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Ecuatoriano. Ing. en sistemas con un doctorado en teología. Colabora con muchas iniciativas sociales.

6 min

Puedes llegar al Cielo (III): Señales del fin de los tiempos

En un mundo que huye de Dios proliferan concepciones curiosas sobre el fin del mundo, teorías, interpretaciones, algunas realmente fantásticas. El fin de los tiempos no es una mera base de ciencia ficción para películas de baja clasificación. Sabemos que es una enseñanza bíblica específica y es conveniente tener ideas claras al respecto.

¿Qué decimos los católicos?

El fin del mundo no es un concepto nuevo, aunque con una mayor educación científica y una mayor conciencia de la fragilidad del mundo y la civilización en su conjunto, hay una comprensión más profunda de cuán fácilmente podría llegar a su término.

Las primeras civilizaciones vieron los astros como algo eterno, hoy sabemos que toda materia está limitada, hasta las estrellas tienen una duración, aunque sea de millones de años. Todo lo que está hecho de materia tiene un fin, eso es una verdad comprobada.

Clima apocalíptico

Adicionalmente, tenemos cosas que llaman la atención: el conflicto armado en Ucrania ha traído el fantasma de una tercera guerra mundial, la muerte del Papa Benedicto se presenta como que Dios tiene menos aliados en la tierra, algunas apariciones o revelaciones particulares también colaboran a este clima apocalíptico.

El estudio de los últimos tiempos se conoce como Escatología. Proviene de un término griego que significa el estudio de las últimas cosas o tiempos. Este artículo no se propone ser una explicación de esta rama de la teología, pero sí dar pautas.

Diogneto

Partamos con algunas ideas que no son propiamente católicas:

El arrebatamiento

Hace poco escuché esta idea sostenida entre algunas iglesias cristianas. De hecho, se puede consultar en elarrebatamiento.com. Se trata de un concepto escatológico que consistiría en la creencia de que, al descender Jesús del Cielo a la tierra, los muertos que llevaron una vida cristiana resucitarán,​ y los creyentes que se hallen vivos serían raptados o llevados de la tierra junto con ellos para encontrarse con Dios en el Cielo.​ Así lo encontramos en el evangelio de san Mateo:

Unos serán arrebatados y otros serán dejados (Mt 24, 40).

La idea primordial es que se debe estar preparado para el arrebatamiento. La urgencia de que ya llega el momento supuestamente se demuestra con un montón de noticias catastróficas y teorías un poco confusas que unen desde política hasta terremotos para justificar la inmediatez de la segunda venida de Cristo.

Nadie sabe el día ni la hora

La verdad es que la fe católica nos habla de que nadie sabe el día ni la hora, y que no debemos preocuparnos de llegar a ser arrebatados, sino de llegar a ser santos, que es la verdadera llamada que cada uno de nosotros ha recibido: sed santos, porque yo soy santo.  (1 P 1, 16).

Purgatorio

El papel del purgatorio

En noviembre hice un post sobre la necesidad de rezar por los difuntos que se volvió viral, porque muchas personas empezaron a protestar diciendo que después de la muerte no hay forma de limpiar nuestra vida.

Me llamó mucho la atención y después de investigar encontré que este es un punto que nos divide de varios de nuestros hermanos evangélicos, para ellos no existe esta etapa de purificación. Encontré una interesante discusión en 1598 entre dos teólogos, uno calvinista y otro católico sobre el tema. ¡Esto viene de lejos!

Purificación completa

Es claro que para que el hombre pueda unirse a Dios, debe eliminar toda huella de apego al mal, la purificación debe ser completa (Mt 22, 11-13), y esto es precisamente lo que entiende la doctrina de la Iglesia sobre el purgatorio. Tiene que ver con el juicio final, en que después del fin del mundo ya no será necesaria esa purificación adicional, todo será o cielo o infierno.

La existencia del purgatorio es dogma de fe, se deduce claramente de ciertos pasajes de las Sagradas Escrituras y está confirmada por la Tradición. En algunas confesiones cristianas no se reconocen como canónicos algunos libros de la Biblia, por ejemplo, los Macabeos, donde se explica con claridad la necesidad de rezar por los difuntos.

Como lo vemos en el Catecismo, la doctrina sobre el Purgatorio hace parte del magisterio de la Iglesia. Nos da también tranquilidad en la forma de enfrentar el fin del mundo.

INQUIETUDES

Las revelaciones particulares

Meses atrás me invitaron a una parroquia a hablar por zoom sobre la devoción a nuestra Señora. Acepté encantado, el tema me apasiona, al terminar comenzó una rueda de preguntas, ninguna fue sobre lo explicado, el público buscaba claridad sobre una serie de revelaciones privadas que algunos de los feligreses defendían como imprescindibles. Se trataba de cosas que la Virgen habría solicitado hacer por el fin del mundo.

No me quedó más que afirmar lo del Catecismo, que a lo largo de los siglos ha habido revelaciones llamadas «privadas», algunas de las cuales han sido reconocidas por la autoridad de la Iglesia. Estas, sin embargo, no pertenecen al depósito de la fe.

La fe cristiana no puede aceptar «revelaciones» que pretenden superar o corregir la Revelación de la que Cristo es la plenitud. Me parece que la actitud correcta debe ser esforzarse por hacer rendir los talentos que Dios nos ha dado, sabiendo que, como dice el Señor, en el final de esa parábola, el que tiene, hasta lo que tiene, le será quitado, por no haber sabido darle al dueño lo que le había pedido.

¿Cuáles son las señales de los últimos tiempos?

1. Conversión del pueblo judío.

En las Escrituras se explica que el Mesías será reconocido por «todo Israel» (Rm 11, 26; Mt 23, 39) del que «una parte está endurecida» (Rm 11, 25) en «la incredulidad» (Rm 11, 20) respecto a Jesús. Son llamativas las palabras de San Pedro a los judíos de Jerusalén después de Pentecostés:

«Arrepentíos, pues, y convertíos para que vuestros pecados sean borrados, a fin de que del Señor venga el tiempo de la consolación y envíe al Cristo que os había sido destinado, a Jesús, a quien debe retener el cielo hasta el tiempo de la restauración universal, de que Dios habló por boca de sus profetas» (Hch 3, 19-21).

Señales del fin de los tiempos
2. Una persecución a la Iglesia.

Antes del advenimiento de Cristo, la Iglesia deberá pasar por una prueba final que sacudirá la fe de numerosos creyentes. La persecución que acompaña a su peregrinación sobre la tierra desvelará el «misterio de iniquidad» bajo la forma de una impostura religiosa que proporcionará a los hombres una solución aparente a sus problemas mediante el precio de la apostasía de la verdad.
Otro elemento que deberá aparecer es la figura del Anticristo. No sabemos si como persona, como idea o como una organización, lo que está claro es que se adora a sí mismo, colocándose en el lugar de Dios. No hace mucho algunos creyeron ver en el comunismo la imagen del Anticristo por la fórmula de felicidad terrena que traía al hombre. Se lee en la primera carta de San Juan ¿Quién es el mentiroso, sino el que niega que Jesús es el Cristo? Ése es el anticristo, el que niega al Padre y al Hijo. (1Jn. 2,22)

3. Juzgar a vivos y muertos.

Jesús anunció en su predicación el Juicio del último Día. Se trata de un evento, donde se pondrá a la luz la conducta de cada uno (cf. Mc 12, 38-40) y el secreto de los corazones (Lc 12, 1-3). El pleno derecho de juzgar definitivamente las obras y los corazones de los hombres pertenece a Cristo como Redentor del mundo. «Adquirió» este derecho por su Cruz. Como dice el Catecismo:

Cristo glorioso, al venir al final de los tiempos a juzgar a vivos y muertos, revelará la disposición secreta de los corazones y retribuirá a cada hombre según sus obras y según su aceptación o su rechazo de la gracia. (Catecismo n. 682)


Escrito por

P. Juan Carlos

Ecuatoriano. Ing. en sistemas con un doctorado en teología. Colabora con muchas iniciativas sociales.

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