1. Templanza: armonía interior
La templanza es una de las cuatro virtudes cardinales que nos ayuda a disfrutar de los bienes con libertad, sin conceder que nos dominen ni esclavicen.
Dios creó el mundo y constituyó al hombre cabeza de la creación. A causa del desorden que introdujo el pecado en el mundo, el hombre ha de esforzarse y luchar para no verse prisionero y esclavo de los bienes que creó Dios para Él, para que también a través de ellos pudiera alcanzar el Cielo. Especialmente en nuestros días, parece que muchos tratan de poner como fin lo que Dios puso como medio.
Articulo Completo Aquí2. La Fortaleza
La fortaleza no es exclusiva para momentos drásticos. El día a día también nos la exige… y la Virgen María nos muestra cómo vivirla. María no temió los peligros, disgustos ni sufrimientos. Los miedos espontáneos y naturales los supo superar al mirar a Dios, al sumergirse en los ojos de su Hijo. Siendo también Madre nuestra, nos educa para que seamos capaces de compartir su fortaleza.
Articulo Completo Aquí«La virtud de la fortaleza requiere siempre una cierta superación de la debilidad humana y, sobre todo, del miedo. Porque el hombre teme por naturaleza espontáneamente el peligro, los disgustos y sufrimientos», explicó.
3. Prudencia
La palabra prudencia proviene del latín ‘prudentia’, pro- (antes) y videntia (visión, contemplación). Así, la prudencia consiste en la capacidad de contemplar de manera anticipada las posibles consecuencias de las propias acciones. La verdadera prudencia nos dice que “es la que permanece atenta a las insinuaciones de Dios y, en esa vigilante escucha, recibe en el alma promesas y realidades de salvación” (Amigos de Dios, 87).
Articulo Completo Aquí¡María, Virgen Prudente, que siempre actuaste con discernimiento, sabiduría, cordura, justa medida, moderación, discreción y cautela, ayúdame también a tener memoria de los acontecimientos pasados y ponerlos con el corazón abierto en mi oración para aprender de ellos y mejorar!
4. Justicia
La justicia es una virtud cardinal fundamental en la vida cristiana. Su importancia radica en que nos ayuda a vivir de acuerdo con la voluntad de Dios y a tratar a los demás con equidad y rectitud.
La mejor definición de justicia es la que dice que es una virtud moral que nos llama a dar a cada uno lo que le corresponde según el derecho y la equidad. Desde el punto de vista cristiano, podemos decir que es una respuesta al amor de Dios y nos invita a tratar a los demás con dignidad y respeto, reconociendo su igualdad y defendiendo sus derechos.
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