En este escrito conocerán sobre la humildad y entrega de san Marcos. Fue alguien que nunca quiso figurar. Estuvo en segundo plano como asistente, traductor y taquígrafo del primer Papa, san Pedro. Puso sus dones al servicio de Dios, por lo cual hoy contamos con el original y vivido Evangelio según san Marcos. Que haya muchos más Marcos en esta vida para que así el mensaje de Dios llegue a más personas.
Recuerdo que cuando sentí el llamado a leer la Biblia el año pasado se lo comenté a una amiga. Ella estaba tomando un curso sobre la vida de Jesús y me dijo que le habían recomendado iniciar por el Evangelio de san Marcos porque era el más vívido de todos. Y eso fue lo que hice.
La humildad de san Marcos
Marcos era un niño cuando Jesús predicaba. Se dice que fue uno de los primeros que Pedro bautizó el día de Pentecostés. Lo acompañó como intérprete por muchos años y además fue su discípulo. Y por un corto tiempo se dice que colaboró también con Pablo de Tarso.
En un especial de Vatican News sobre este santo, expertos señalan que Marcos es considerado como “el taquígrafo” de san Pedro. “Su Evangelio fue escrito entre los años 50 y 60 dC. Según la tradición, transcribió la predicación de Pedro, dirigida principalmente a los primeros cristianos de Roma, sin elaborarla o adaptarla a un esquema personal”. Por lo anterior es considerado el patrón de los notarios y abogados.
Cuentan en uno de los artículos que leí, que Marcos se puso a escribir porque las personas que no lograban llegar a escuchar a Pedro le pedían que le contaran lo que él había dicho. Así, Marcos comenzó a dejar registradas todas sus enseñanzas.
“Jesucristo no envió a sus discípulos a escribir, sino a predicar, y ellos se ocuparon de difundir con los medios a su alcance la Buena Noticia que es Jesucristo. De esta predicación apostólica nacen los evangelios”.
Y fue Marcos el instrumento que sin duda utilizó el Espíritu Santo para que quedara registrada la predicación de Pedro.
Por tanto, el Evangelio que escribió san Marcos nace de una forma sencilla, sin planearlo. Marcos deja entrever la humildad de Pedro de reconocer sus faltas. Por ejemplo, el haber negado tres veces a Jesús antes de su muerte en la cruz. Marcos lo describe en manera sencilla, sin muchos adornos. Solo el hecho de que Pedro lo haya contado es señal de humildad y un ejemplo de que podemos caer, pero podemos también levantarnos. Pedro pudo perfectamente ocultarlo. Y no lo hizo. Marcos al escribir las predicaciones de Pedro fue también humilde ya que no incorpora sus propios análisis. No quiso figurar. Solo se limitó a escribir lo que tantas veces había escuchado.
El Evangelio según san Marcos
La introducción de la Sagrada Biblia de la Universidad de Navarra señala que Marcos tiene el don de dar vida a lo que cuenta. Yo lo pude comprobar leyendo el Evangelio que escribió.
Además, a mí me gustan mucho los saltos inesperados de un tiempo al otro cuando leo, y esta es una de las características de Marcos al escribir. Asimismo, utiliza mucho las descripciones detalladas.
“La narración se hace tan viva que parece oírse la voz de un testigo ocular …”, se indica en la introducción de este Evangelio. “En cambio, a diferencias de los otros evangelios, faltan en Marcos largos discursos”.
El mensaje que transmite Marcos tiene más que ver con su detallada descripción de los episodios de la vida de Jesús y sus discípulos. “…el Evangelio nos ayuda a trasladarnos a las pequeñas ciudades de la ribera del lago de Genesaret, a sentir el bullicio de las gentes que siguen a Jesús, a contemplar sus gestos; en una palabra, podemos asistir a la historia evangélica como si participáramos en los episodios”.
La entrega de san Marcos
Plinio María Solimeo en un artículo de la página Tesoros de la fe recoge esta cita de Fray Justo Pérez de Urbel que me pareció clave:
“En su papel de sombra de san Pedro, Marcos “pertenecía a esas almas admirables que brillan en segunda fila, o que saben retirarse a la penumbra para consagrarse a la gloria de un maestro, mereciendo así el premio de la modestia y haciendo su acción más fecunda, aunque menos personal”.
Lo que me ha impactado de este Santo es que sin ser uno de los apóstoles de Jesús, sin ser testigo ocular, pudo escribir un Evangelio con tanta vida. Sin duda se debe a que mientras acompañaba a Pedro escuchaba con mucha atención sus predicaciones a los nuevos cristianos y a los que se iban bautizando. En esa época que no había ningún medio para grabar, él pudo transcribir las predicaciones del primer Papa. Sin esta dedicación no tuviéramos hoy el Evangelio según san Marcos.
En la información que revisé indican que Pedro mandó a Marcos a predicar a muchas ciudades y que finalmente estableció su residencia en Alejandría, en Egipto, donde fundó una iglesia dedicada a san Pedro. En esa ciudad, según la tradición, san Marcos fue martirizado un 25 de abril del 68 dC. Sus restos fueron trasladados después a Venecia, quien lo escogió como patrono. Construyeron en su honor la bellísima Catedral de san Marcos.
Seamos como Marcos
Así como Marcos, cada uno de los que nos disponemos a poner los dones que tenemos al servicio de Dios estamos comunicando también la buena nueva que es vivir guiados por un solo Dios: Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Imaginemos lo que fueron esos años después de la crucifixión, muerte y resurrección de Jesús. Quedaron los 12 apóstoles con la responsabilidad de “id y predicad el Evangelio a todas las naciones”. Pero los que vinieron después, como fue el caso de Marcos, no habían conocido a Jesús, pero creyeron en lo que decían sus apóstoles que sí lo conocieron. En el caso de Marcos, su principal fuente de conocimiento fue Pedro.
Según el Papa Francisco, las palabras del Evangelio de Marcos “Id por todo el mundo y predicad el Evangelio a toda criatura” indican claramente qué quiere Jesús de sus discípulos.
Hoy en día cada uno de nosotros estamos llamados a ser discípulos de Dios en la tierra. El Papa Francisco es el representante de Dios y cada uno de los sacerdotes tienen la misión de que sigamos en la senda para ganarnos el cielo el día que dejemos esta vida terrenal.
Y cada uno de nosotros, como fue Marcos, podemos poner nuestro granito de arena para que más personas se acerquen a Dios.
Un discípulo cristiano acepta el llamado a predicar y difundir la Buena Nueva de Jesucristo. Pensemos qué pudiéramos hacer cada uno.
Por ejemplo, en la iniciativa de los 10 Min con Jesús América Látina, en la que colaboro escribiendo para este blog, hay una red de personas que hacen posible que hoy tú puedas leer este artículo. Somos muchos Marcos que nos hemos dispuesto a compartir nuestros dones y nuestro tiempo para conocer más a Dios y a la vez para hacer que más personas lo conozcan.
En mi caso es la escritura, pero sin la inspiración del Espíritu Santo no podría escribir. De eso estoy clara. Yo le pido esa inspiración fervientemente. Además, cada artículo que me piden escribir significa leer, investigar para lograr entregarlo el día que me lo piden. Crezco espiritualmente con cada uno. Es un ganar, ganar por donde se mire.
Y así cada uno de los que colaboramos pone al servicio de Dios sus dones. El que monta en el blog este artículo, quien le pone las ilustraciones, quien maneja los comentarios, el que se encarga que el sitio se mantenga actualizado, sin virus. En fin, es una cadena de personas que tiene a Dios como su jefe. A Él nos debemos.
Así Marcos puso sus dones al servicio de Dios. Sin duda sintió el llamado del Espíritu Santo para poder escribir un Evangelio inspirado en las palabras de Pedro