San Juan Bautista, hijo de Zacarías y santa Isabel, quienes ya habían perdido la esperanza de tener hijos, pero un buen día, apareció san Gabriel en el templo y le dijo a su padre: «No tengas miedo, Zacarías; pues vengo a comunicarte que tú verás al Mesías, y que tu esposa va a tener un hijo, que será su precursor, a quien pondrás por nombre Juan«.
Sin embargo, Zacarías no estaba seguro, así que replicó al ángel: «¿Cómo podré asegurarme de que esto es verdad, si somos una pareja de edad avanzada?». El ángel le indicó que tuviera fe, que él venía del Trono de Dios.
Es importante destacar que celebramos a san Juan Bautista seis meses antes del nacimiento de Jesucristo, es decir 24 de junio. Ya que si el ángel avisa a María que su prima estaba embarazada de 6 meses, y se quedaron juntas 3 meses hasta el alumbramiento del Bautista, Jesús debe haber nacido seis meses más tarde.
¿Cómo era la vida espiritual de san Juan Bautista?
Vivía en penitencia y oración, le atraía mucho la naturaleza porque así se acercaba más al Señor. De su vestido se preocupaba poco, era muy desprendido de las cosas de la tierra, comía lo que buenamente encontraba en el camino, solo le preocupaba predicar el Reino de Dios.
San Juan Bautista cumplía lo que escribe san Josemaría: “Para ir adelante, en la vida interior y en el apostolado, no es la devoción sensible lo necesario; sino la disposición decidida y generosa, de la voluntad, a los requerimientos divinos”. (769, Surco).
Ya que todas sus acciones lo llevaban al encuentro con Dios, bautizaba en el río Jordán a todas las personas, muchos lo confundían con el Mesías, pero él decía: «Yo a la verdad os bautizo con agua para moveros a la penitencia; pero el que ha de venir después de mí es más poderoso que yo, y yo no soy digno ni siquiera de soltar la correa de sus sandalias. Él es el que ha de bautizaros en el Espíritu Santo”
Jesús vino al río Jordán para ser bautizado por san Juan Bautista, después de este acto, se. Se abrieron los cielos y se escuchó una voz que dijo: «Este es mi Hijo muy amado, en quien tengo todas mis complacencias». Juan visualizó al Espíritu Santo en forma de paloma, sus predicaciones fueron siempre acercar almas a Cristo.
¿Nuestras acciones son para el Señor?
En un ambiente de mucho ruido, de temas pasajeros, es muy difícil, pero debemos ir contracorriente. El Papa Francisco en la homilía del 24 de junio del 2014, comenta tres puntos sobre la vocación de san Juan Bautista:
Preparar, Discernir y Dejar que el Señor crezca.
Y nos invita a todos los cristianos a hacer lo mismo.
Primero prepararnos cada día para recibir al Señor en nuestro corazón, por ejemplo, en la comunión, acercarnos a ella con el alma libre después de una buena confesión. El beato Álvaro del Portillo la denominaba como “la Fuente de la Misericordia”.
Segundo discernir, es decir, reconocer a Dios y el amor que Él se merece y lo poco que nosotros le damos.
Por último, dejar que el Señor crezca, que nuestro ser disminuya, tal vez es complejo en los distintos contextos donde al ser humano le agrada figurar.
Sigamos el ejemplo de san Juan Bautista para donar nuestra vida al servicio de los demás, para llegar a Jesús.