¿Sabías que hace no mucho tiempo no se podía comulgar con frecuencia? Ni siquiera si ibas a Misa todos los domingos podías recibir a Jesús Sacramentado todas las semanas, y peor pensar comulgar todos los días. Fue San Pío X quien en 1905 animó a los fieles a comulgar con frecuencia y estableció unos criterios más sencillos para poder hacer la primera comunión.
En 10 Min con Jesús América Latina estamos explicando varias prácticas de piedad para estructurar el plan de vida. Y como comulgar es el acto más sublime de nuestra vida, en el plan de vida espiritual ocupa un lugar privilegiado. Es recomendable comulgar lo más a menudo posible, siempre que se haga con las debidas disposiciones. Normalmente se comulga dentro de la Misa, pero en caso de imposibilidad, se puede acudir también solo a recibir fuera.
Es fundamental poder recibir la comunión o la Eucaristía, porque es recibir al mismo Cristo, el Hijo de Dios vivo, que está bajo las especies sacramentales. Profesamos que en el Santísimo Sacramento de la Eucaristía están «contenidos verdadera, real y substancialmente el Cuerpo y la Sangre junto con el alma y la divinidad de nuestro Señor Jesucristo, y por consiguiente, Cristo entero».
La Eucaristía fortalece la caridad que, en la vida cotidiana, tiende a debilitarse, y esta caridad vivificada borra los pecados veniales. Dándose a nosotros, Cristo reaviva nuestro amor y nos hace capaces de romper los lazos desordenados con las criaturas y de arraigarnos en Él. Además, nos preserva de futuros pecados mortales. Cuanto más participamos en la vida de Cristo y más progresamos en su amistad, tanto más difícil se nos hará romper con Él por el pecado mortal.
¿Qué se necesita para recibir a Cristo en la comunión?
Para recibir a Cristo en la comunión eucarística es necesario cumplir con algunos mínimos: estar bautizado y hallarse en estado de gracia. Si uno tiene conciencia de haber pecado mortalmente, es decir de haber ofendido a Dios en materia grave, con plena advertencia, no debe acercarse a la Eucaristía sin pedir perdón y haber recibido previamente la absolución en el sacramento de la penitencia (te recomiendo la conferencia online: «Examen de conciencia y confesión»).
Las personas que no pueden comulgar porque están físicamente lejos o se encuentran en situación irregular (divorciados vueltos a casar, etc.) pueden recurrir a la Comunión espiritual, que es poco conocida y poco practicada. Sin embargo es un manantial especial e incomparable de gracias. Por medio de ella muchas almas llegaron a gran perfección. Esta antigua devoción anima a los fieles a desear ardientemente recibir al Señor en el Santísimo Sacramento y expresarlo en una frase.
Puedes repetir esta comunión espiritual muchas veces al día diciendo: «Yo quisiera, Señor, recibiros con aquella pureza, humildad y devoción con que os recibió vuestra Santísima Madre, con el espíritu y fervor de los Santos. Amén».
Para finalizar, puedes escuchar una meditación sobre la Comunión puedes hacer click aquí.
Este artículo es parte de la serie plan de Vida de 10 Min con Jesús América Latina. Para ver más material sobre la serie puedes seguirnos en instagram https://www.instagram.com/10minconjesusal/ o Facebook https://www.facebook.com/10MinconJesus