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San Camilo de Lelis – Servidor de los Enfermos

San Camilo de Lelis

San Camilo de Lelis nació en los Abruzos, una región italiana ubicada al este de Roma, el 25 de mayo de 1550. Fue un milagro porque su madre tenía 60 años, antes que él estuviera en sus brazos, ella había soñado que su hijo lideraba algo grande donde todos llevaban una cruz roja en su pecho.

San Camilo de Lelis dedicó su vida a  la carrera militar, siguiendo el ejemplo de su padre. Con el paso del tiempo le apareció una llaga en su pie, que lo obligó a dejar ese mundo e internarse en un hospital. Durante esa etapa de su vida, adquiere el mal hábito de los juegos de azar, pierde todos sus ahorros y su trabajo en el centro médico.

¿Le prometes cosas a Dios?

Tal vez su respuesta sea sí. Camilo de Lelis también lo hacía, a veces, pero no las cumplía. Como todo ser humano se equivocaba. Sin embargo, eso no implica olvidarse de Dios o creer que Él se enoja con nosotros. San Josemaría decía que la vida de un cristiano es “un continuo comenzar y recomenzar”. La promesa de Camilo fue hacerse religioso Franciscano, durante un tiempo le costó cumplirla.

Un buen día, en su trabajo, escuchó al sacerdote dar una charla espiritual, donde experimentó la llamada del Señor a una conversión profunda. Lloró y pidió perdón por sus pecados, decidiendo cambiar por completo con tan solo 25 años.

Ingresó al convento de los Franciscanos, pero otra vez apareció su herida del pie. Esto ocasionó que tenga que internarse en un hospital para ser atendido. Una vez superadas sus dolencias y ya recuperado, aplicó a los Capuchinos, quienes lo admitieron. De forma inexplicable su herida del pie apareció otra vez. Esta vez ya no fue una limitación sino un camino.

 

¿Cómo era su trato con Dios?

San Camilo rezaba todos los días el Rosario y motivaba a otros a acompañarle. En ese tiempo no era usual celebrar la misa todos los días, pero san Camilo intentaba traer al Señor al altar. Era evidente su devoción por la Eucaristía.

Buscaba la dirección espiritual de forma recurrente. Durante mucho tiempo encontró en san Felipe Neri esa ayuda divina. San Camilo oraba sin desfallecer. Su herida en el pie lo impulsó a atender a los enfermos por amor a Dios, los trataba como si fuesen Nuestro Señor en persona. Eso comentaban quienes lo rodeaban.

A pesar de su enfermedad san Camilo nunca estaba de mal humor. Se lo veía siempre sonriente. Su historia se caracteriza por acompañar a los hombres, en especial a los que sufrían. Esto es lo que llevó a san Camilo a entregar lo mejor de su paso por la tierra a los demás.

Otras enseñanzas de san Camilo

Cuando joven se sabe que tenía un carácter muy duro, gracias a la dirección espiritual lo fue moldeando. En la adolescencia estuvo rodeado de placeres y comodidades. Con el trato a los demás comprendió el valor de los objetos, la humildad y el sacrificio.

Otra devoción que caracterizó a san Camilo fue la que tenía por Jesús Crucificado. Tanto la observaba que decidió crear la Comunidad Siervos de los Enfermos.

“Que tu vida no sea una vida estéril. —Sé útil. —Deja poso. —Ilumina, con la luminaria de tu fe y de tu amor. Borra, con tu vida de apóstol, la señal viscosa y sucia que dejaron los sembradores impuros del odio. —Y enciende todos los caminos de la tierra con el fuego de Cristo que llevas en el corazón”. El primer punto del libro Camino de san Josemaría, representa la vida de san Camilo de Lelis, encendamos con el Amor de Dios.

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