En una anterior entrega hablamos del plan de vida como un conjunto de prácticas de piedad que se distribuyen a lo largo del día y que nos llevan a buscar a Dios, encontrarlo y tratarlo siempre. Admirándolo con amor en medio de las fatigas del trabajo ordinario.
En la serie que llevamos, empezamos hablando de la importancia de entregarle nuestras obras al Señor. Y como la Eucaristía es el centro de nuestra vida, hoy es el turno de hablar de este tema, ya que es lógico que varias de esas normas o prácticas de piedad giren a su alrededor.
¿En qué consiste la visita al Santísimo?
Hablamos aquí de la Visita al Santísimo, que consiste en ir a una capilla, iglesia o donde esté reservado el Santísimo Sacramento y literalmente visitarlo. Quedarte dos o tres minutos rezando una breve oración. Una posible forma de hacerlo es rezar tres estaciones al Santísimo, cada una constituida por un Padrenuestro, un Avemaría y un Gloria, terminar con una Comunión Espiritual.
Hay personas que viven cerca de una iglesia o les queda de camino a su trabajo. Es la norma ideal para los que no tienen tiempo pero quieren crecer en amor a la Eucaristía. Sabemos que es preciso adorar devotamente a este Dios escondido en la Hostia Santa porque es el mismo Jesucristo que nació de María Virgen. El mismo que padeció, que fue inmolado en la Cruz, el mismo de cuyo costado traspasado manó agua y sangre. Por lo tanto, es lógico que queramos visitarlo donde Él está físicamente.
Es un consejo que nos dan muchos santos, uno decía: «no dejes la Visita al Santísimo». —Luego de la oración vocal que acostumbres, cuéntale a Jesús, realmente presente en el Sagrario, las preocupaciones de la jornada. Y tendrás luces y ánimo para tu vida de cristiano—.
Si el plan de vida está dirigido a enamorarnos más de Dios, esta pequeña norma lo consigue. Decía San Josemaría, «es que el amor va brotando, comenzaste con tu visita diaria… no me extraña que me digas: empiezo a querer con locura la luz del Sagrario. No te sorprendas si con el tiempo te surgen ganas de dedicarle más tiempo a esta visita».
Cuando es imposible acudir al Sagrario de modo físico, también podemos hacerlo con el corazón. Algunas veces nos ayudará a sentirnos seguros, a recuperar la serenidad, pero sobretodo nos servirá para sentirnos amados… ¡y para amar!
Si quieres escuchar una meditación sobre la Visita al Santísimo puedes hacerlo aquí. Este artículo es parte de la serie plan de Vida de «10 Min con Jesús Latinoamérica». Para ver más material sobre la serie puedes seguirnos en Instagram o Facebook.