Dios, en un pedazo de pan por amor a ti y a mí.
Vamos a juntos a descubrir cómo la visita al Santísimo puede traer grandes beneficios para nuestra alma, nos ayudará a vivir plenamente nuestra vocación, y nos permitirá cultivar una rica vida interior junto a Jesús. Y es que cuando hablamos de amores, no hay amor más pleno que el amor de nuestro Señor por cada uno de nosotros. Todo un Dios para ti y para mí y en un pan.
Una mirada es la distancia entre dos enamorados
Pensar que la presencia real de Jesús, Dios y hombre está a un Sagrario y a una mirada de distancia, debe ser para nosotros motivo de una inmensa alegría y consuelo. Todo el amor que nuestro corazón siempre ha anhelado, toda la gracia que nuestra alma necesita está en el Santísimo Sacramento del Altar. Así como a dos enamorados los separa una mirada, a nosotros nos separa una mirada de todo el amor que el Santísimo desborda.
Cuando visitas a Jesús, verdaderamente real y presente en el Santísimo, tu corazón recibe todas las gracias que necesitas, todo el consuelo de tus aflicciones, y toda la fortaleza para seguir adelante ante toda adversidad. Es la presencia de Jesús capaz de resolverlo todo, es la presencia real y amorosa de nuestro Señor la que hará que estemos en sintonía con la voluntad amable y perfecta de Dios.
Todos anhelamos la felicidad, todos tenemos firmes deseos de amar y de ser amados, y no hay mejor manera de acercarnos a la plenitud del Amor que la intimidad con el Señor, la intimidad con Jesús sacramentado es la mejor manera de unir nuestro corazón muy íntimamente al corazón sacratísimo de Jesús. Por esto, si tienes dudas, aflicciones, inquietudes, colócalas todas a los pies de Jesús real, vivo y presente.
Cantemos al amor de los amores
Siempre ante la presencia del Señor debemos darnos tiempo para alabar la grandeza y la magnificencia de nuestro Señor, alabar su nombre, adorarlo, reconocer que es Jesús, el alfa y el omega, el principio y el fin de todo. Y que es Jesús el rey de nuestra vida, el número uno de nuestros corazones, a quienes debemos todo honor y toda gloria. Cuánta dicha la nuestra que nuestro Rey, nuestro amado, nos busca y tiene anhelos grandes en su corazón para cada uno de nosotros.
Es preciso también aprovechar nuestras visitas al Señor, para dar gracias, ser gratos es importante y necesario, puesto que todo cuanto hemos recibido y todo cuanto tenemos, nos viene por pura gracia de Dios. Y si nos detenemos a examinar nuestras vidas, es mucho lo que tenemos que agradecer al Señor. El don de la vida, el don de la familia, y todo lo que Dios permite que vivamos, puesto que todo sucede por el bien de todos quienes le amamos al Señor.
«Señor, hazme anhelar todo lo que me vas a dar»
No hay mejor lugar para depositar nuestros anhelos que el corazón de Jesús, este corazón que ama, este corazón que comprende, este corazón que refugia y que consuela, y no hay mejor momento que contarle nuestros anhelos a Jesús que la adoración al Santísimo. Todos nuestros sueños y anhelos están a un Sagrario de distancia.
Que siempre busquemos la voluntad de Dios, que siempre sea el Sagrario, el punto de encuentro donde nuestro corazón escuche la voz de Dios. Te puedo asegurar que no hay nada más pleno para el alma que hacer la voluntad del Señor, y es necesario escuchar la voz de Jesús para poder saber si la voluntad de Dios está floreciendo en nuestras vidas.
Recuerda «pide y se te dará», pon tus necesidades a los pies de Jesús Sacramentado, pon tus sueños y anhelos en el Corazón de Jesús, ten por seguro que el Señor sabe qué necesita tu alma y tu corazón. Pero pídele ante todo que todo aquello que Jesús te dará tu corazón lo anhele primero.